XI ★ ¡La Atualf es robada!

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Había una chimenea encendida, el fuego crepitaba con ímpetu. Delante estaba Nereida, con ropa de colores oscuros como de costumbre. Hoy llevaba un delineado muy bonito y el cabello arreglado, por lo que no estaba usando su sombrero de punta. Se mostraba seria. Estaba en una habitación de muros de piedra maciza y techo alto. Su semblante no se inmutó siquiera cuando entró aquel hombre.


Un mago alto y apuesto, aunque a decir verdad lo único que a Nereida le gustaba de él era su sedoso pelo negro. Ver cómo sus negros mechones danzaban sobre la cabeza del chico provocaba que la bruja se mordiera el labio inferior con picardía. Pero en el fondo no estaba interesada en Hendo Majhicke, ni en nadie más.


«Tener pareja sólo quita tiempo», solía decir su amiga Mace Noher.


«Pero teniendo pareja al menos puedes satisfacer tu antojo sexual», decía a su vez el faiyano Kezah Fáred.


-Fue bastante difícil extraer esto de los objetos antiguos, pero aquí las tienes -dijo Majhicke mostrando unas cuantos pergaminos vetustos-. ¡Las melodías para la Atualf!


-¿Son auténticas? -cuestionó Nereida con leve recelo.


-¿Que si lo son? ¡Güoh! Si se enteran de que estoy dándote las únicas copias que tienen me decapitarían hoy mismo, o peor aún, ¡invocan al Perro Maldito para que me engulla! No dejarían que me matara con su silbido. Mujer, son auténticas. Son copias de las copias de las copias de las copias que escribió la Señora Lóbrega al cabo de haber hurtado las que compuso Aromus Gaderiln.


-Está bien. Te creo. Ahora entregármelas.


-Antes dame lo que acordamos, hija de Tidón G.


Nereida refunfuñó algo inaudible. Se inclinó parándose de puntitas y le dio un beso en la mejilla a Hendo, el cual sonrió con suficiencia.


-Dije que el beso no era obligatorio, Nery, pero sí lo otro.


-Ojalá Durmor te arrastrara a la oscuridad de la galaxia -gruñó Nereida.


-Mejor que me reclute como su mano derecha.


-No reclutó a los hermanos Glir-Uhjab, dudo que reclute a un Deriln como tú. -Nereida metió las manos por debajo de su túnica e hizo descender unas bragas blancas con estampado de flores de colores-. Por tu culpa sentiré frío allí abajo cuando me vaya.


-Podría calentarte, pero te niegas -decía Majhicke mientras tomaba las bragas que ella le entregaba-. ¡Jum! Para ser tú esto es mucho, ¿sabes?


Nereida desvió la mirada, ruborizada e indignada, incluso se cruzó de brazos.


-Eres un idiota, arriesgas tu vida por unas bragas.


-Como si fueran las bragas de la mismísima diosa Nergya -rio Majhicke con gracia-. Además, recuerda que hubo un Mago Lóbrego que destruyó un pueblo buscando una esposa de tetas grandes.


Nereida exhaló un pesado suspiro, llevándose una mano a la frente.


-Siempre he pensado que la lujuria es mayor en los hombres.


-Lo que pasa es que no te has dejado llevar. -Hendo Majhicke le entregó entonces los pergaminos. Fue allí que cambió su semblante jocoso por uno severo en lo absoluto-. Debes tener cuidado, ¿entiendes? Desde hace mucho se sabe que el Ejército Estrella ha estado también en busca de la Atualf, su general no ha parado de buscarla junto a estas melodías. Desde la Novena Edad los bodorianos tienen lazos fuertes con el Ejército Estrella, así que cuídate de ellos igual, porque buscan la Atualf para ellos.


-¿Cuáles melodías crees que debería tocar? -quiso saber Nereida, dubitativa.


-Ehm... Yo diría que El lamento de la estrella alta, aunque para despertar al Titán te recomiendo Después del anochecer. Dice que la Bruja Innombrable usó la tonada de Ratas para controlarlo mejor. Y si despiertas al Titán sacrificando a un recién nacido, con un fragmento de alma y sangre akertana ten mucho, pero mucho cuidado, que no sabemos si esta vez vaya A. Gaderiln auxiliarte a ti y al planeta en donde hagas resurgir a Deragah. Cuidado. Están los Policías del Segundo Cielo, los Magos Benévolos, el Ejército Estrella y quienquiera que te pueda hacer frente. Recuerda lo que les sucedió a Dádmal el Terrible, Ignómal el Monstruo Negro y a la propia Bruja Innombrable.

Gaderiln -Taflau- I. Jaede y la Flauta MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora