Al despertar tenía a las chicas durmiendo a mi lado, normalmente cuando duermo con ella me despierto en la madrugada y daba paseos por todo el castillo, así que seguí la rutina de siempre, caminar hasta que amanezca.Los pasillos estaban en completa oscuridad y el frío en el colegio cada vez era más frio, empezó a llover. Me relaje y empecé a pensar que quiso decir Voldemort el año anterior.
Un rayo hizo que me sobresaltara y soltará un suspiro, pasaban los minutos y sentía que algo no iba bien.
Observaba los alrededores. Una sensación más fuerte llegó a mi, algo malo estaba por suceder, asi que di la vuelva para volver a mi habitación.
Choque con algo o alguien.
— ¿Te encuentras bien? — Alce la vista encontrándome con Lockhart
— No me vaya a castigar, por favor. — Suplique
— No lo haré, pero tienes que acompañarme a un lugar. — Me miró sonriente mientras esperaba una respuesta, algo me decía que no, pero no quería cumplir castigos.
— Bien, ¿A dónde es? — Respondí
— Solo sígueme, nada malo sucederá. — Empezó a caminar a dirección contraria y lo seguí, luego paro enfrente del salón DCAO.
— Pase. — Me dió espacio para entrar
— ¿Ahora que tengo que hacer? — Pregunté cruzandome de brazos
Empezó a reír y lo mire confundida.
— Petrificus Totalus. — Me lanzo un hechizo y antes de caer al suelo me cogio de la cintura — Te haré ir al Paraíso para que bajes nuevamente al infierno.
Lockhart atrevidamente empezó a besar mi cuello, succionando y asiendo que me sienta asqueada, con todo, hasta conmigo misma. Las lágrimas no tardaron en llegar y en el momento en el que Lockhart se dió cuenta de mis lágrimas con su dedo las cogió y las bebió riendo, cada vez era más horrible, sentía que quitaba cada prenda de ropa y se masturbaba con ella.
— Por Merlin, estás... Buenisima. — Me tocó las piernas y luego mi parte íntima.
Me quito mi blusa y luego mi ropa interior, me sentía asquerosa ante los toques del profesor.
— No me haga esto, por favor. — Rogue y más lágrimas salían de mis ojos
— Deja de quejarte, te gustará. — Dijo y empezó a besar mi cuello, trataba de patalear pero estaba inmóvil por el hechizo.
Dejo de besar mi cuello para después empezar a quitar su ropa quedando sin nada encima.
Empezó a masturbarse enfrente mío mientras me miraba y cada vez se masturbaba más rápido haciendo que salga de el un líquido blanco y el la boto toda en mi zona íntima.
— Ahora sigue lo mejor. — Sonrió y centro su miembro en mi y entro bruscamente haciendo que suelte un grito del dolor
— Sin gritar, niña mala. — Rio — Fermaportus
Empezó a penetrar bruscamente y a besar mi clavícula. Y un trueno sonó haciendo que cierre mis ojos
— Estás tan apretada. — Gimió
Salió de mi y nuevamente su líquido salió disparado hacia mi.
Se empezó a vestir rápidamente.
— Ya vuelvo, no hagas ruido. — Me dijo saliendo por la puerta de su oficina, los truenos se oían más fuertes que nunca, si antes me gustaban ahora los odiaba.