Chapter 28

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Al llegar a la plataforma 9¾ Tom, Draco y yo nos subimos al tren, Tom se dirigió hacia el otro lado del tren mientras que Draco y yo nos encontramos con Crabbe y Goyle.

— Ve y siéntate, luego iré a buscarte. — Me dijo Draco y me fui a buscar algún asiento.

Me senté sola y para mí suerte era frente al trío de oro, quienes estaban con otros amigos, paso el rato y ellos hablaban sobre Quiddich.

— Por primera y última vez en tu vida, Weasley. — Escuché la voz de Draco.

Draco acababa de aparecer en el vano de la puerta, del trío de oro. Detrás de él
estaban Crabbe y Goyle, sus enormes y brutos amigotes, que parecían haber
crecido durante el verano al menos treinta centímetros cada uno. Evidentemente, habían escuchado la conversación a través de la puerta del compartimiento,
que Dean y Seamus habían dejado entreabierta.

— No recuerdo haberte invitado a entrar, Malfoy —dijo Harry fríamente.

— ¿Qué es eso, Weasley? —preguntó Malfoy, señalando la jaula de
Pigwidgeon. Una manga de la túnica de gala de Ron colgaba de ella
balanceándose con el movimiento del tren, y el puño de puntilla de aspecto
enmohecido resaltaba a la vista.
Ron intentó ocultar la túnica, pero Malfoy fue más rápido: agarró la manga y tiró de ella.

— ¡Miren esto! — exclamó Draco, encantado, enseñándoles a Crabbe y a
Goyle la túnica de Ron—. No pensarás ponerte esto, ¿eh, Weasley? Fueron el
último grito hacia mil ochocientos noventa...

— ¡Vete a la mierda, Malfoy! —le dijo Ron, con la cara del mismo color que
su túnica cuando la desprendió de las manos de Malfoy.

Malfoy se rió de él sonoramente. Crabbe y Goyle se reían también como
tontos.

— ¿Así que vas a participar, Weasley? ¿Vas a intentar dar un poco de
gloria a tu apellido? También hay dinero, por supuesto. Si ganaras podrías
comprarte una túnica decente...
— ¿De qué hablas? —preguntó Ron bruscamente.
—¿Vas a participar? —repitió Malfoy—.  Supongo que tú sí, Potter. Nunca
dejas pasar una oportunidad de exhibirte, ¿a que no?

— Malfoy, una de dos: explica de qué estás hablando o vete — dijo Granger con irritación, por encima de su Libro reglamentario de hechizos,
curso 4º.

Una alegre sonrisa se dibujó en el pálido rostro de Draco.

— ¡No me digan que no lo saben! —dijo muy contento —. ¿Tú tienes en el
Ministerio a un padre y un hermano, y no lo sabes? Dios mío, mi padre me lo
dijo hace un siglo... Cornelius Fudge se lo explicó. Pero, claro, mi padre
siempre se ha relacionado con la gente más importante del Ministerio... Quizá
el rango de tu padre es demasiado bajo para enterarse, Weasley. Sí... seguramente no tratan de cosas importantes con tu padre delante.

Volvieron a reírse, Draco les hizo una seña a Crabbe y Goyle de irse y ellos de inmediato obedecieron. Draco entro apenas ellos se fueron y cerró la puerta deslizadora.

— Deberías dejar de estar metido en la vida de ellos.

...

Los carruajes atravesaron las verjas flanqueadas por estatuas de cerdos
alados y luego avanzaron por el ancho camino, balanceándose peligrosamente
bajo lo que empezaba a convertirse en un temporal. Pegando la cara a la
ventanilla.

— Tengo ansías de llegar a Hogwarts.

— Me alegro por ti, Draco.

— ¿Volverás a hablar con las chicas?

— Con Pansy, claramente si. A la otra no la conozco.

Draco me miró extrañado y yo no entendía el porque, simplemente desvíe la mirada.

My Last Act Of Love. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora