¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estoy nuevamente en la montaña, permanezco sentada observando Londres. Paso mi dedo por el césped pasando mis dedos por la pequeña hierva.
— Te dije que mis coincidencias si existían.
Me pongo de pie girandome de inmediato para encontrarme con Antoni, me observa con una sonrisa encantadora y me examina con detenimiento.
— Antoni...
— No portas anillo, ojos más serenos pero aún adoloridos y esa marca en tu brazo me da muy mala pinta.
— Yo, estoy divorciandome. — Sonrio un poco llevando mi cabello detrás de mi oreja.
— ¿No llevas mi saco contigo? Pronto va a refrescar. — Se acerca y me hace una seña con su mano para que le extienda mi brazo lo cual hace comenzando a tallarlo con delicadeza.
— Christopher lo quemó — Susurro siguiendo cada uno de sus movimientos.
— ¿El te lastimó? — Sus ojos azules se oscurecen despertando una incógnita de su color ojos original.
— Mi piel es sensible — Me limito a responder.
— Christopher siempre ha sido muy bestia. Pero me ocasiona conflicto que te dejara tan mal este brazo. — Deposita un beso en mi mano para después subir a mi brazo donde esta la marca.
Mi respiración se corta y cuando me deja ir suelto el aire que estaba reteniendo. Me sonríe con sorna y garraspeo.
— ¿Lo conoces?
— Claro. Somos viejos amigos o éramos ya que hace mucho no nos vemos las caras, no le caigo bien. — Se acerca y posa su dedo índice en mis labios — Que sea un secreto mi presencia en Londres.
Asiento y sonríe deslizando su dedo por mi mandíbula hasta subir a mi mejilla, toma un mechón de mi cabello rubio llevándolo a su nariz. — Sabrina. — Saborea mi nombre — Estás desceosa de adrenalina, de que te traten como corresponde, que te veneran.
Su respiración y la mía se mezclan, desvío un poco mi mirada hacia abajo de la montaña donde un hombre nos mira pero apenas lo descubro mira a otro lado de inmediato.
Antoni parece darse cuenta y frunce el ceño para tomarme de las caderas. — Ali. Espera abajo, no te quiero aquí arriba merodeando.
Me da una vuelta haciendo que vea el paisaje, hace a un lado mi cabello comenzando a besar mi cuello con delicadeza, baja un poco los tirantes de mi vestido para besar mis hombros.
— Antoni — Jadeo.
— Te he metido en problemas con mi saco entonces. Permiteme arreglarlo. — Susurra en mi oído, su mano se posa en mi pierna la cual sube alzando mi vestido.
Muero mi labio inferior pero de inmediato su mano sube a mi boca haciéndome soltar mi labio. — No hagas eso. — Me voltea colocando sus manos en mi culo. — Mi hermosa joya esmeralda — Su boca impacta con la mía.
Debora mi boca sin dejar de tocar mi trasero, juega con el hilo de mis bragas haciéndome gemir profundamente en sus labios. Sonríe con complacencia mordiendo mi labio, comenzó a humedecerme por lo que llevo mis manos a su cuello abrazándolo aceptado sus caricias.
Sus manos se apartan de mi cuerpo pero continua besándome, me separo un poco cuando baja la cabeza para desabrochar su saco y camisa. — Principessa — Habla en mis labios volviendo a devorarme.
Mis manos bajan a su pecho ayudándolo a quitar su camisa, sus manos suben a mi espalda bajando el cierre del vestido. Se aleja para poner su saco en el césped y quitarme la ropa con total delicadeza.
Besa mi cuello cuando ambos terminamos arriba de su saco, abre mis piernas para meterse entre ellas permitiendome acariciar su espalda desnuda. Admiro su abdomen cuando me mira a los ojos jadeando. Subo la mirada y lo atraigo hacia mi volviendo a besarlo.
Sonríe y escucho su cinturón, su miembro choca contra mi sexo húmedo haciendome gemir. — Haz que me detenga joyita — Gime en mis labios — Hazlo o no podre detenerme después.
— Te deseo Antoni. — Jadeo cuando vuelve a puntearme con la cabeza de su miembro.
Me quita mis bragas acariciando mis piernas, veo su miembro erecto y trago saliva al ver el tamaño. Beso mis muslos llegando a mi sexo pasando su lengua húmeda haciendo que arquee mi espalda con placer sosteniendolo de sus cabellos.
Hunde su lengua en mi interior sacándome varios gemidos, siento como juega con su dedo y lengua en mi clitoris. Mi vista se nubla por lo que cierro los ojos con fuerza.
— Abrelos — el aire caliente en mi sexo me hace jadear — Mirame principessa.
Abro los ojos con dificultad hasta que mi mirada enfoca su sonrisa, vuelve a hundirse en mi interior haciéndome gritar de placer. Sus dos dedos me masturban sin dejar de atender mi botón con su boca.
Cuando siento que voy a venirme, lo hace más rápido y profundo. Un nudo de forma en mi vientre cuando mi orgasmo explota. Saca su rostro y me mira relamiendose los labios. La vergüenza me invade y quiero cubrir mi rostro pero me lo impide.
— Voy a cogerte — Se acomoda entre mis piernas y sin piedad o esperar a que me recupere me penetra con fuerza. Lo abrazo por la espalda arañandola. Mi cara se siente caliente o toda yo está hirviendo.
Grito con cada embestida que me da, una más fuerte que la otra. Debora mi boca, abofetea mis tetas, las chupa, muerde y pellizca. Me aferro a su espalda gimiendo sin control escuchando el sonido de nuestros cuerpos.
Estoy por venirme y lo abrazo con mis piernas, ambos gemimos cuando llegamos al clímax. Abro los ojos al darme cuenta del condon pero agradeciendo que me cuido.
— No hemos terminado. — Besa mis labios de forma corta, apenas me da tiempo de reaccionar cuando sale de mi dándome la vuelta poniéndome en cuatro.
Me azota dos veces el culo y vuelve a entrar en mi interior sosteniendome de las caderas, sus testuculos chocan contra mí pelvis haciendome gritar como una jodida loca. Muerdo mi labio y me azota nuevamente.
— Grita. Hazlo. — Me ordena — Me gusta oír como disfrutas. Dime cuanto te gusta que Antoni Mascherano te folle, dime cuanto adoras mi verga en tu interior Sabrina.
— ¡OH! — Grito y cierro los ojos unos segundos para volver a abrirlos. Me está follando literalmente en lo alto de todo Londres. — ¡Me gusta, me gusta! — Gimo y cada vez lo hace más rápido. Pega mi rostro en su saco y sostiene mis manos en la espalda embistiendome con más fuera y velocidad.
Mi orgasmo viene y mis paredes se contraen apretando su miembro de nuevo sacandole un gruñido. — Vente para mi principessa, baña mi verga con tus fluidos. — Ordena y eso es suficiente para que me deje ir, me corro con fuerza soltando un gran jadeo junto a varios suspiros. Sale de mi y se deja caer a mi lado colcoandome en su pecho enredando sus piernas con las mías.
Antoni mira el cielo mientras yo tengo mi mano en su pecho bajando a su abdomen palpando con confianza pero sonrojada y no me dice nada, no lo impide. Simplemente acaricia mi espalda con sus dedos hasta que lleva a mi cintura pasando con delicadeza.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.