Twelve

3.3K 372 30
                                        

— No puedo — Patrick se aleja de mi pasando una mano por su cabello — ¿No te sientes culpable? — Me observa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— No puedo — Patrick se aleja de mi pasando una mano por su cabello — ¿No te sientes culpable? — Me observa.

— Patrick yo no soy la casada. No tengo porque simpatizar con tu esposa ya que no le debo nada, mucho menos es mi amiga.

— Pero eres mujer, yo imagine que ustedes joder no lo sé.

— ¿Y que tiene que seamos mujeres? Intentas hacerme sentir culpabilidad para librarte de culpa. — Me pongo de pié — Escucha Patrick, ella es tu esposa no mía y estas demasiado grandecito para saber lo que es correcto e incorrecto. — Limpio mis labios.

— Si pero yo...— Duda.

— Escucha Patrick salí de un matrimonio hace poco, me libré de un traumado como para venir a enredarme con otro, es mejor que te vallas. Yo no soy psicologa de nadie y mucho menos quiero serlo. — Camino a la puerta y la abro. — Retírate por favor.

— Lo siento, Sabrina. — Me sonríe un poco para salir y cierro la puerta soltando un suspiro sacudiendo mi cuerpo.

— Lo siento — Bufo — Diablos no necesito esto, ya rompí mi promesa personal de que no me quería involucrar con los Morgan desde que me acosté con Alex. — Observo a Zeus — ¿Qué hago? — Mi bebé gira la cabeza hacia un lado — Deberíamos tomar vaciones mi amor. Solo tú y yo deberíamos ir a Miami. — Acaricio sus orejas para darle un beso en su cabeza.

Subo las escaleras para hacer ambas maletas, cierro el armario cuando termino y un ruido de abajo me hace rodar los ojos. Zeus seguro volvió a tirar algunas cosas mientras saltaba por ahí o mientras se acostaba.

— Zeus — Bajo las escaleras dirigiéndome a la sala — Te he dicho que tengas cuidado mi amor.

— Cuánto lo siento.

— ¿Qué haces aquí? — Retrocedo al verlo sentado en mi sala.

— ¿Qué hago? Vine a visitar a mi preciosa ex esposa — Christopher deja de acariciar la cabeza de Zeus para levantarse y señalar las maletas — ¿A dónde vas?

— Se supone que no puedes venir aquí, tú no deberías estar aquí conmigo. — Mi cuerpo tiembla cuando veo como uno de sus empleados se lleva a Zeus.

— ¿Por qué me tienes miedo? — Sonríe triunfante acariciando mi cabello con delicadeza, toma un mechón rubio para llevarlo a su nariz sin quitarme los ojos de encima.

— No me toques. No te acerques más. — Me aparto retrocediendo en busca de algo para defenderme.

— Me disculpo Sabrina. Pero ahora mismo me gustas demasiado como para dejarte ir tan fácilmente. — Me toma de la cintura de forma brusca haciéndome gritar, pataleo e intento gritar golpeando su cuerpo.

— ¡Sueltame, déjame en paz! — Grito, mis lágrimas salen por el miedo y es cuando inhalo el cloroformo. — No...

Mi cuerpo se siente pesado, el dolor en mi vientre es demasiado, abro los ojos con dificultad en un intento de adaptarme a la luz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi cuerpo se siente pesado, el dolor en mi vientre es demasiado, abro los ojos con dificultad en un intento de adaptarme a la luz. Suelto un quejido al sentir como golpean en mi interior.

— No — Me quejo al ver el cabello negro subiendo y bajando arriba de mi. — No, no.

Christopher se encuentra entre mis piernas, sus embestidas se vuelven más rápidas y bruscas haciéndome gritar, intento removerme pero mis muñecas son jaladas por unas cadenas.

— Vas a cargar a mis hijos Sabrina. Así nunca podrás irte de mi lado nena. — Su boca se abre y me toma con fuerza de la barbilla besándome con brusquedad.

Muerdo su labio y se queja riendo un poco luciendo como maniático. — ¡SUELTAME, POR FAVOR! — Mi pecho duele, mi cuerpo duele y el asco me consume cuando lo siento venirse en mi interior.

Mis paredes se contraen y mis pechos duelen por sus mordidas, los chupetones me arden como el infierno. Mi boca se abre soltando un gran suspiro de derrota recordando mis días en el manicomio, siento como me rompe por todos lados.

Me siento como un cristal completamente roto, su sonrisa llena de satisfacción y placer me hace doler el alma. Si este es mi castigo por engañarlo con un embarazo en mi pasado, si este es el precio del pasado tendré que aceptarlo. Pero me duele...siento como me maltrata, mis manos arden por los jalones que le hago a las cadenas de forma inconsciente.

La realidad me golpea cuando me estira mi labio con sus dedos, la sangre brota sin parar y me mira confundido con su miembro fuera de mi goteando de forma asquerosa. — ¿Prefieres lastimarte a disfrutar el sexo conmigo?

Mi garganta arde, mis lágrimas siguen saliendo y me trago la sangre saboreando el sabor metálico. — Me folle a tu padre. Me besé con Patrick, tu tío me pidió un beso e incluso deseaba sexo. — Inicio observando la vena en su cuello aparecer de lo enojado que se pone. — Incluso me cogi a Antoni Mascherano.

Un golpe en mi rostro me hace girar la cara de forma brusca, mi mejilla y labio arden, abre mis piernas de forma brusca. — Tú. Te gusta ser tratada como una puta verdad. — Masculla enterrandose en mi interior sacándome un grito.

— ¡EL SACO ERA DE ANTONI! — Grito sin dejar de llorar — No importa cuanto me golpees, cuanto me violes. — Suelto un quejido cuando me sujeta del cuello comenzando a follarme con más fuerza, la cama rechina y se azota por las embestidas.

Cierro los ojos tratando de imaginar a otra persona, los cierro esperando a que todo esto termine. Quiero que me saquen de aquí. ¿Cómo no me di cuenta con quien estuve casada? ¿A quien persiguió la anterior Sabrina? — Vas a cargar a mis hijos así tenga que obligarte. — Me suelta otro puñetazo que me deja mareada. — ¡ASI NO QUIERAS. VAS A ESTAR A MI LADO HASTA QUE ME MUERA! — Me grita obligandome abrir los ojos.

— Pudrete. — Mascullo en un susurro sintiendo el mareo — Voy a seguir pensando en el insestuoso que me trató mejor que tú, él hizo todo lo que tú no pudiste hacer en estos dos años. — Me río cuando sale de mi completamente furioso — Siempre será mejor que tú aunque te duela. Christopher. Siempre irá un paso más adelante de tí y nunca prodas cambiar eso.

— ¡SILENCIO! — Un fuerte golpe es lo último que veo y siento.

— ¡SILENCIO! — Un fuerte golpe es lo último que veo y siento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El precio del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora