Three

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Abro el penthouse, Zeus es el único que me recibe poniéndose encima de mi lamiendo mi rostro

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Abro el penthouse, Zeus es el único que me recibe poniéndose encima de mi lamiendo mi rostro. Christopher sale de la cocina con un vaso de agua y sin camisa, me repara unos segundos para después irse a la habitación.

Nisiquiera notó que traía un saco de hombre, no se preocupo por la hora en la que llegue. Ni siquiera...

Es más que una simple piedra preciosa

Las palabras de Antoni se repiten en mi cabeza una y otra vez. Su voz profunda en mis oídos, esos ojos misteriosos pero oscuros me cautivaron. Su aroma desprendiendo de su saco.

Me doy un baño dejándo el saco en el sillón de la habitación. Tomo mi pijama para meterme a la ducha junto a Zeus quien espera acostado en la puerta. Cuando termino y salgo Christopher duerme boca abajo por lo que tomo la chaqueta llevándola a mi nariz.

Antoni Mascherano

Por su acento y apellido juraría que es italiano. Me la pongo sintiendo extrañamente cómoda. Nunca me puse ropa de alguien que no fuera de Christopher o la mía pero esta extrañamente me hace sentir bien.

Una adrenalina de dormir a lado de mi esposo infiel mientras porto un saco con perfume de alguien más que no es él. Se siente realmente bien. Me acuesto a su lado y me cubro con las sábanas con completa comodidad quedándome dormida.

— ¡Sabrina! — Christopher me jala de la piernas haciéndome despertar de golpe. Me deja en la orilla de la cama quitándome el saco de forma brusca. — ¡COMO TE ATREVES! — Alza la prenda y un miedo me recorre todo el cuerpo — ¡Es mi cama. Como se te ocurre dormir aquí con una maldita prenda de tu amante! — Me suejta del brazo obligandome a levantarme y llevándome a la sala frente a la chimenea.

— Christopher. Cálmate no hice nada. — Mis lágrimas amenazan con salir.

— ¡A mi no me vas a ver la cara de imbécil! Mínimo no te acuestes en el mismo lugar que yo con la ropa de tu amante. — Lanza el saco al fuego y se gira como demonio tomandome de los hombros.

Mis lágrimas bajan haciéndome soltar un chillido cuando me sacude con brusquedad presa del pánico.

— ¡CÁLMATE NO HICE NADA! — Grito entre lágrimas.

— ¿Quieres tener un amante verdad? Querías antes que yo te prestara más atención. — Despedaza mi pijama haciendo que abra los ojos con sorpresa y me cubra con mis manos. — Eres mi mujer ¿no es verdad? Entonces puedo darte verga que tanto deseas. — Me tira al suelo poniéndose encima de mi.

Golpeó su pecho ya comenzando llorar, pero sostiene mis manos con fuerza poniéndolas arriba de mi cabeza. — ¡NO QUIERO! — Grito — ¡NO QUIERO SUELTAME! — Mi pánico sube cuando mete a su boca uno de mis pezones.

Mi dignidad es mancillada cuando me suelta para quitarme el short pero corro intentando alejarme. Me laja de mi pie tirándome al suelo ocasionando que llore pero intente patearlo con mi otro pié.

— ¡QUITATE DE ENCIMA! — Lloro hasta que escucho un ladrido.

Zeus llega como loco aventandosele encima lo cual provoca que me suelte gruñendo y jalo el mantel de la mesa para cubrirme tomando la lámpara como arma desde el suelo. Zeus se posiciona frente a mí dispuesto a atacar nuevamente.

Christopher nos mira fijamente unos segundos como analizándome. No dejo de llorar y mirarlo con miedo.

— Sabrina — Parece tranquilizarse extendiendo una mano hacia mi.

Le lanzo la lámpara que esquiva y busco otra cosa con la cual defenderme. — ¡ALEJATE, NO ME TOQUES! — Grito abrazándome a mi misma. — Ibas a violarme... — Susurro negando — Tú de verdad ibas a hacerlo. — Aprieto el mantel en mi pecho mientras Zeus vuelve a gruñir y ladrar.

Gruñe negando y se lleva las manos a la cabeza — ¡NO IBA A SER UNA MIERDA! — Me grita y me encojo en mi lugar — No soy un violador. — Niega.

— Díselo a quien me despertó como un loco y me tiro al suelo dispuesto a hacerlo.

— Tú tienes la culpa. — Se endereza — No traigas ropa de tu amante a mi casa. ES MI CASA. — Se acerca e intento retroceder más sin éxito — No es tuya para que hagas algo como esto. — Se aleja para tomar su chaqueta y llaves saliendo del penthouse azotando la puerta.

Vuelvo a llorar cuando siento a Zeus olfatearme unos momentos. Escucho sus pasos alejarse y me cubro el rostro hasta que un pequeño sonido me hace quitar las manos para ver a Zeus con una blusa en su boca.

La tomo y me la pongo sin dejar de temblar, Zeus se acuesta colocando su cabeza en mis piernas sin dejar de observarme. Sorbo mi nariz acariciando su cabeza y pelaje sedoso.

— Gracias. — Susurro y solo sacude la cabeza para acomodarse de nuevo en mis piernas. — No debo tardar más. Voy a pedir ir con el abogado. — Susurro. — Tengo que ir ahora mismo no dejaré que algo como esto vuelva a suceder. La próxima vez puedo terminar muerta sin que nadie me salvé. — Sorbo mi nariz.

Zeus suelta un chillido triste y como si comprendiera lo que digo, me pongo de pié y en ningún momento me pierde de vista desde que me baño, me visto y abro la puerta para irme.

Sale primero que yo por lo que decido llevarlo conmigo a ver al abogado, Zeus es un gran compañero, un salvador. 

Definitivamente voy a pedir custodia compartida de este hermoso bebé grande y peludo que llena de amor y color cada pequeña parte de mi vida.

— ¿Te gustarían los fines de semana conmigo o la mitad de la semana? — Pregunto cuando ambos subimos al coche abrochandole el cinturón.

Solo ladra moviendo su colita y cierro la puerta para rodear y subir emprendiendo camino en busca del mejor abogado.

Hoy mismo debe llevarle los papeles a Christopher mientras yo saco mis cosas de su casa. Así tenga que llamar a Marie que seguro estará feliz de ayudarme a empacar para dejar en paz a su querido "hijo" . Esa es otra patética y metiche que no acepta que es solo una sirvienta.

 Esa es otra patética y metiche que no acepta que es solo una sirvienta

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El precio del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora