seventeen

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— Antoni — Sabrina se remueve en la camilla y me bajo la mascarilla con cuidado para verla

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— Antoni — Sabrina se remueve en la camilla y me bajo la mascarilla con cuidado para verla. — ¿Qué haces?

— Voy a iniciar tu tratamiento. Intenté hacerlo lo menos doloroso posible principessa pero...

— No importa — Susurra débil — Solo inyectalo — Me extiende su brazo.

— Bien, pero necesito sostener tus manos, lo probé con varias personas y creeme que va a dolerte. — Me acerco y le sujeto las manos y las piernas poniéndola nerviosa. Me acerco a su cabeza y le doy un beso en la frente. — Solo es desintoxicación.

— Bien — Intenta sonreír — Estaré bien.

Inyecto el líquido en su brazo y veo como sus venas se van marcando, sus dientes se aprietan y abre la boca emitiendo un grito casi nulo, su espalda se arquea haciéndome apretar los puños.

— Estarás mejor — Me acomodo la mascarilla dejando la jeringa vacía en la mesa.

Salgo de la habitación para ir a la computadora a monitorear como le hace efecto. Su cuerpo cae en un ruido sordo en la camilla y ahora se mueve hacia los lados comenzando a gritar con desesperación.

— ¡QUITA...! — Apenas puede hablar, vuelve a gritar llena de agonía.

Me aferro a la mesa observando como sufre. Me centro en la computadora, su ritmo cardíaco sube y baja tanto como si me enseñara que puede morir.

— ¡ANTONI! — Sabrina se logra soltar y cae al suelo retorciéndose de dolor. Se golpea contra la cama y me levanto activando el botón haciendo que entren varios médicos, les encargo la maquina y otro me siguen dentro para volver a asegurarla. — ¡DEJAME, NO ME TOQUES DE NUEVO! — Grita retrocediendo y golpeando su cabeza contra la pared.

— Sabrina. No te haré nada, por favor ven aquí. — Me acerco con cuidado y ella vuelve a gritar sosteniendo su cabeza, sus lágrimas corren por sus mejillas y se golpea el vientre con violencia — ¡QUITAMELO. SACALO DE AQUÍ! — Trata de huir de su vientre y se cubre los ojos rasguñando su rostro.

Me arriesgo a atraparla haciendo que grite peor aturdiendome, me golpea, patea e incluso muerde con fuerza haciendo que me queje. Jala mi cabello y la tiro a la camilla con fuerza haciendo que se desoriente.

— ¡Comienza a alucinar! — Me anuncian por la bocina y maldigo tomando las cuerdas de cuero junto a los demás para asegurarla.

— ¡NO QUIERO HACERLO. YA ME GOLPEASTE, ME VIOLASTE! — Grita llena de agonía y terror — ¡YA PAGUE POR MIS PECADOS! — Llora de nuevo y logra patear a un médico por lo que me apresuro a amarrar su pie.

Acaricio su cabeza y amarro su cabello cuando ahora balbucea sobre un bebé. Mi corazón duele cada que le habla de forma amorosa y aveces dolorosa. Le cuenta como se hizo sin pudor alguno e incluso se disculpa cuando le dice que lo va a estrangular por su bien.

El precio del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora