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- ¡Antoni! - Sabrina brinca encima de mi polla, sus tetas rebotan y llevo mis manos a su culo apretandolo dándole unas cuantas nalgadas.
- Muévete principessa. Reclama lo que tanto quieres. - La tomo del cuello y ella se inclina hacia delante besándome, ambos nos movemos aumentando las embestidas bruscas y rápidas.
- ¡OH! - Ambos llegamos al clímax y maldigo que por el calor del momento me viniera dentro de ella. - No quiero tomar la pastilla. - Se frustra.
- Debes hacerlo. - Muerdo su labio - Hoy te toca la segunda dosis. - Beso su mejilla sacándole una risa tímida y mimida.
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- ¡¿CÓMO FUISTE CAPAZ?! - Recce me da un puñetazo que me tira al suelo. Me levanto sin decir una sola palabra, Alex y Regina se mantien al margen. - ¡La violaste, drogas...! - Camina por la habitación y niega acercándose a mi - ¡TÚ TE ATREVISTE A METERLE A TU BASTARDO EN SU VIENTRE! - Me jala de la ropa y no puedo dejar de verlo a los ojos. En mi vida lo había visto tan enojado. - ¡QUE CLASE DE MIERDA TIENES EN LA CABEZA!
- Ella es mía. - Mascullo - Sabrina me pertenece, ella debe ser la madre de mis hijos. No puede irse con ese maldito insestuioso y pretender vivir como si nada.
- ¿Vivir? - Recce me suelta y se ríe de forma seca - ¿Eso para tí era vida? ¿Eres ciego? Seguro tanto músculo te quemo las neuronas Christopher. ¿No viste su rostro?
- Estaba perfecto. Toda ella estaba perfecta solo faltaba mi hijo el cual sigue en su vientre y va a dar a luz.
- Seguro lo aborto. - Se mete Alex - No te metas en esto Recce.
- ¿Quién me lo va a decir, tú? - Se burla encarando a su hermano menor - El mismo que se follo con gusto a Sabrina Lewis y le vale que su hijo sea un violador. Discúlpame Alex pero tú y tu hijo no son peores que la pirámide, durante todos mis años vi monstruos locos y lucen exactamente cómo ustedes.
-Recce - intervino mi abuela y se gira hacia ella - Rompemos todo lazo familiar.
Recce me mira y no le aguanto la mirada llena de decepción
- Buscaré a Sabrina y cuando la encuentre haré lo posible para que esté bien. Aún si eso me lleva a la muerte, tú ya no eres como mi hijo, yo no crié así. Qué vergüenza. - Sale azotando la puerta.