— ¿No te vas a alejar de mí? — Su voz es algo ronca, sostengo su mano con fuerza así como ella aprieta la mía — No vas a abandonarme ¿verdad?
— Claro que no. — Es un castigo para mi mirarla a los ojos sin poder ver ese brillo característico de su persona — Voy a estar en todo momento contigo.
— Quiero que — Toma aire sin soltar una sola lágrima y se que cuando todo comience va a romperse — Quiero que lo hagan sin anestesia. — Me pide y niego de inmediato.
— No voy a hacer eso. No pude evitar tu sufrimiento anterior, déjame al menos evitar este. — No me queda más que suplicar.
Mi pecho recibe una y otra vez la peor dosis que he creado en toda mi trayectoria esto es peor que cualquier droga mía que haya visto en acción.
— Antoni — Acerca mis manos a su pecho — De verdad. Merezco sentirlo todo. Si de verdad hay un lugar para mi en tu corazón te suplico que dejes que sienta como lo sacan, necesito asegurarme. — Me ruega.
— No me hagas esto. No me hagas verte así, no me obligues principessa. — Su mandíbula se tensa y espera a que seda sin apartar su mirada de la mía.
Está decidida. Ella quiere hacerlo no me queda más que estar a su lado tomando su mano en todo momento.
— Hágalo sin anestesia — Ordeno a los doctores sin apartar la vista de Sabrina.
— Pero señor. Eso...
— ¿Eres sordo? — Mascullo mirándolo de reojo.
— No me dejes sola — Vuelve a suplicar Sabrina ahora en susurro. — Por favor.
— No lo haré. Siempre voy a estar contigo incluso en un momento como éste. — Beso sus manos y me da una sonrisa débil que me rompe en mil pedazos. — ¿Qué fue lo que te hicieron? — Niego llenándome de rabia.
— Es el precio que tuve que pagar — Su voz sale como un murmullo cuando la preparan para realizar el aborto — Es el precio del pasado. — Aprieta mi mano y se estremece dándome la señal que ha comenzado.
Sabrina derrama lágrimas, comienza a llorar sin control negando con la cabeza, me aguanto el grito, contengo mi dolor para no afectarla aún más.
Grita tanto que cuando me giro al médico para saber que sucede ella me obliga a regresar mi mirada a sus ojos.
— Lo prometiste — Aprieta los dientes.
La maquina comienza a sonar que me exaspero. — Sta perdendo molto sangue.
Mi cuerpo se tensa, el pánico sube al escuchar lo que dice el maldito doctor, Sabrina aprieta mis manos con fuerza así como sus dientes. — ¿Qué sucede? — Me pregunta entre dientes.
— Te lo están sacando. Tienen que aspirar todo para no dejar nada ahí dentro. — Doy parte de la verdad.
— Distraeme — Sus ojos quieren cerrarse y mi corazón late con tanta fuerza que siento que es una taquicardia. — Hazlo.
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El precio del pasado
Hayran KurguVolví al lugar donde todo comenzó. Después de la cena escuché como quería divorciarse y yo decidí cumplir con su pedido.