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Sabrina logró escapar de mi, se ha permanecido perdida ya por una semana completa negándose a verme.
— Coronel — Laurens entra después de dar dos toques en la puerta — Le llegó esto del juzgado. — Me extiende la carpeta.
La tomo y le hago una seña para que se largue, me permito leer todo con detenimiento hasta que llego a la maldita parte.
Se convoca a ambas partes para el juicio de divorcio el día de mañana.
— ¡¿JUICIO?! — Grito y volteo el escritorio de un solo movimiento.
Aprieto los puños lleno de rabia, arrugo el maldito citatorio. Sabrina fue capaz de humillarnos, humillarme. Se atrevió a llevarme a juicio.
— No. Sabrina no nos llevará a juicio, voy a hacer que cancele esta mierda así tenga que obligarla o sobornar a quien quiera.
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— La señorita Lewis no tiene como probar que mi cliente fue adúltero. — Defiende mi abogado.
— Objeción. Mi cliente tiene las pruebas aquí. — El abogado de Sabrina saca una memoria.
— Bien. Abogado muestrelas en la pantalla y dese prisa. — Ordena el juez.
Mi sonrisa se borra, veo perfectamente como son las cámaras de la FEMF. Me giro como demonio en busca de Patrick quien solo esquiva mi mirada. Regreso a ver en la pantalla como me follo a Angela y otras más que no recuerdo su nombre.
La grabación cambia justo donde pensé que había borrado las grabaciones, estoy viendo a Sabrina y a mi intentado abusar de ella hasta que Zeus viene a su rescate.
— ¡Esto es un atropello! — Mi abogado salta y me llevo mi mano al puente de la nariz por Alex contratar a un incompetente.
— ¡SILENCIÓ! — Grita el juez. — Ya he visto suficiente. Las razones para no divorciarse por parte de Christopher Morgan se encontraron inválidas e información presentada de forma incongruente.
— Estúpido — Mascullo entre dientes hacia mi abogado quien se encoge en su lugar.
— De pié. — Demanda el juez y no queda que obedecer.
— Christopher Morgan y Sabrina de Morgan oficialmente quedan divorciados por adulterio. — Anuncia el juez — El país le pide una disculpa y obligatoriamente se le otorga la mitad de los bienes Morgan a Sabrina ahora Lewis junto a la custodia compartida del perro llamado Zeus.
— Pero yo no quiero nada de él. Solo mi orden de restricción, Zeus y el divorcio. — Sabrina interviene y los flashes de la cámara me ciegan que no puedo evitar enojarme más de lo que ya estoy.
— Es orden del estado. Si desea devolver los bienes tendrá que ser en privado y se le otorga una orden de restricción a usted para el coronel Christopher Morgan quien no puede estar a más de veinte metros de la señorita Lewis. — Golpea el martillo.
Sabrina suelta un chillido de felicidad dando ligeros brinquitos. Yo solo la observo, no tanto que se lleve la mitad de mi dinero que puedo recuperar. Si no que logro separarse de mi. Tuvo lo que quería y yo no estoy contento.
Ella es mía. Yo me deshago de ella no ella de mi, me está abandonando así como hizo Sara. Me giro para observar como Regina me observa con una mueca y negando con la cabeza. Recce me enseña su pulgar en apoyo y ruedo los ojos.
Sabrina nos ha humillado, Sabrina me ha humillado como si fuera un jodido negro pobreton que en años anteriores sería mi esclavo.
Ella abraza a su padre quien me mira con enfado pero al verla a ella es felicidad. Toma a su abogado y me cabreo como lo toma de la corbata para besarlo.
Me intento aproximar pero la mano de Alex en mi pecho me detiene. — Suficiente nos haz humillado hoy. Ya no es tu esposa. Entrega lo que debes y recupera nuestra credibilidad. — Me amenaza con la mirada.
Regina se acerca a mi y espero una felicitación o una mierda así. — Que vergüenza. Una niñata rubia nos ha dejado muy mal parado. Debiste firmar el divorcio.
— Mamá — Mi tio intenta intervenir.
— Por si no lo sabes los Lewis o más bien Sabrina tiene la mitad de tus acciones en la FEMF cuando solo debemos tenerlo los Morgan. — Masculla mi abuela pasando por mi lado.
Mi pecho tiene hueco al igual que mi estómago. Recce me abraza y golpea mi espalda mientras veo como Sabrina se va feliz del tribunal.
— Maldición. — Mascullo.
Ella no va a librarse de mi. Me importa una mierda la orden de restricción ella va a volver a mi lado así tenga que secuestrarla obligandola a permanecer a mi lado.
— Christopher — Su voz me hace salir de mis pensamientos girandome encontrando a Sabrina a unos metros.
— No creas que esto acabo aquí Sabrina. Vas a volver conmigo así sea llorando. Eso te lo aseguro vas a arrepentirte por divorciarte de mi que cuando intentes regresar te voy a dejar tirada. — La amenazo.
— Solo quería decirte que te regresaré los bienes que te pertenecen, en realidad lo hago para cumplir mi acuerdo del principio que te negaste a firmar. Si lo hubieras hecho tu reputación seguiría intacta. — Su sonrisa llena de burla me hace odiarla — Dime ¿La gente tomará bien que no supieras manejar tu matrimonio? Si no pudiste con algo tan simple como el matrimonio mucho menos vas a poder con el país.
— Escúchame — La tomo del cuello y su mirada sigue permaneciendo segura. — No quiero una mierda de ti. No me regreses una mierda, disfrútalo si quieres no me importa haré que te arrepientas de todo este circo que haz montado Sabrina. Te aseguro que vas a desear nunca haberme conocido es una promesa. — Los guardias me separan de ella con dificultad quien me mira con ligero temor sentellando en sus ojos.
Su rostro de terror me llena de tanta satisfacción. Voy a idear un plan que la amarrara a mi para siempre, ella va a permanecer a mi lado hasta que se muera sin posibilidad de huir como ahora.
Ha ganado el primer asalto, falta el segundo que me va a garantizar mi victoria así tenga que recurrir a juego sucio o trampa. Esa cobarde va a sufrir por lo que me llamo Christopher Morgan.
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