twenty-one

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Me recuesto en el asiento trasero del coche, sintiendo el peso de la responsabilidad y el amor por mi pequeño Lucían

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Me recuesto en el asiento trasero del coche, sintiendo el peso de la responsabilidad y el amor por mi pequeño Lucían. Acaricio suavemente su cabello mientras él se acomoda en mis brazos, sus ojos verdes mirándome con una inocencia que me desarma.

El coche avanza por las calles de Italia, y aunque Antoni me asegura que estamos seguros, no puedo evitar que mi mente se llene de recuerdos oscuros. El miedo a que Christopher nos encuentre sigue latente, como una sombra que no puedo sacudir.

— ¿Estás bien, Sabrina? — La voz de Antoni me saca de mis pensamientos. Lo miro y veo la preocupación en sus ojos.

— Solo... estoy pensando. — Respondo, tratando de sonar más tranquila de lo que me siento. — No puedo evitar preocuparme por Lucían.

Antoni asiente, entendiendo sin necesidad de más palabras. Él sabe por lo que he pasado, y aunque intenta ser fuerte por los dos, sé que también lleva su propia carga.

— Vamos a estar bien. — Dice, con una firmeza que casi me convence. — Italia es nuestro hogar ahora, y no dejaré que nada ni nadie nos haga daño.

Sus palabras me dan un poco de consuelo, pero el nudo en mi estómago no desaparece. Miro a Lucían, que ahora duerme plácidamente en mis brazos, y me prometo a mí misma que haré todo lo posible para protegerlo.

El coche se detiene frente a una pequeña villa rodeada de jardines. Antoni baja primero y me ayuda a salir con Lucían en brazos. La brisa fresca me golpea el rostro y respiro hondo, tratando de calmar mis nervios.

— Bienvenida a tu nuevo hogar, principessa. — Dice Antoni con una sonrisa, mientras me guía hacia la entrada.

Doy un paso adelante, sintiendo una mezcla de esperanza y temor. Este es un nuevo comienzo, una oportunidad para dejar atrás el pasado y construir una vida segura para mi hijo. Pero sé que el camino no será fácil, y que los fantasmas del pasado no desaparecerán tan fácilmente.

Con Lucían en mis brazos y Antoni a mi lado, entro en la villa.

— Creí... creí que iríamos a una de tus reuniones. — Observo la villa completamente fascinada.

— Bueno. Supongo que mentí un poquito, quería mantener el secreto hasta que lo vieras por ti misma, principessa. — Antoni acaricia la manita de nuestro bebé y besa mi mejilla. — La mansión Mascherano tiene sus muros llenos de sangre, quería que nuestro bebé creciera en un lugar nuevo, limpio y más protegido que antes, sin traidores alrededor. Todos ellos — los guardias y sirvientes nos hacen una reverencia, son miles de ellos — son leales a ti y a mi hijo. Siguen órdenes de ambos, pero te tienen como prioridad. Incluso si les dices que laman el suelo, deben hacerlo. — Me mira a los ojos. — Todos aquí, incluyéndome, darían la vida por ti, mi amor.

Me quedo sin palabras, observando la villa que se extiende ante mis ojos. Es un lugar hermoso, lleno de vida y esperanza, tan diferente de la mansión Mascherano. La idea de que Lucían crezca aquí, lejos de los horrores del pasado, me llena de una paz que no había sentido en mucho tiempo.

— Antoni... — Susurro, sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos. — No sé qué decir.

— No tienes que decir nada, principessa. — Responde él, con una sonrisa cálida. — Solo quiero que sepas que haré todo lo posible para que tú y nuestro hijo estén seguros y felices.

Miro a los guardias y sirvientes que nos rodean, todos con una expresión de respeto y lealtad. Es reconfortante saber que estamos rodeados de personas en quienes podemos confiar.

— Gracias. — Digo finalmente, apretando la mano de Antoni. — Gracias por todo esto.

Antoni asiente y me guía hacia la entrada de la villa. Cada paso que doy me siento más segura, más esperanzada. Lucían se despierta en mis brazos y me mira con sus grandes ojos verdes, llenos de curiosidad.

— Bienvenido a tu nuevo hogar, mi amor. — Le susurro, besando su frente.

Me maravillo ante la belleza y la tranquilidad del lugar. Es un nuevo comienzo, una oportunidad para dejar atrás el pasado y construir una vida llena de amor y seguridad para mi hijo.

— Vamos a estar bien. — Me digo a mí misma, sintiendo una nueva determinación crecer en mi interior. — Vamos a estar bien.

Observo la habitación de nuestro bebé y no puedo evitar sentirme maravillada. La habitación grita lujo por todos lados, con cada detalle cuidadosamente seleccionado para crear un ambiente de ensueño.

Las paredes están pintadas de un suave tono crema, decoradas con delicados murales de animales del bosque, creando un ambiente cálido y acogedor. Un candelabro de cristal cuelga del techo, sus luces reflejándose en los muebles de madera blanca y dorada, añadiendo un toque de elegancia.

La cuna, situada en el centro de la habitación, es una obra de arte en sí misma. Hecha de madera tallada a mano, con detalles dorados y un dosel de encaje blanco, parece sacada de un cuento de hadas. A su lado, una mecedora tapizada en terciopelo azul marino invita a momentos de tranquilidad y ternura.

Un armario antiguo, restaurado con esmero, guarda la ropa de Lucían, cada prenda cuidadosamente colgada o doblada. En una esquina, una estantería llena de libros infantiles y juguetes de lujo espera a ser explorada por nuestro pequeño.

El suelo está cubierto por una alfombra de lana suave, perfecta para que Lucían gatee y juegue. Las cortinas de seda, en tonos pastel, filtran la luz del sol, creando un ambiente sereno y pacífico.

Es mi parte favorita de la casa, un refugio de amor y cuidado donde nuestro bebé puede crecer rodeado de belleza y seguridad. Aquí, en esta habitación, siento que todo es posible y que, a pesar de los desafíos, hemos creado un hogar lleno de esperanza y amor.

Lucían hace ruidos con su boca y no puedo evitar reírme. Es tan pequeño que aún no tiene edad para admirar toda esta belleza, pero su presencia llena la habitación de una alegría indescriptible.

Lo miro y me siento agradecida por este momento, por este lugar que Antoni ha creado para nosotros. Aunque Lucían no entiende aún, sé que algún día apreciará todo el amor y el cuidado que hemos puesto en su hogar.

— ¿Te gusta tu habitación, mi amor? — Le susurro, acariciando su mejilla suave. Él responde con una sonrisa y más ruidos adorables, como si entendiera cada palabra.

Este es solo el comienzo de nuestra nueva vida, y aunque el camino puede ser incierto, estoy decidida a disfrutar cada momento con mi pequeño tesoro.

Este es solo el comienzo de nuestra nueva vida, y aunque el camino puede ser incierto, estoy decidida a disfrutar cada momento con mi pequeño tesoro

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⏰ Última actualización: Sep 29 ⏰

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