Prólogo

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—Que linda que sos nena - me dice una señora ya grande le calculaba unos cincuenta años

Le doy una pequeña sonrisa sin mucho ánimo ni interés, en estos momentos no tengo cabeza para nada

—Gracias, señora - digo un poco bajo, ella me observa de arriba a abajo, haciéndome sentir un poco incómoda

Juego con mis manos un poco nerviosa, observando a la señora, que apenas termina de escanear, me dé cuerpo entero, me voltea a ver a los ojos

—¿Cuántos años tienes nena?

—¿Disculpe? - ya comenzaba a incomodarme de más

—No te asustes. Mira soy Madeley - busca algo en su bolsa y una vez que lo encuentra me extiende una pequeña tarjetita

~Madeley Rivas~
Agencia de compañía

Leo en la tarjeta, volteo a ver a la señora

—Creo que se ha confundido, señora, no me interesa este... — no me deja terminar y niega

—No sé qué te ayas imaginado. Disculpa si te ofendí, mi emprendimiento consiste en que señoritas como tú presten su servicio a señores, jóvenes, incluso hasta mujeres, personas con dinero. — explica - Se podría decir que "alquilan" tu compañía para eventos a los cuales no quieren ir solos y necesitan una dama de compañía. Hace poco dos de mis damas dejaron el oficio y estoy buscando jovencitas como tú para el trabajo ¿No estás interesada? La paga es muy buena

Dice, miro de la tarjeta a la señora, lo que me ofrece no es malo o al menos yo no le veo lo malo

—Gracias, pero por el momento no estoy interesada - la señora me sonríe y asiente

—Está bien, pero si cambias de opinión en la tarjeta está mi número y la dirección donde me puedes encontrar, realmente espero que cambies de opinión sos muy linda, estoy segura de que tendrías mucho trabajo

Dice para después comenzar a alejarse, vaya mañana rara. Pensé aquella vez, jamás pensé que meses después esa señora sería mi salvación...

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