EMILY BYRON
El fin de semana ha sido increíble, sobre todo, el sábado. La feria me encantó. En mi vida había disfrutado de un día así, incluso bailé en público, nunca había tenido la ocasión.
Al día siguiente, Anne me hizo mil preguntas, principalmente sobre Billy, el cual no apareció en todo el día. Imagino que tomarse un día libre hace que tenga más obligaciones al día siguiente, pero tampoco dio señales de vida el lunes.
Hoy poco me importa, porque estoy nerviosa por la vuelta de Kate. No la veo desde el sábado y la he echado muchísimo de menos.
—¿Qué está haciendo, Emily? —me pregunta Billy mientras estoy pintando la puerta del establo donde están las gallinas.
—El señor me había dejado unos clavos y arreglé la puerta con ellos. Ahora la estoy pintando para que quede bien —le explico sin descuidar mi trabajo.
—¿Le molesta que me siente unos minutos con usted? —me pregunta un poco nervioso.
Por supuesto que no me molesta, al contrario, y se lo hago saber. En cuanto me pregunta si tengo algún secreto y después de no verlo durante dos días, me da por pensar que él ha descubierto el mío. Por eso, intento por todos los medios que no me cuente su secreto, porque posiblemente sea el mismo que estoy guardando yo.
Por cada intento que hace, yo lo interrumpo para que no continúe. Soy muy feliz trabajando con la señora Guest y no me quiero ir. Al final, no me queda más remedio que aceptar mi destino.
—¿Qué ha hecho que lo tiene tan afligido? —le pregunto al empezar a recoger lo que he estado utilizando para arreglar la puerta.
—Mamá —nos interrumpe el grito de Kate, que no puede ser más oportuna.
—¡Es Kate! Ya está de vuelta. ¿Le importa que continuemos con nuestra conversación en otro momento? Si quiere puede acompañarme —le propongo.
—No se preocupe, vaya a ver a la niña. Yo me encargaré de terminar de recoger todo esto —me ofrece antes de que yo salga disparada a abrazar a mi hermana.
Kate deja que la bese y la abrace, ella también me ha echado de menos.
Ha sido un viaje largo, pero Kate solo habla maravillas de Oxford y de lo bueno que son los amigos de los señores Guest.
Cuando nos encontramos con mis señores, ya todos se han aseado y cambiado de ropa.
—Mis amigos me han dado un paquete para que se lo entregue, pero se me ha quedado en la posada donde hemos parado para beber algo y estirar las piernas. Está a pocas millas de aquí y vamos a ir a buscarlo —me dice la señora Guest.
—¿Quieres acompañarnos Kate? —le pregunta el señor Guest a mi hermana.
—Hace tres días que no ve a Emily —le explica Charlotte.
—Podríamos ir los cuatro. ¿Qué le parece, Emily? —me pregunta el señor Guest tan emocionado que no sé decirle que no.
—Por supuesto, señor Guest —es mi respuesta.
Mis señores no están muy contentos con que su hijo no los estuviese esperando cuando llegaron. Además, los sirvientes le cuentan que salió el sábado por la noche y regresó hoy una hora antes del mediodía y que ha salido, por lo que más desencantado están.
—¿Vamos a saludarlo? —le pregunta la señora Charlotte a su marido tras encontrarse a los señores Grant y estos informarles de que su hijo está con Anne en su casa.
—Claro, seguro que no sabe que hemos llegado —le responde su marido antes de decirle al cochero dónde tiene que ir.
Kate y yo nos quedamos en el carruaje esperando a que los señores saluden a su hijo, mientras mi hermana me sigue contando lo preciosa que es Oxford, porque le gusta mucho más que Londres.
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Lady in waiting
Historical FictionA Emily le ha tocado nacer en la Inglaterra de principios del siglo XIX con una niña pequeña a la que cuidar y alimentar y un futuro incierto. El miedo y la preocupación hará que no se permita soñar con una vida mejor, ya que solo unos pocos afortun...