EMILY BYRON
Han pasado diez días desde que supe la verdadera identidad de Billy y para mi tranquilidad, el señor William ha dejado en el día de ayer la propiedad de sus padres con unos amigos que han venido a buscarlo. Eran tres señoras y dos hombres de casi la misma edad que el señor y se despidieron de la señora Guest diciendo que no los esperaran hasta dentro de una semana.
—Emily, ¿le apetece ir a Oxford mañana? Podríamos comprar algunas telas para hacerle un vestido nuevo a Kate o llevarla a una modista para que se lo confeccionen en la misma ciudad —me ofrece la señora Guest.
—No puedo, mi señora. Mañana he quedado con la cocinera en que haremos una limpieza general de la cocina. No quiero que ningún insecto o roedor tenga posibilidad de acampar a sus anchas en ella. Además, todavía no he utilizado todas las telas que me regalaron sus amigos, solo le he hecho un traje a Kate y los que tiene puedo agrandárselos y los seguirá usando —le respondo.
—Tú siempre tan austera, querida. Deberías darle un capricho a la niña, nosotros nos haríamos cargo —insiste.
—No creo que sea buena idea que se acostumbre a algo que algún día no se pueda permitir, señora Guest —le explico mi decisión.
—El señor Guest y yo hemos pensado que deberías dejar de trabajar para nosotros. Te seguiríamos pagando semanalmente para que tengas dinero para tus gastos, pero eres como de la familia. Además, nos queremos hacer cargo de la educación de Kate —me sorprende Charlotte con su comentario.
—Sabe que no voy a aceptar tal cosa, señora —le contesto llena de paciencia.
—¿Qué es lo que no va a aceptar, Emily? —me pregunta James, cuando entra en la estancia.
—No quiere aceptar que nos hagamos cargo de la educación de su hija y que deje de trabajar en la casa. Mi esposo tiene razón, es más tozuda que mi William y no acepta la ayuda de nadie —le cuenta la señora Guest.
—Eso no es cierto —me defiendo.
—Por supuesto que sí. Cualquier mujer aceptaría encantada el ser mantenida por una familia con suficientes medios para permitírselo y usted no acepta ni un simple vestido —me echa en cara mi señora.
—Dele tiempo, señora Guest —me ayuda James.
—¿Sabes algo de mi hijo?
—Solo que han ido a cazar cerca de los bosques de Dean y William aprovechará para quedar con David Mushet, que está experimentando con la producción de hierro y acero, pero necesita financiación. Ya conoce a su hijo y lo que le gustan los avances industriales —le resume James.
—Ya me parecía a mí que eso de la caza no era suficiente para que dejase sus responsabilidades durante una semana —comenta la madre del mencionado.
—Seguro que tardan dos días en llegar y otros tanto en volver, por lo que solo estarán cazando tres o cuatro días. Son unas setenta millas la distancia que tiene que recorrer.
—Conoces a William mejor que yo. El primer día demostrará la destreza que tiene con las armas y que aprendió de su abuelo y luego evitará disparar por todos los medios. ¿Recuerdas cuándo hace cuatro años apareció con un cervatillo que tan solo tenía dos o tres meses de vida? —le responde la señora Guest.
—Un idiota mató a la madre que aún lo estaba amamantando. Nunca pensé que sobreviviría. Debo admitir que William le dio de comer hasta que volvió a Boston con una paciencia infinita.
—Pero casi nos come vivos cuando regresó el verano siguiente y su hermano había liberado al pobre animal. Por eso no permite que cacemos ciervos en nuestro coto de caza —cuenta la madre divertida.
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Lady in waiting
Historical FictionA Emily le ha tocado nacer en la Inglaterra de principios del siglo XIX con una niña pequeña a la que cuidar y alimentar y un futuro incierto. El miedo y la preocupación hará que no se permita soñar con una vida mejor, ya que solo unos pocos afortun...