Capitulo 04 - Los Cuatro Reinos

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Ese mismo día, un suceso conmoción a todo el continente.
El lich clase Overlord [Ss], Gulgan el Señor de los Muertos ha desaparecido.
Aquel que hacia novecientos años sumió a todo el continente en el caos.
Su desaparición significaba un peligro mayor, alguien lo había eliminado.
Sin embargo un mes después de su desaparición, no existía la más mínima señal del asesino.
Ante este problema, fué convocada una Reunión Internacional de Emergencia.

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La Reina Aurora permanecía inquieta.

"¡¡¿Cómo es posible?!!"

Aún no podía creer lo que decían los informes de sus exploradores.
Aurora era una mujer sabia y joven, por lo que no era raro verla agobiada con sus numerosas responsabilidades.

La amenaza que suponía Gulgan ha desaparecido. Y eso significa que un nuevo Señor de los Muertos o algo peor a surgido.

Las tierras que bordean los dominios de aquel monstruo, son en gran parte del Reino Keltas, por lo tanto, éste estaba en la primera línea de defensa del continente.
Gulgan suponía una amenaza para todos, incluso para las criaturas que vivían en las cercanías de Atlas Citadel.
El hecho de que esta amenaza desapareciera solo se podía atribuir a algo aún peor que él.
Y aunque Keltas debería estar mejorando su defensa en la frontera con Atlas, en su lugar, estaban aumentando las defensas en la frontera con el Imperio.
Las relaciones entre el Reino y el Imperio, se habían mantenido en un delgado hilo gracias a la amenaza que suponía Gulgan. Pero sin él, el Imperio podría atacar en cualquier momento y también estaba la posibilidad de que fueran ellos quienes habían eliminado al Señor de los Muertos.
¿Qué debería hacer para proteger sus tierras?
En un caso extremo, podrían solicitar la ayuda de la Teocracia o de la Nación de los Mercenarios.
Pero eso supondría un gasto de recursos inmenso, que a su vez desembocaría en un aumento de los impuestos, lo que podría ocasionar rebeliones o un aumento en el número de bandidos y ladrones.
La sola idea le causó malestar a la reina.
En el camino a la reunión, en un carruaje escoltada por su guardia personal, sus pensamientos estaban llenos de medidas y políticas a idear.

Sin embargo, Aurora no era la única preocupada por la situación. Todos los gobernantes estaban preocupados.
Uno de estos individuos era el Duque Calix, Senador de la República Menari, un país vecino de Keltas.

“Dichosos mis ojos de contemplar tal belleza.”

Con gran actitud, el Duque dirigió sus palabras hacía Aurora que apenas había llegado.

“Siempre tan galante, Calix.”

La reina sonrió como si hablara con un amigo de toda la vida y continuó.

“¿Cómo has estado?”

“Ahora que estoy junto a usted, estoy de maravilla.”

La reina dejó escapar una leve carcajada.

“Crei que tu rey vendría en persona.”

“Oh no, el rey tiene muchos problemas que atender en estos momentos.”

“Comprendo, no debe ser fácil para la República prepararce para una posible invasión de los no-muertos.”

El Duque miró hacia los lados con cautela y se acercó.

“En realidad. No debería decir esto, pero confío en usted, la República está pasando por una situación difícil y quizás pronto se enfrente a rebeliones.”

“¡¿Rebeliones?! Eso suena realmente mal. Si necesitas ayuda, estaría encantada de tener a un hombre tan eficiente como tú en mi corte. Solo tienes que pedirlo y te sacaré de ahí por cualquier medio, te daré un puesto entre mis consejeros personales, nadie podrá tocarte ni un pelo.”

Bajo la luz de la Luna I: Ascensión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora