capítulo doce

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Las épocas festivas llegaron casi tan rápido como el frío gélido, así que había aceptado una chamarra de HoSeok para ir a su cita médica con YoonGi. Era el fin de semana previo a navidad así que había mucha gente en la calle, comprando, paseando y disfrutando los días. Entre todo el alboroto de luces, risas y abrazos se encontraban almas desafortunadas que eran visibles por la ventanilla del transporte, personas que veían a los demás con iris llenos de envidia, rencor, ahogando en sus pechos muchas dudas de diversidad de raíces, el omega los reconocía fácil, él había estado en esa posición, y era fácil distinguir a quienes no entendían el sentido de la existencia ni de la felicidad.

Miró el libro en su regazo, el tercero desde que llegó, las novelas que leía eran cortas pero sustanciales, o eso pensaba. YoonGi siempre se aseguraba de preguntarle qué le gustaría para encargarlo a la biblioteca de la zona —la mayoría de veces las novelas las recibía en paquetería—, también preguntaba por su progreso, interesándose por lo que el menor pensaba sobre los personajes o situaciones, prometiéndole además luego ver las adaptaciones y trabajos cinematográficos inspirados en lo que estaba leyendo.

Mientras acarició la portada pensó en el alfa que se encontraba a su lado, con una bufanda enorme alrededor de su cuello tapándole casi hasta la nariz, su estómago no había mejorado... pero tampoco empeorado, lo correcto sería decir que estaba "estable". Los ascos venían y se iban, a veces podía pasar tres días sin sentir malestar para luego despertar sin tolerar el café, le había insistido en ir al médico incluso ofreciéndole acompañarlo por si tenía pánico a hablar, sin embargo el alfa no aceptó, simplemente se negaba a ver a algún profesional, sólo compraba algún antiácido, tomaba tés para contrarrestar los cólicos que le venían con las náuseas y comía alimentos blandos para su estómago. JiMin incluso pidió ayuda al beta quien le respondió afirmando que YoonGi era un adulto y él mismo debía responder por sí, no podía obligarlo a ir al médico. Esto no le sentó bien al omega que siguió insistiendo preguntándose por qué nadie se preocupaba por el estado del alfa.

Quería hacer todo lo posible por ayudarlo, pero arrastrarlo por la calle no era una opción.

Llegaron al consultorio e hicieron lo rutinario, JiMin se quitó la chamarra que quedó en brazos del alfa para luego acostarse en la camilla, la doctora les hablaba de los fríos que estaban más extremos en los últimos años, de cómo usaba calcetas a...

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Llegaron al consultorio e hicieron lo rutinario, JiMin se quitó la chamarra que quedó en brazos del alfa para luego acostarse en la camilla, la doctora les hablaba de los fríos que estaban más extremos en los últimos años, de cómo usaba calcetas afelpadas pero aún así sus dedos se congelaban, el omega asentía a todo con pequeños comentarios a la par que levantaba su suéter para dejar su abultado vientre al aire. YoonGi, como era usual, no se hacía partícipe de nada, sólo se quedaba en la silla a lado de JiMin, bajando la mirada y evitando el contacto visual, sólo a veces asintiendo o negando cuando le hacían una pregunta directamente.

— Muy bien... —La doctora murmuró colocando gel en el vientre— ¿has sentido alguna anomalía, JiMin?

— Umh... —se acomodó después de acostumbrarse al frío del líquido— no, bueno, un poco. Siento dolores en el vientre, como espasmos, aunque no son tan seguido sí duelen más. También he sentido más calambres en la noche. —YoonGi asintió con la cabeza después de oírlo, claramente prestando atención sin mirar directamente a ninguno de los presentes, algunas noches JiMin se había despertado con quejidos por los nudos en sus extremidades inferiores y el alfa, sin sentirse intimidado, había masajeado sus pies para relajarlos, presionaba en la planta para luego acariciar los dedos. El omega no podía negarse cuando el dolor era más que su vergüenza.

no me dejes caer ›› ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora