capítulo veintisiete

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***

— ¿Está mal?, a veces, cuando lo veo, temo que un día me levante extrañándolo, recordándolo como no debería hacerlo. —Miró el ligero movimiento de la cortina por la que se colaba una ventisca de aire, una suave que no alcanzó su cuerpo para refrescarlo.

— ¿Por qué lo extrañarías?

— No lo sé. —Respondió sintiéndose avergonzado, desviando la mirada como si alguien fuese a juzgarlo, temía, de hecho, que lo hicieran, no una persona, porque era imposible que lo viesen en tal posición y en dicho espacio, pero si aún escuchaba las voces de la gente que apreciaba juzgándolo de maneras que nunca lo harían en la realidad— es sólo... a veces-, a veces recuerdo cómo él tomaba las decisiones sobre la relación. Sé que era parte de su estrategia de manipulación... —aclaró para demostrarse consciente aún dentro de su confusión, afianzándose en sus propias manos— pero, es sólo-... no sé si pueda manejar una relación yo solo. Me da miedo extrañar eso.

— JiMin también estaría en la relación ¿no? —se escuchó un carraspeo— de eso se trata: compañerismo.

— Yo... —inhaló tímido, con sus ojos aún perdidos en las venas del interior de su propia muñeca— soy el alfa ¿no? —parpadeó rápido— los alfas son quienes dictan qué hacer en un a relación.

— ¿Eso sentías en tu relación con Thai?

La pregunta lo puso aún más nervioso, un escalofrío le recorrió el cuerpo hasta hacerle un nudo en la boca del estómago; con Thai se sentía, por momentos, en el limbo. Se miraba en el espejo sintiéndose un ser sin sexo, sin género, sin identificación, sin reconocimiento. Aquel omega solía mirarlo con ojos dulces diciéndole "alfa", abrazándolo por el cuello para comenzar algo sexual, luego, cuando algo acontecía, aventaba algún vaso de vidrio que resonaba quebrándose a su lado contra la pared, con el estruendo del cristal también retumbaban sus reclamos: "estoy harto de tener que lidiar con tu intento de alfa". Otras veces lo acompañaba a comprar lociones con aromas salados, entonces él mismo lo llamaba "ingrato", recordándole cómo sólo él lo había aceptado siendo una persona trans: "aún cuando a mí me gustan los alfas".

Todo era tan confuso, los momentos felices eran opacados por los gritos y luego éstos eran disminuidos por los besos.

Todavía recordaba la última vez que lo vió, cómo tiró de su muñeca haciéndolo tropezar, el eco de su voz resonaba por momentos cuando el agua de la ducha no limpiaba del todo su conciencia: "un alfa habría estado para mí".

Eso era en lo que se podía resumir esa relación: estar para; YoonGi estaba a disposición del mayor, siempre entregando la vena principal de su corazón para que la tocase con delicadeza, rudeza o incluso impidiera la circulación de la sangre al resto de su cuerpo.

Thai, un omega mayor, era quien le dictaba cuándo debía ser alfa y cuándo no.

Estar con JiMin implicaba una responsabilidad distinta. Jamás lo había presionado para ser o no algo, tampoco cuestionó su falta de feromonas o carencia de presencia sexual, nunca tuvo problemas con abrazarlo oliendo el ligero hervor de la miel, que seguramente abundaba en el fondo de su cuello, por el contrario, JiMin estaba confiando totalmente en él y eso lo aterraba.

Confianza.

¿Qué haría con eso?

— No. —Susurró tímido, con Thai nunca se sentía completo, ni muy omega, ni muy alfa, ni muy amado o muy seguro.

— ¿Cómo te sentías con él? —Preguntó curioso— es decir, en la toma de decisiones.

YoonGi tomó un momento, ordenó sus experiencias ahora que era un poquito más adulto, sólo para poder recordar cómo se sentía amarlo.

no me dejes caer ›› ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora