capítulo veintinueve

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JiMin fue trasladado a la nueva habitación donde permanecería, aproximadamente, los siguientes cinco días. Era más espaciosa, había una mesita individual con ruedas que podía deslizarse hacia su camilla y una ventana que podían abrir para permitir el flujo del aire, mismo que era filtrado por una rejilla que impedía la entrada a animales, insectos y hojas. Al estar en un quinto piso era una vista acogedora después del tiempo transcurrido entre paredes blanquecinas con luces pálidas que no eran tan amigables con sus ojos.

Aún se sentía ligeramente inflamado, aún podía notar sus brazos así gracias, probablemente, al suero y la medicina que le estaba siendo administrada. No por ello dejó de abrazar a Bora, la sostenía dulcemente contra su pecho semidesnudo, con el cuello de la bata deslizado un poco hacia abajo. La bebé se encontraba sin ropa a excepción de un pañal, sólo su espalda se veía acogida por una cobija que fue deslizada un poco para ser tocada directamente, su piel seguía igual de rojiza y los ojos permanecían regordetes.

JiMin la acariciaba con la mano libre, paseaba sus dedos por la nariz ligeramente respingada y los labios abiertos que aún inhalaban en suspiros, sonreía cuando la veía soltar un pequeño quejido queriendo moverse, presionaba con delicadeza los pequeños dedos cuando sus bracitos se removían buscando estirarse; sentía que quería tenerla en esa posición para siempre, oliendo bien, estando seguros, cuidados, juntos.

Mientras su pulgar presionaba la mejilla redondita y se deslizaba hacia los rollitos de su brazo, miró al alfa que prestaba total atención a ambos aún estando sentado sobre el nuevo sofá-cama, que era un poco más grande y cómodo. Sus manos se encontraban juntas y sus piernas un poco separadas.

— ¿No quieres cargarla? —Murmuró, ofreciéndole la posibilidad a YoonGi.

— No... —respondió con el mismo volumen: bajo y calmado. Sus ojos siguiendo los movimientos que ambos realizaban. Se sintió cohibido cuando detalló al omega correspondiendo la mirada, parpadeó varias veces para desviar su atención hacia sus propias manos— me da miedo. —Soltó una risa avergonzada.

— Pero has estado muy emocionado por verla. —Le recordó, inclinando a la bebé entre sus brazos para mostrarla— ven...

YoonGi restregó sus palmas contra sus muslos cubiertos de ropa y asintió, se levantó y caminó los escasos dos pasos, encontró la cara de Bora relajada, aún suspirando entre momentos, tenía las aún pálidas hileras de cabello esponjosas. El alfa levantó su mano y, con su dedo índice, tocó la mejilla de la pequeña, deslizó la yema con lentitud en un vaivén delicado.

— No creo que te muerda... —sonrió el omega al ver el acto de extremo cuidado— cárgala...

— No sé cargar bebés. —Respondió aún con los ojos fijos en ella, el brillo inundando su iris, lentamente incorporó sus ojos hacia el omega y se sonrojó por su propia torpeza, se suponía que iba a ayudarlo con ella.

— Es fácil. —Respondió una enfermera que se adentró para dejar la comida en la mesita individual, ambos la miraron sorprendidos sin haberse percatado de su llegada— ¿quiere que le enseñe? —sonrió acercándose a ambos— usted deberá cargarla en algún instante.

JiMin asintió emocionado extendiendo a su hija hacia la mujer que la tomó con manos firmes y suaves, propias de la experiencia que su labor acontecía. Se acercó al alfa que, pese a todo, aún tenía el rostro aterrado.

— Coloque su mano aquí... —murmuró extendiendo los dedos, sosteniendo la cabeza de Bora y dejando libre su cuello para que el pálido pudiera tomarla de ahí— mantenga el cuello firme, aún no puede sostenerlo por ella misma —entonces poco a poco colocó el cuerpo en el resto de su brazo— ¿ya vio? —sonrió alejando sus manos lentamente, viendo a YoonGi que seguía sorprendido por estarla cargando— es sencillo ¿verdad?

no me dejes caer ›› ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora