6. Óscar

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Cierra la computadora y deja caer su espalda en la cama, la puerta se abre y su madre entra con una carta color dorado con un lazo azul.

-Estaba en el buzón de la entrada, es para ti.

-Seguramente es de la empresa, que dan entregas grandes- la agarra y lee el lazo, frunce las cejas al ver el nombre bordado de "Óscar"- ¿Enserio?

-Hace dos semanas, que el buzón estaba repleto de papeles ¿Tienes a alguien por ahí?

-No, solamente es un empresario.

Se levanta de la cama y sale de la habitación, mientras desgarra el papel dorado y se encuentra con un chocolate, sonríe ya que es bastante incrédulo mandar algo así, pero estaba bien conservado, entra a la cocina y nota que es un poco pesado, choca contra la mesa y se le cae, se agacha y lo recoge, abre los ojos como platos cuando desgarra el papel y ve un quilate de oro con forma de chocolate. Aunque no se lo había imaginado en ningún momento, que sería eso.

"¿En que estaría pensando ese hombre?" se preguntaba, si, le impresionó un poco que le enviará eso, voltea el quilate y ve detrás, el nombre de Óscar Ruiz que estaba grabado con perfecta escritura, alza las cejas y lo deja en la mesa, no sabe ni con que intención se lo envío hace dos semanas, pero se lo entregaría, lo deja en la mesa y abre la nevera, para tomar agua. Su madre entra y arquea las cejas, inquieta.

-No me digas, ahora los regalos son millones?

-Mamá, es alguien sin importancia.

-Bien, pero ¿Oscar Ruiz? Es muy difícil que sea alguien sin importancia.

Renata lo sabe, pero no quería seguir hablando de el. Se toma todo el agua, y se lleva el quilate consigo para dejarlo entrarlo en la cartera y entregárselo a Óscar, se sienta en la cama, abre de nuevo la computadora y busca el correo que seguramente es de el, lo encuentra y anota el número de el, para teclear en su teléfono y pensar si llamarlo es correcto o no, pero lo llama ya que no quería nada. Dura unos segundos..

-Buenas tardes ¿Que se le puede ofrecer?

La voz educada sin ninguna pizca de seducción o de conquistar, de alguna forma le quedaba bien. Por qué ni hablando en persona con ella, utilizo un tono coqueto.

-Soy Renata, y quiero informarle que le voy a entregar lo que me a mandado por buzón.

-Que agresiva- escucha un suspiro- solo es por amabilidad, de que participó en la fiesta y por irse antes ¿Se acuerda?

-Me acuerdo perfectamente, de todo- rueda los ojos al tener recuerdos de la pequeña discusión con Cristian- pero, se lo devolveré.

Óscar tenía ese Objetivo, sabe que una mujer que está cerrando su corazón suele rechazar ciertas cosas, sonríe para si mismo y mueve la silla giratoria de un lado a otro, dejando lado el trabajo en la computadora.

-De acuerdo, no quiero insistir en el pequeño regalo ¿Cuando me lo quiere devolver?

-Hoy mismo.

-Tan rápido.. ¿Ni siquiera lo a tocado o, mejor dicho, se a impresionado un poco por lo menos?

-Para nada, no me agradó nada.

-Lo tomaré como un te gusto, bien. Si estás tan desesperada ¿Donde deseas que no veamos?

Renata piensa un lugar, unos segundos. Ya que no siquiera planeaba hablar tanto rato con el.

-Sera en el parque "R".

-¿Por qué no dices directamente que es el parque de tu empresa?

Óscar ve la hora en su reloj, sabe que estaba tratando con una mujer con desamor, y no buscaba interés en nada y trataría de estar en sus límites, por el momento. Pero, quería darle una subida alta, ayudarla para que salga de ese hiatus en que su gran empresa se a metido.

Renata: creando venganza. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora