El olor a café, galletas y, las miradas compartidas que se dirigían Óscar y Renata, daba a entender que los dos compartían el mismo pensamiento, mientras escuchaban a Víctor hablar respeto al trato.
-¿Bien? ¿Estás dispuesta?
Renata ni siquiera había prestado atención, ya que, técnicamente se la paso pensando en el, pero, no le preocupaba tanto. Óscar, tose y le da un sorbo a su taza de café, que estaba intacta.
-¿Perdón?
-Te gusta la idea que, cuando aceptes ese trato vas a tener que cumplir y es necesario que dones dinero, a un Conani de niños huérfanos.
-Siempre fue mi sueño, ayudar a niños huérfanos, estoy encantada.
Óscar sube las cejas, se preguntaba del por qué no quería tener hijos. Además, era joven.. y realmente bella, Víctor le desliza la hoja y el lapicero sobre la mesa, Renata, no tenía ningún problema en firmar, pero, lo analizaba un poco antes de entrar en ese campo, ya que, en cada cosa recordaba a Cristian, el era aquella sombra que no quería en su camino. Piensa que está vez, las cosas serían diferentes, la firma ante la atenta mirada de Óscar que no tiene ninguna expresión, ya que, en su mente sabe que Renata estaba indecisa, desliza la hoja hacia Víctor y le sonríe segura.
-Listo.
-Me alegro, pero, no puedo perder mucho tiempo, aquí.. mi agenda es bastante llena.
Óscar se levanta y se despiden como buenos amigos, Víctor se despide de Renata y, se va. Óscar la mira fijamente, se vuelve a sentar y extrañamente Renata no pretender escapar, no le era necesario correr lejos de Óscar, ya que el le estaba ayudando.
-No te vas a arrepentir.
-Eso espero- agarra una galleta y la muerde- ¿Hace cuanto son amigos?
-Buena pregunta, desde la secundaria.. universidad, hasta ahora.
Renata asiente y le da otra mordida a la galleta, ni quería mirar el reloj, ya que, hasta contaría los minutos para ir a ver a ese ser, al hospital. Quería, tenerlo lejos de su mente, tan lejos como sea posible. Óscar la mira detenidamente, como si tratará de adivinar que es lo que piensa Renata, que se encontraba tan silenciosa. Pero, tenía curiosidad sobre ella.
-¿No tienes hijos?
-No.
-¿No quieres?
-No puedo- suspira con tristeza y, se sacude las manos- No puedo, tener hijos.
Óscar se sorprende, no se esperaba aquella respuesta, toma del café pensativo, mientras la miraba, el cabello de Renata estaba rizado y el maquillaje muy sencillo, deja la taza de café a un lado y se cruza de brazos.
-Yo quiero tener hijos- Renata asiente atenta- pero, con el poco tiempo que tengo, ni siquiera tendría tiempo para cuidarlo.
-Nunca pensé en tener un hijo, pero..- piensa positivamente- tal vez, eran cosas mías. Siempre les tuve miedo a mis padres, de llegar embarazada a casa.
-Te dieron traumas con tirarte a la calle.
-Quizas, pero, nunca quise decepcionar a mis padres.
-¿Y si, en realidad no eres estéril? ¿Serías más feliz teniendo un hijo?
Renata lo mira detenidamente, lo piensa unos minutos.
-Lo tendría que averiguar.
Óscar se ríe y desvía la mirada a otro lado, controlando su lengua para no pedir o decir algo que le delate los pensamientos. Vuelve a mirarla con seriedad, Renata estaba mirando a su alrededor, para distraer su mente.
-¿Te quieres distraer?
Renata lo mira con las cejas arqueadas.
-¿Como?
-¿Acaso, lo tengo que decir?
Renata lo entiende de inmediato, y se siente un poco inquieta, ya que no sabe que decir. Si, necesitaba distracción, pero, eso sería suficiente para lograr quitarse a Cristian de su mente, de como le seguía atormentando a pesar de que estaba lejos de ella. Se cruza de brazos, con un dilema en su interior, si le aceptaba se sentiría la más fácil del mundo, y si no lo aceptaba, quizás, se arrepentiría en un futuro. Óscar, sonríe de medio lado, le molestaba un poco que estuviera así por alguien que ni siquiera la valoro, le haría mucho más que un favor, la haría sentir cosas diferentes, no sólo físicamente.
-Sin ningún compromiso, solo favores. ¿Que te parece?
-No te conozco tanto, Óscar.
-Tampoco la conozco tanto a usted, y no le estoy pidiendo conocerla.
-¿No quieres conocerme?
-Deseo conocerla, pero, se que, usted, no tiene tanto interés en eso, como yo.
Renata sonríe, no lo podía negar ya que era más que obvio, que no le interesaba conocerlo. por la desconfianza, lo mira detenidamente.
-¿Y si, acepto que?
Óscar sonríe divertido y se levanta, de la silla. Renata también, saca una billetera, deja el dinero en la mesa y la mira fijamente.
-¿Quieres ir a mi casa?
Renata siente su corazón en sus oídos y se queda en el mismo lugar, no estaba preparada para entregarse a otro hombre, a pesar de que, a pasado tiempo, se pone la cartera en su hombro y se acerca a él, estaba a punto de hablar pero, el la interrumpe antes.
-Se que no estas lista, para dármelo a mi.
-¿Por qué lo pediste?
-Por que quiero.. que te olvides de Cristian, una mujer no debe estar tan aferrada a algo que le hace tanto daño.
Renata no encuentra las palabras, y, solo se le queda mirando, fijamente. Óscar la jala del brazo y la saca del restaurante, el amanecer llegaba, se acercan al auto y Renata, suspira.
-¿Y si, quiero, me lo darás?
Óscar abre la puerta y se ríe, para si mismo. Es como si, ella fuera que le estuviera pidiendo ahora, la mira intensamente un buen rato.
-Si, te lo daré todo.
Renata se ríe y se acerca, lo mira fijamente pensando que decir, pues, estaba dispuesta a dejar todo atrás y vivir otra vez esa experiencia, con alguien diferente.
-Pero, no somos novios..
-No se por que te preocupa tanto eso, haz estado con alguien sin compromiso.
-¿Me vez como un objeto sexual?
-No- dice sinceramente- A menos, que esta vez sí, tú me vas a ver como un objeto sexual..
-No, jamás. Pero, si ¿Que pasará después de todo eso?
-¿No te estás anticipando?
Renata tenía miles de pensamientos, se juraba a si misma no caer en las redes de un hombre otra vez, pero, esta vez no lo veía de esa manera.
-¿Que esperamos?
Los dos se miran con una sonrisa.
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Renata: creando venganza.
RomansaSegunda temporada de "Mr. Cristian Jones". Han pasado 5 meses desde que Cristian Jones decidió darle la espalda, luego de disfrutar su cuerpo y sacar ventaja en la pobre enamorada Renata, la dejo como un trapo viejo tirado. Se hizo su propio enemi...