Los hospitales eran el peor lugar que podrías pisar.
Eran tan fríos, oscuros, no había humanidad en ellos. Porque se supone que ahí salvan tu vida, no te hacen disfrutarla.
De todas formas, como todos los días desde hace dos semanas, se encontraba entre las paredes del hospital general de la ciudad de West Reading, una de las personas con más vida, en un lugar lleno de enfermedad.
Desde que el cancer se encontró en el sistema de su madre, hace dos años, la vida de Summer dió un giro de trescientos sesenta grados. Se encontraba dormida en la silla junto a la camilla.
-Sumn...-
Soñaba con serpientes, serpientes venenozas, tratando de morder a una chica. Otras apretando sus articulaciones.
-Summ...-
Ella trataba de liberarse, pero eran demasiados los reptiles en esa habitación oscura.
-¡Summer!.-
Despertó de un salto.
Una enfermera estaba tratando de despertarla. Su madre la miraba con una sonrisa cansada en la camilla. Seguro había tratado de despertarla varias veces.
Le dolía el cuello y tenía la mano dormida. Anoche luego de la escuela se pasó enseguida al hospital. Su madre había estado sola desde la tarde del día anterior, y no soportaba la idea de ella estando sola en ese lugar.
La famila Tropez, tuvo que sacrificar todas sus comodidades para pagar el mejor tratamiento contra el cáncer, en una empresa privada. Por eso no la reprendían por quedarse dormida en la sala. No estaba prohibido, pero tampoco del todo permitido. Tampoco era su plan hacerlo de todos modos. Simplemente le rompía el corazón ir a casa sin ella.
-Lo siento, me quedé dormida.-
La enfermera le dio una mirada desaprobatoria y siguió con su trabajo.
Los sábados, naturalmente, no tenía clases. Vio la hora, las siete treinta de la mañana. Cuando la enfermera salió la chica se dirigió hacia su mamá.
-¿Como te sientes ma?.-
-Bien amor, ¿y tu?.-
-¿Estas segura?.- La mujer guardó silencio. Suspiró.
-Duele un poco.-
-Pronto te pondrás mejor.- Porque ella tenía que.
Jamás le dijo a su madre que estaba muy asustada cuando la diagnosticaron. Y peor cuando tuvieron que internarla. Nadie sabe que se duerme todos los días pensando que tal vez mañana ya no vuelva a ver a la mujer que le dio la vida, y estuvo con ella desde siempre. ¿Como se supone que siga, si no esta ella?.
-Ya vas a salir ma, y vamos a ir a casa.- Llevaba semanas diciéndolo, por que tenía que hacerlo.
-Hija, ya ve a casa. No tienes que quedarte conmigo. Es sábado, sal con tus amigos.- No quería llorar.- Esta bien amor, de verdad.-
-Tengo que ir a bañarme.- Le decía, como explicándose a si misma que no podía quedarse. -Y el desayuno, y Austin...-
-El y tu papá van a venir esta noche, tu tienes cosas que hacer. Ve.-
Ella se inclinó y abrazó a su progenitora. Se quedaron ahí un segundo.
-Volveré pronto.- Le dio un beso en la frente. Tomó su mochila de la escuela. No había siquiera ido a cambiarse a su casa. Pero siempre valía la pena.
Salir del hospital era peor que entrar. Summer se consideraba una persona muy sensible. Y ver a gente llorar y gritar por sus perdidas
siempre le afectaba bastante. Y no quería pensar en eso. Nunca. Así que se apresuró a la salida.
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You're On Your Own Kid
FanfictionTodas llegaron a la misma escuela Todas relacionadas entre sí. Todas tan distintas. Todas tan iguales. Una historia de amor y de venganza. De la busqueda de la identidad. De nuevos comienzos y country music. De corazones rotos y como sanarlos. Poe...