Confess To You. (Jenlisa)

˚₊‧꒰ა Capítulo 27 ໒꒱ ‧₊˚

˚₊‧꒰ა JENNIE KIM ໒꒱ ‧₊˚

—Mi hermosa y preciosa París —Jisoo suspiró—. ¿Escuchan eso?, suena a hermosura. Aunque tengo que decir, esta ciudad está muy sobrevalorada, a pesar de eso, no deja de ser linda.

—París es solo París, la gente la pone en lo alto por la torre Eiffel —habló Lisa—. Pero después de ahí, París es solo eso, París.

—A mí se me gusta —esa fue Rosé—. ¿Dónde nos vamos a hospedar?

Lisa le pidió al chofer que nos dejara en el hotel, era un hotel bastante lujoso, habitaciones para cada una por separado, y sin duda, una increíble vista, donde podías observar a las parejas enamoradas caminar por el lugar, solo serían dos días, pero no podía desaprovechar lo que está hermosa ciudad nos regalaba.

Era un lugar sobrevalorado, pero no por eso dejaba de ser lindo, con alguno que otro defecto, pero que como todo país, tiene lugares espectaculares. Dejé mi maleta en la cama, y me propuse sacar una que otra cosa para el frío, mi plan era dar un paseo por el lugar, divertirme y comprar una bebida mientras paseaba por las calles de París sin perderme.

Era temporada de frío, por lo que, era recomendable siempre salir con algo que te cubriera. Cuando me di una ducha y me vestí con algo más abrigado, abrí la puerta de mi habitación, encontrándome directamente con Lisa, quien también estaba saliendo de su habitación de hotel. Ambas nos mantuvimos la mirada, esperando que cualquiera interrumpiera el silencio.

No era incómodo, pero ninguna de las dos pasaba por alto la declaración de Lisa, en mi caso, no pude sacarla de mi cabeza. Era como una grabadora, se reproducía una y otra vez, parecía disco rayado. No tenía culpa, no puedo olvidar que la chica que me gusta se me declaró, y que si le digo que sí, la dejaré sufriendo.

Ella la pasaría mal.

Y yo no me lo perdonaría.

—Ho-hola —se aclaró la garganta—. ¿Ibas a dar un paseo?

—Sí, eso iba a hacer, pero las ganas se me fueron —intenté disfrazar mi nerviosismo— Lo dejaré para mañana.

—Rosé y Jisoo nos alcanzarán luego, vamos —se acercó y me agarró de la mano, me quedé perpleja asimilando que Lisa no había cambiado nada conmigo—. Prometo que le gustará París.

—¿Y si no es así?

—Prometo que le gustaré yo —dijo con toda seguridad.

Me jaló hasta que estuvimos fuera del hotel, Lisa miró a los lados, las calles poco transitadas, solo con personas paseando de un lado a otro, agarrados de la mano, así como estábamos nosotras. Lo extraño de aquí, fue que esperé recibir malas miradas, en cambio, las personas pasaban como si fueran solo eso, muñecos de una realidad.

No prestaban atención a que Lisa y yo parecíamos más que solo amigas.

—Si te sueltas te pierdes —dijo mirando al frente—. Solo sostente de mí, prometo que no te dejaré perder.

Pasando entre las personas, Lisa me llevó a varias calles de París, entre esas, calles con luces preciosas y dulcerías. Me invitó a pasar a varias, incluso, ella degustó conmigo. No iba a mentir, pasar tiempo con Lisa me gustaba más de lo que yo quería admitir, y aunque en este viaje no éramos dos, yo sentía que en el mundo sí lo éramos.

Que la vida se estaba yendo demasiado rápido, y que compartir esto con ella hoy, me restaría puntos el día de mañana, me estaba volviendo a encariñar más de lo que debía, Lisa me saldría un dolor de pecho y de corazón increíble. Porque mientras más siga compartiendo con ella, más difícil será poder sacarla de mi corazón.