Confess To You. (Jenlisa)

˚₊‧꒰ა Capítulo 8 ໒꒱ ‧₊˚

˚₊‧꒰ა JENNIE KIM ໒꒱ ‧₊˚

—¿Viste eso?, Manobal ayudó a la nueva, es increíble —dijo una chica pasando por mi lado, y conversando con otra de las integrantes.

Solté un suspiro y me pasé la toalla por la cara, secándome los sudores.

—Vaya, qué suertera eres —levanté la mirada chocándola con la de un chico—. Mucho gusto, mi nombre es Park Jin-young. Soy el chico que se encarga de la limpieza de este lugar.

—Mucho gusto, mi nombre es Jennie Kim —estreché su mano.

—Sí, lo sé, muchos lo sabemos. Te recuerdo de la vez que participaste, pero lamentablemente no quedaste, es una lástima, desde ahí supe que eras muy buena —dijo afable, sentándose a mi lado—. En persona eres mucho más linda, y lo de suertera fue porque la Señorita Manobal no ayuda a nadie, por eso las integrantes están sorprendidas.

—Es entendible —jugué con la toalla en mi mano—, pero fue cosa de una sola vez, tuve muchos encuentros no muy agradable con ella.

—¿Te habló mal?

—Oh, no, ha sido muy educada conmigo, pero yo derramé el café en su ropa.

Aquel formó una mueca, —No me quiero ni imaginar como reaccionó.

—Demasiado bien para todo el desastre que provoqué —sonreí—, ¿hace cuanto tú trabajas aquí?

—Hace años, lo dejé por un tiempo porque tenía que cuidar a mi abuela, y mi mamá trabajaba, pero ahora regresé y con mucho más ánimos que antes —dijo con entusiasmo.

Un carraspeo interrumpió la conversación, yo subí la mirada encontrándome con Lisa, quien en estos momentos no lucía lo más agradable, Jin-Young se puso de pie e hizo una reverencia. Como si hubiese cometido un delito.

—Creí que le pagábamos por limpiar, no por sentarse a conversar con las integrantes —refutó Lisa—. Espero que ahora mismo tenga una válida explicación, o me veré en la obligación de despedirlo.

—Lo siento mucho, Señorita Manobal, pero como terminé de este lugar pensé que podía...

—Ese es su problema, usted piensa, no lo haga.

—Oiga —me puse de pie—, no le hable así, tampoco cometió un delito.

—Ahora va a venir en su defensa, soy la jefa, yo digo que hacer —respondió de forma altanera.

—No digo que no esté mal lo que él hizo, fue una falta de su parte, pero usted está siendo muy grosera y despectiva, pídale de favor que siga con su trabajo, el ser su jefa no le da el derecho a rebajar a sus empleados, Señorita Manobal.

Aquella resopló, –Tomémonos un tiempo, estás hablándole así a tu jefa, ¿sabes que te puedo despedir?

—Hágalo —me encogí de hombros—, despídame.

—No, Jennie —Jin-Young intervino–. Lo siento, no quería buscarte problemas, yo seguiré con mi trabajo y no volverá a pasar, Señorita Manobal. Con permiso.

—¿Vio? —señaló a Jin-young, quien se estaba retirando—, no es tan difícil, si tan solo supiera respetar a sus superiores.

—Si no lo hago es porque usted no se lo merece —repliqué—. Es usted una grosera.

—No me vuelvas a contestar —advirtió.

—Y usted a mí me debe el mismo respeto que yo a usted, ya que somos personas, que usted sea la dueña no me hará sentir despreciada —aclaré—. O me respeta o verá como se las arregla a solo días de lanzar el grupo, si me voy, el grupo no sale a la luz y si esto pasa, su empresa se verá en graves problemas. Usted decide.