Confess To You. (Jenlisa)

˚₊‧꒰ა Capítulo 22 ໒꒱ ‧₊˚

˚₊‧꒰ა JENNIE KIM ໒꒱ ‧₊˚

Sabía que las grabaciones para un video eran complicadas, pero nunca pensé en la idea de que pudieran agotarte no solo físicamente, sino también mental. Me encontraba sentada pensando en las tomas del próximo día, era la última, pero una de las más importantes. Rosé, por otro lado, estaba atacada, tenía muchas cosas encima y trataba de mantener el orden entre las idols.

Poco a poco se iba logrando, se veían los resultados de lo mucho que hemos estado trabajando, el desgaste físico y mental que hay en esta industria nunca se sintió tan pesado. Solté el suspiro más largo en todo el mes, necesitaba un descanso de mucho tiempo. Salí del set para darme una ducha en la sala de prácticas y ponerme una ropa casual.

Recordé a mitad que Lisa aún tiene a Kuma, me preguntaba cuando regresaría, no quería llegar a casa sin Kuma. Me preguntaba que le habían dicho sus padres el día de ayer para que todo quedara así, me seguía preguntando el cómo unos padres podían agredir tanto mentalmente a su hija hasta el punto de que suelte esas palabras hirientes contra todo el que se le cruzara por el medio.

*

—No la quiero cerca, no tiene el derecho.

—¿El derecho de qué diablos?

—No tiene el derecho de hacerme sentir así, no lo tiene —dio un paso al frente como si quisiera decirme algo más-, tampoco tiene el derecho de estar en mi cabeza. No la quiero cerca por eso, la quiero lejos.

*

Cada día que pasa la entiendo menos, aunque quiera entenderla más, es un lío ahora mismo. Mi cabeza me repite que Lisa no tiene la culpa de todo lo que le ocurre, pero tampoco tiene el derecho de rebajarme y tratarme de la manera que lo hace, ni a mí ni a nadie.

Agarré mis cosas para salir de la sala de prácticas, pero como el diablo es sucio, justo entró Seulgi, quien tenía una mirada juguetona, pero no de esas que te aseguran que pasará algo interesante, sino de esas las cuales te quieren ver arruinadas y que saben como hacerlo. Yo no quería chocar con ella, deseaba que dejara las cosas estar.

—Hola, Seulgi —saludé, pero no me quedé parada, sino que caminé a la puerta.

—Espera, Jennie, quería hablar contigo —me llamó—. Ya como veo que soy irrelevante en tu misión para enamorar a Lisa, me pregunto, ¿qué quieres lograr con todo esto?

—No entiendo lo que me quieres decir, tengo que irme, Seulgi, no sé qué quieres —me crucé de brazos—, dime claro y conciso.

—Que no quiero que andes rondando a Lisa, eso digo. Déjame enamorarla a mí —expresó altanera—. Yo sí puedo hacerlo.

—Se nota, todo este tiempo que has tenido para hacerlo, no puedo ver otra cosa que tú enamorándola —dije con notorio sarcasmo—. Mi error fue buscarte para que enamoraras a Lisa, cuando es más que obvio una cosa, uno no puede obligar a las personas a enamorarse.

—Pero no la estarías obligando, es muy fácil enamorarse de mí —incluyó sonriendo de lado—. Lisa estaba a punto de caer.

Sentía sus malas intenciones, sus palabras no eran de una persona a la cual yo le agradara, más bien, ella estaba luchando por no utilizar sus palabras más hirientes. Seulgi era de esas personas que tiraba la piedra y escondía la mano, no obstante, ella quería mantener su careta de niña buena. Pero si cree que a mí me podrá seguir comprando como a los demás, estaba muy equivocada.

—Seguro que sí. Seulgi, si es así bien por ti, yo no tengo planes de seguir discutiendo, ya que entre Lisa y yo no hay nada más que una tranquila relación de jefa a Idol —simplifiqué—. Así que, si tienes alguna queja ve a recursos humanos, ahí tal vez te digan algo, o a un psicólogo, cuál sea de tu preferencia.