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—Juan si sigues temblando cómo chihuahua voy a llevarte a casa de nuevo— Advirtió Drako con seriedad en sus palabras.

Parecía que la valentía que había reunido ayer se esfumó por completó, su hermano nuevamente lo había acompañado hasta la entrada, de ahí tomaban caminos diferentes, Drako no estaba muy seguro de completar esa rutina.

—Tienes hasta que cuente tres mama huevo, o entras o nos vamos, tu decides— volvió a pronunciarse y logró que Juan dejara de esconderse detrás de él —Sabes que yo estaré aquí para ti, soy tu hermano Juan, estoy para cuidarte—

—Gracias Drako, ni pareces mi hermano diciendo eso— bromeó dando un leve codazo a su mayor, mantuvo su
respiración y la dejo salir con lentitud.

"Calma Juan, son cosas que pasan" se repitió en su menté y terminó por mostrar una postura segura.

—Voy a entrar, ¿Nos vemos en la salida?—

Drako despeinó el cabello de su hermano mientras esté asentía varias veces, se alejó después del contactó y con eso Juan supo que era momento de volver.

Respiró hondo buscando agarrar aunque sea un poco más de fuerza mental para entrar, logró su cometido y poco a poco se adentró a los pasillos llenos de estudiantes estresados.
Llegar a su salón no fue difícil, todo seguía exactamente igual a cuando se fue, incluso su lugar vacío de por el fondo.

Dejo sus cosas sobre su pupitre para prontamente sentarse y esconder su cara con ambos brazos, debía aguantar el horario escolar y siempre y cuando no se cruzará con quackity todo estaría bien.

—¡Juanito!, si viniste cabrón— la voz de Roier fue una caricia a su corazón inquieto y miedoso.

Salió de su propio escondite para dedicarle una sonrisa despreocupada a su amigo.

—Claro que vine, cumplo mis promesas Ro, así que tú también cumple las tuyas— lo miró acusatoriamente, pero no con mala intención, sólo era para asegurarse de que al otro no se le olvidará.

—Auch, que poca confianza y yo que te traía un regalo— se sentó a un lado suyo, sacando algo de su mochila.
Juan se asomó buscando ver de qué se trataba pero Roier había envuelto el dichoso regalo sorpresa.

—Para el mejor amigo del mundo mundial a la verga— le entrego una caja decorada con el superhéroe arácnido que todos conocen —A lo mejor es una pista, quién sabe— susurró y fingió desinterés al ver cómo Juan lo abría con emoción.

—No te pases de verga hermano, es un puto Spiderman ¡Y se le cambia la cara!— admito el juguete dentro de la caja.

—También las manos— agrego aún con su postura sería.

—Pinche Roier te pasaste de verga neta, en serio amigo creo que voy a llorar, ¿Cómo supiste que me gustaba spidey?— abrazó la caja aún sin abrir.

—Digamos que de forma muy casual, mientras tú buscabas tus cosas y yo estaba sentado en tu cama, vi esto— sacó su teléfono mostrando una foto de un póster algo arrugado en donde él super héroe era él protagonista
—Además a mi también me gusta, no fue difícil diferencias a tu favorito, pá que no te deprimas otra vez pofavo—

Juan soltó el juguete y abrazo a Roier con fuerza, había olvidado que "la escuela no solo es estudiar sino también son los amigos que te encuentras en el cami..."

—No mames que volvió—

"Tal vez sería mejor cambiar el amigos por enemigos"

Él de lentes miró instintivamente al portador de la voz, ya no había nadie y eso lo hizo sentirse un poco más aliviado.

Cagón       (Juackity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora