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Juan no sabría decir con exactitud cual fue el peor día de su corta vida, si cuando entro a la primaria o justo ahora que acaba de recibir "la noticia", posiblemente era ahora.

—Pero mamá— alargó la última "a" mientras iba detrás de su progenitora —No necesito volver a la escuela tu lo dijiste— volvió a quejarse.

—Cállate mamahuevo no me dejas ver mi novela— Drako intervino el berrinche de su hermano con un grito.

—¡Tu cállate cabrón!— contesto con el mismo tono.

—¡Niños!, Respetense que son hermanos— bufo molesta mientras se movía con destreza dentro de la cocina —Juan ya te dije, tienes que volver a la escuela, el bachillerato es tu momento para volver a socializar— habló con más calma, buscando convencer a su hijo.

—Mejor nada— susurró.

—¿Disculpa?— Xena volteo a verle con una ceja alzada.

—Que está bien mamá,  no es como que tenga otra opción— molesto salió de la cocina.

—¡Tendrás a Drako!— escucho desde el lugar del que acababa de salir.

—Peor aún— volvió a susurrar, subió directo hasta su cuarto ignorando las burlas de su hermano mayor.

Jamás pensó que volvería a algo como el colegio, nunca le había pasado por su mente el volver a estar a tempranas horas frente a un instituto y peor aún, que compartiera dicha escuela con su hermano mayor

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Jamás pensó que volvería a algo como el colegio, nunca le había pasado por su mente el volver a estar a tempranas horas frente a un instituto y peor aún, que compartiera dicha escuela con su hermano mayor.

—Dale mamahuevo, que yo no pienso llegar tarde por culpa tuya— Drako se abrió paso entre los múltiples estudiantes cercanos a la entrada.

Juan soltó un suspiro agotador y con dificultad siguió a su hermano, había olvidado que esos lugares estaba llenos de adolescentes justo como él, era como el infierno.

—Escucha bien Juan— Drako paro su camino y volteo a ver a su menor — Se que no tienes bonita experiencia en el colegio y que no conoces absolutamente nada, si tienes problemas solo avísame—

A Juan le brillaron sus ojos al escuchar las palabras de Drako, no solía ser un hermano cariñoso o cualquier adjetivo similar a bueno, pero eso sin duda le había dado más confianza de existir en ese lugar.

—Ahora ve a tu salón, tienes tu horario en tu teléfono y los edificios tienen letras al costado para que los identifiques, nos vemos en la salida— despeino levemente el cabello de Juan y con eso se marchó rumbo a su propia aula.

"Tu puedes, eres inteligente y nada pendejo" se echó porras mentalmente y con eso emprendió su camino a la dichosa aula.

Miro nuevamente su celular solo para verificar por última vez que estaba en el lugar correcto, no quería pasar por la humillación de darse cuenta que estaba en un salón que no le pertenecía

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Miro nuevamente su celular solo para verificar por última vez que estaba en el lugar correcto, no quería pasar por la humillación de darse cuenta que estaba en un salón que no le pertenecía.
Entro con cautela, sin querer llamar la atención y pasar totalmente desapercibido de sus compañeros que ya hasta grupitos tenian formados.

"Llegué, soy un chingón" sonrió mientras tomaba asiento en el lugar que daba con la esquina del fondo, así sería más difícil que alguien lo notase y además nadie se sienta al fondo porque todos saben que no se ve una mierda.

—Oye carnal ¿está ocupado?—

Poco había durado su tranquilidad, dirigió la vista hacia el extraño, era un poco más alto que él, castaño y casualmente también llevaba una especie de bandana solo que la suya era azul, se veía amigable.

—Eeeh no, si quieres siéntate— habló con desinterés esperando que su actitud arisca lo alejará.

—Que chingón gracias— tomó asiento y dejo sus cosas en el piso, cerca a la mesa que ahora compartirían.

Juan quiso dejar caer su cabeza sobre la mesa, definitivamente el no imponía nada y era obvio que ese chico se iba a sentar con él, debió ver ese tutorial de como ser frío y misterioso.

—Pues yo me llamo Roier gracias por preguntar— habló con un tono algo irritante para Juan pero no llegando a ser molesto.

—Mucho gusto soy Juan— se incorporó y extendió su mano buscando un apretón.

—¿A poco si muy formales?— soltó una risa corta y estrecho su mano —Eres medio calladito, sabes me recuerdas a una canción del bas bunnys—

—Se dice Bad bunny— corrigió.

—Ya lo se wey, eres medio mamonsito, me caes bien—

A pesar de los mil y un intentos que Juan hizo para que Roier se alejará no consiguió nada más que intercambiar números y ser "amigos", no tenía idea de cómo había logrado eso, la última vez que hizo un amigo lo terminaron expulsando.

Aunque muy en el fondo, Juan podía notar que Roier realmente era agradable, incluso sintió que ya lo conocía de otro lado.

Cagón       (Juackity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora