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1999

— Llama a mi Lillian, dile que lleve a Dani y la Andy — Gabriela Ozuna, una hermosa mujer que se encontraba en trabajo de parto le daba órdenes a su esposo.

— Ya están en camino, mi amor. Respira, ¿si? Nuestra Dani ya va a nacer. — La apoyaba su esposo mientras dejaba caricias en su mano. Entre los dos siempre les dio gracia y ternura llamar a sus dos hijos Dani, por sus nombres tener las primeras letras iguales.

Eran exactamente las cuatro de la mañana con treinta minutos de un nueve de septiembre del año mil novecientos noventa y nueve, el hospital especializado en maternidad de Sonora recebia y preparaba a la Colombiana para tener a su segunda hija.

Fueron tres horas esperando la dilatación correcta entre gritos de dolor de la mujer, afuera de la sala esperaban por ella su marido y su hijo mayor junto con su mejor amiga Lillian y sus tres hijas, Andrea, Lillian e Fernanda.

Las dos siempre soñaron en que sus hijos e hijas crecieran juntos, Andrea y Daniel nacieron en el mismo año con meses de diferencia y las dos mujeres fueron muy felizes.
Cinco años después y Lillian ya con otras dos hijas, la más pequeña con un año, Gabriela tuvo un embarazo muy esperado. La más pegada siempre a su vientre fue la pequeña Lillian de tres años.

Al pasar las horas, visitas pudieron entrar al cuarto reservado donde descansaban la Colombiana y su recién nacida hija, Danna.

Todos estaba encantados con la bebé, tomaban fotos para dejar el recuerdo de un día tan hermoso y una de las fotos más especiales para todos fue donde la pequeña Lillian y Daniel posaron dejando a la bebe en medio de los dos, sonriendo para la cámara mientras la abrazaban o uno de ellos dejaba un beso en su pequeña mejilla.

Didi, mi Didi — Decia la pequeña Lillian dejando caricias en la recién nacida con una sonrisa en su rostro, todos estaban encantados con la escena.

— Ahora no solo vas a tener que cuidar a la Andy y La Lillita Dani, ahora tendrás que cuidar a tu hermana, nuestra Dani. — Dijo el único hombre en la habitación además del pequeño de cinco años.

— Seré su caballero papi, van a ser todas mis Chiquitas. Ahora tambien seremos dos Danis — Decia el pequeño con una enorme sonrisa en su rostro, los tres adultos en la habitación reían.

— El Dani y yo vamos a cuidarlas. — Hablo Andrea a un lado de su madre con una tierna sonrisa.

Platicaban felizes por la llegada de un nuevo miembro a la familia, Lillian era la más feliz por su mejor amiga viéndola cumplir su sueño ser madre dos vezes y dar a luz a unos seres tan hermosos.

2002

— Didi, no puedes decir esas cosas — Lillian y Danna, de apenas tres e seis años, jugaban en el rancho del abuelo de la más pequeña.

— Lilly, déjame — Danna estaba enojada con su mejor amiga por no dejarla decir groserías. — a la verga' — Decia con dificultad mirando a la mayor con una sonrisa y sacandole la lengua al final.

— Le voy a decir al Dani — Dijo para después llamar al niño de ocho años que llego rápido hacia ellas. — La Didi anda diciendo groserías —.

— Mentira Hermanito, mentira —

— No anden diciendo groserías las dos y tampoco se peleen, Chiquitas, ya vamos por los caballos con el abuelo. —  Dijo para tomar de la mano a Lilly y a su hermana menor y llevarlas hasta el establo.

Tres años se pasaron desde el nacimiento de la más pequeña de la familia y además de la consentida por todos, sin duda la niña era una estrella de luz. Su felicidad siempre abundaba y contagiaba a todos, dejaba a todos felizes con sus locuras.

Gabriela y Saul, sus padres, estaban pensando llevar a sus dos hijos para pasar un tiempo en Colombia, país de origen de la mujer, pero sabían que sería muy difícil para ellos separarse de  todo lo que tenían en México.

Pensaban volver, nada seria definido, pero querían que sus hijos se conectarán más con esa cultura que tienen en sus raízes de parte de su madre. Cuando su pequeña Dani cumpliera los cinco años de edad y el mayor Dani los diez, visitarian Colombia.

2006

— Mami, Dani no quiere bailar conmigo — Danna reclamaba con un puchero en su rostro.

— Ya estoy cansado, Dani me obligó a bailar merengue todo el día. — Habló ahora su hijo y Gabriela apenas les sonreía.

Era su primer año en Colombia, Gabriela y Saul decidieron volver a Sonora para el próximo años, sus hijos estaban completamente felices y enamorados de la tierra. Decidieron que sería su segundo hogar desde entonces, obligaron a sus padres a prometer que vendrían cada año.

Lo más duro para ellos fue dejar a su familia, la tia Lillian, Andy y Lilly junto con Galilea y Fernanda. Pero ellas las visitaban siempre que podían, especialmente en vacaciones.

Danna aprendió muchas cosas de  Colombia, había adoptado un poco el acento paisa por su familia materna pero su acento natal permanecía vivo por siempre.

Daniel conoció a Nicole, hasta entonces eran amigos pero Danna conocía a su hermano y siempre que podía le decía Nicole que el mismo se quería casar con ella.

Danna siempre era y fue feliz en Colombia.

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𝙀𝙨𝙖 𝙨𝙤𝙣𝙧𝙞𝙨𝙖 - 𝘊𝘦𝘴𝘢𝘳 𝘗𝘢𝘳𝘳𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora