007

679 42 1
                                    


Te veo en la noche. — Dijo para luego finalizar la breve llamada telefónica.

Deje el teléfono en mi oido mientras el sonido de llamada finalizada tocaba, me aferré a la idea de que el volvería a llamar, me llamaría por los miles de apodos que siempre tiene para mi y cancelaria la cena de esta noche.

Ya esperaba este día y lo sentía cada vez más cerca. Sabía que está cena era para hablar sobre nosotros, por última vez.

Caminé hacia el baño dejando música relajante tocar de fondo, evitaba pensar mucho sobre esta noche. Al terminar, seguí mi rutina y luego vestí un vestido casual con un toque elegante negro.

Eran exactamente las seis de la tarde de un sábado frío, era un día muy cansado para todos.

Al pasar de las horas, ya estaba totalmente lista y Cesar estaba en su auto estacionado a las afueras de mi casa. Bajé las escaleras con mi bolsa en mano y Pause al ver a mis papás en el mueble de la sala mirarme.

— ¿A donde vas, mi niña? — Preguntó mi Papá.

— César me invitó a Cenar, papi. Les aviso cuando llegue, ¿si? — Dije yendo hacía ellos y dejando dos besos en la mejilla de cada uno.

— Cuídate Dani, te amamos mucho! — Dijo mi Mamá al verme salir, sonrei ante la afirmación y les lanzó un beso a lo lejos.

Al salir, César encontró mi mirada y una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Sonrei de vuelta para luego abrazarlo.

— Te miras bien chula, Dani. —

¿Dani? ¿Me llamo Dani?

César nunca me llama Dani, a no ser que estemos discutiendo.

Yo soy su Chula, su mil apodos que inventa.

No quiero ir a esa cena.

— Gracias, Cesarin. — Dije intentando sonar lo más convencida posible, algo andaba mal.

Me abrió la puerta de co-piloto, me subí  dejando mi bolsa en mis pierna soltando un suspiro nervioso mientras lo veía cerrar la puerta y pasar hasta el lado del conductor.

Comenzó el camino, me dedicaba a mirar por la ventana con silencio tranquilo. No había risas, música, cuentos, no había nosotros. Nos apagamos totalmente.

¿Dónde está el amor?

Fueron cuestión de minutos para verlo abrirme la puerta al llegar al restaurante, ya habíamos venido.

Caminamos de la mano hasta que nos guiarán a la mesa reservada, hicimos todo el proceso para pedir y luego nos quedamos solos.

Lo miré. Vi como estaba queriendo decir algo, nervioso y triste. — Dilo Cesarin, estoy aquí —.

— No, no quiero esto. — Y hay confirme para que era esta cena.

Ya sabía que este día iba a llegar, pero no tan rápido. El día que terminemos.

Íbamos a terminar.

César y yo.

Estamos en el final.

Acabamos con todo.

— Terminar. — Dije mirándolo, nuestras manos estaban juntas sobre la mesa acariciandose en forma de apoyo.

𝙀𝙨𝙖 𝙨𝙤𝙣𝙧𝙞𝙨𝙖 - 𝘊𝘦𝘴𝘢𝘳 𝘗𝘢𝘳𝘳𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora