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2020 — Mediados.

Cuarentena.

Ese era mi pretexto perfecto para evitar ver a cualquier persona.

En especial, el.

— ¿Dani, ya están? — La voz de mis papás apareció, ganándose mi atención.

Estaba haciendo galletitas de chocolate, de nuevo. Era lo que único que hacía en cuarentena, galletas y nuevas recetas de dulces. Y junto con eso, dejar a mis papás felizes con tanto dulce.

— Ya casi, ya las voy a poner en el horno! — Dije mientras acomodada cada galleta con delicadeza en la bandeja de metal para luego meterlas en el horno. — ¿Dani y Nicky vienen?

— Dijieron que si, ya casi llegan. — Aviso mi mamá mientras se sentaba al lado de mi padre en la isla de la cocina, mientras que yo estaba del otro lado. — ¿Haz hablado con Lilly? —

— No, hace algunos días hablamos pero fue algo corto. Debe estar con Carlos pasando estos días de encierro. —

— ¿Son novios ya? — Preguntó mi Papá curioso.

— Si, ¿no les conté? — Pause al verlos negar — Desde febrero, Carlos se lo propuso con serenata un día antes de San Valentin, fue tan bonito. Después tengo que mostrarles el video. —

— ¿Y tu y el Cesarin, mi niña? — Preguntó, ganándose una mirada nerviosa de mi parte y un leve golpe en el hombro de mi madre. — Chingada madre Gabi, amor, duele. — Reclamo haciéndonos reír.

— Ya sabes Papi, terminamos hace semanas y pues, solo eso. —

— Eso ya lo sabemos, queremos más información. —

— Pues no hay nada, como friegan — Dije divertida. — Desde que empezó este encierro, no eh tenido contacto con alguno de ellos. — Dije y voltee para ver las galletas en el horno.

No me sentia bien hablando de el en pasado, como si hubiera sido apenas un ciclo que no me importa haber cerrado.

Cuando en verdad muero por saber algo de él, por verlo.

Saque las galletas del horno y mire las que había hecho en forma de corazón, todos estos días había hecho y las de corazón no faltaban. Las dejé en una cajita, se las daría cuando nos viéramos de nuevo. Seguimos siendo amigos y las galletas de corazón las invente por el.

La voz de mi Hermano me saco de mis pensamientos, vi cuando entro a la cocina saludando a mis papás y luego corri hacia el haciendo que me atrape en el aire. — Hola muñequita, ¿como andas? —

— Bien, ¿y tu? ¿Dónde está Nicky y Dylan? — Dije buscando a las dos personas mencionadas detrás de él.

— Se quedaron en la casa, con esto del virus tenemos que cuidar al Dylan de cualquier contagio y por eso me dijo que venga solo, les mando saludos. — Explicó mientras se sentaba al lado de mis papás, robando una galleta de la mano de mi mamá.

— Se le entiende hijo, Dylan esta chiquito y se puede contagiar. — Dijo mi papá, con galleta en la boca. — Te quedaron buenísimas, mi niña. —

Rei al ver como los otros dos asentían robando galletas y agarré várias dejándolas en una cajita de cartón, al cerrarla le puse un moño y una tarjeta con mis palabras de cariño para luego dársela a mi hermano. — Toma, para Nicky y Dylan. —

— La Nicole se va a poner contentísima, gracias chaparra. —

Con el paso de las horas, ya eran exactamente las ocho de la noche, mi hermano ya no estaba en casa y mis papás preparaban la cena.

— Danna, chaparrita! — Escucho su llamado para correr hacia la cocina. — Anda al mercado, compra un vino que los que hay aquí son de la colección de tu papá y no hay abiertos. — Dijo mi Mamá y yo asentí mientras agarraba su tarjeta y las llaves de su carro.

Vestí una mascarilla y salí de la casa por el garaje, abriendo el carro y subiendome para tomar camino hacia el supermercado más cerca.

Al llegar, caminaba por los pasillos pérdida. No tenía idea de donde se ubicaban los vinos.

Cuando los encontré, agarré una marca en especifico y luego camine hasta el pasillo de dulces.

Y hay estaba el.

De espaldas a mi dirección, con una bolsa de pan en mano y viendo las botanas.

Camine nerviosa y lentamente, sin saber que hacer, hasta que se volteo y vi como sus ojos tomaron por sorpresa mi presencia.

— Me asustaste, Dani, que rollo! — Saludo de lejos, yo sonrei detrás de las mascarilla pero sabía que lo notaria por mis ojos enchinarse.

— Que rollo cesarin, ¿comprando pa' la cena? — como vas a preguntarle eso, estúpida.

Obvio que está comprando.

Pregúntale del encierro.

Haz algo, Danna, es César.

Tu César.

— Pues si, haciendo los mandaos', ¿y tu? — Vi como fruncia el ceño mirando el vino que tenia en brazos.

— Ya sabes, mi papá y su vicio por vino.— Dije soltando una risa ironica.

El silencio tomó conta y la tensión elevó, nos mirábamos intensamente sin saber que hacer o decir.

— ¿Y como vas con el encierro? — El fue el primero a hablar.

— Pues normal, llenando a mis papás de dulces que he estado aprendiendo a hacer. Hice muchas galletas, hay una cajita para ti para cuando quieras pasar por ellas. — Dije nerviosa jugando con mis dedos y la botella en mis brazos.

— ¿Neta? — Dijo emocionado y yo asentí riendo. — Cuando pueda salir paso por hay a buscarlas, gracias Dani. — .

Dani

Nunca odie tanto ese apodo desde que el empezó a decirlo.

No soy tu Dani, soy tu Chula.

— Bueno, tengo que irme Cesarin. — Dije tras un silencio incómodo — Nos vemos, cuídate. — Me despedí dando la vuelta antes de que el pueda hablar.

Me dirigí al caja lo más rápido posible y pague, casi saliendo corriendo hasta el carro.

Dios mio.

No estaba preparada para verlo.

Lo extraño.

• Hola Hermosas¡ 🤍 Por si quieren una "inspiración" para imaginar a los papás de Danna, acabo de agregarlos a "personajes"

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Hola Hermosas¡ 🤍 Por si quieren una "inspiración" para imaginar a los papás de Danna, acabo de agregarlos a "personajes". Cualquier Duda será atendida en los comentarios.

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𝙀𝙨𝙖 𝙨𝙤𝙣𝙧𝙞𝙨𝙖 - 𝘊𝘦𝘴𝘢𝘳 𝘗𝘢𝘳𝘳𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora