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¿Estas lista, Dani? — Nicole entro a mi cuarto, mientras me miraba al espejo. Como respuesta, solo asentí.

Ha pasado un mes desde mi termino con mi ex-novio. Hoy, fui invitada a una carne asada con amigos e família en su casa.

No fui invitada específicamente por el, si no por el Carlos y el Cristhian, decidi ir por última hora despues de pensarlo mucho.

Cesar y yo hace una semana volvimos a hablar, como amigos. Prometimos mantener nuestra amistad el dia en el que dimos todo por terminado, y lo estamos intentando.

Estaba bien, me sentia bien. Pero no completamente, siempre hay algo que sientes que falta a tu lado, un vacio que nunca completas por más bien que te sientas.

— ¿Vamos? — Nicole me preguntó con una sonrisa, acariciando mi mejilla.

— Si. ¿Van a llevar al Dylan? — Dije con una sonrisa, pensando en mi sobrino.

— Si, está en la camioneta con su papá, nos estan esperando. — Respondió ej un tono dulce — Vamos pues que vos sabes' como se pone tu hermano cuando nos tardamos —  Dijo dejando su acento caleño salir.

Creo que con Nicole y con mi Mami eran las personas con las que mas dejaba salir mi acento colombiano. Apesar de estar tantos años aqui en Phoenix, siguen con un acento bien marcado y lo dejaban ver mas en nuestros viajes a nuestra querida Colombia, incluso hasta yo.

— E' ave Maria, Dele pues! — Dije riendo y salimos juntas, no sin antes agarrar la cajita de cocadas que habia preparado para no llegar con las manos vacias y tambien porque nunca dejaba de hacer postres.

Afuera estaba mi hermano dentro del carro ya un poco estresado por nuestra demora y atrás a mi tierno Dylan dormidito en su silla especial.

El camino fue tranquilo. Lleno de puros  chismes, risas y regaños para no despertar al mas pequeño.

Cuando llegamos a la casa de la familia Parra, Mi hermano llevaba de la mano a mi sobrino ya despierto, Nicky llevaba su bolsa y la pañalera mientras que yo mi bolsa y la cajita de cocadas que olian deliciosas.

— Si te descuidas de la caja, te robo las pinches cocadas eh', huelen machin — Dijo mi hermano, haciendo que le diera un leve golpe en la nuca.

— Dejen de pelear, babosos — Dijo mi cuñada regañandonos mientras que Dylan se reia, contagiandonos a todos con su tierna risa.

Paola fue quien nos recibió cuando tocamos la puerta, con una gran sonrisa. — Plebes! Tanto tiempo sin verlos, ¡pasenle! — Dijo dandonos un espacio para pasar.

Al entrar, nos saludo a cada uno por separado, al llegar a mi me abrazo fuerte — Danna, tu siempre con tus dulces morra. — Dijo riendo mientras le daba la cajita. — Pero ya los extrañaba machin, la neta. — Reimos.

— Los traje con mucho cariño. —

Con una breve conversación de bienvenida, luego nos llevó al patio que era donde estaba reunida el resto de la familia. La primera en verme llegar fue mi Lillian que estaba sentada sola.

— Mi Didita, ¿como andas? — Dijo mientras me abrazaba y reia.

— Bien, ¿y tu? — Dije mirándola con una dulce sonrisa, para luego ver al Cristhian llegar con una pinza de la carne en su mano.

— Como andas chaparra, tanto tiempo sin verte. — Dijo mientras también me abrazaba.

— Pues tu que no me visitas, baboso. — Dije obvia, riéndome.

— Ah mamoncita andas —

— Siempre. — Dijo la Lillian y los miré ofendida para después reírnos.

𝙀𝙨𝙖 𝙨𝙤𝙣𝙧𝙞𝙨𝙖 - 𝘊𝘦𝘴𝘢𝘳 𝘗𝘢𝘳𝘳𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora