Capítulo 46: El Sabor del Viento

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------Proyectada dentro de una brillante joya azul, había una escena de llamas brillantes que parecía el fin del mundo.

Encerrada y confinada en un calabozo, ante los ojos de la ahorcada Priscilla, siendo proyectada por la mortal Sphinx de piel pálida, estaba la feroz batalla que se desarrollaba en uno de los Bastiones de la Capital Imperial.

Por un lado, tomar el núcleo del Imperio para uno mismo, y por el otro, luchar contra un enemigo formidable y mantenerse firme; la realidad de que estas dos circunstancias extraordinarias se unieran ya era para los versos de las leyendas.

Como tal, se pensaba que las muchas canciones e historias que se han transmitido desde hace mucho tiempo nacieron de esta manera.

???: [------Sin embargo, eso es solo si queda alguien que pueda transmitir lo que vio y escuchó.]

???: [No fuerces tus deseos en los demás, y mucho menos en mí misma. Cuando la grosería alcanza su cenit, incluso enojarse es irritante.]

Al presenciar la misma escena dentro de la joya, tal fue la respuesta de Priscilla a las débiles palabras de entusiasmo de su destinatario.

Débil. Sí, era una voz débil en pasión. No carente completamente de pasión, solo débil. Sintiéndose así, con sus bien formadas cejas fruncidas, Priscilla observó a la persona más allá de la joya.

La no-muerta que la confrontaba------Sphinx, presentada como la cabecilla del Gran Desastre, bajó expresamente para encontrarse con Priscilla, como para hacer alarde de la trágica situación en la que se encontraba actualmente Arakiya, con quien Priscilla tenía profundos vínculos.

Priscilla no sabía exactamente qué le impartió Sphinx a Arakiya tras capturarla y aislarla. Pero el resultado se vio reflejado en la joya, y el propósito de hacerlo estaba ante sus ojos.

Arakiya estaba a punto de explotar, intentando aferrarse a una existencia que era demasiado grande para ella, y Sphinx observaba a Priscilla, testigo del sufrimiento de Arakiya.

En esos ojos negros que se volvieron dorados, se insinuaba una curiosidad que no logró ocultarse del todo, así como un matiz de expectación.

Sphinx tenía una expectativa. ------Que el sufrimiento de Arakiya haría que el corazón de Priscilla vacilara.

Sin duda------

Priscilla: [------Estás obsesionada conmigo.]

Clavando los ojos en Priscilla, que lo había puesto de esa manera, Sphinx abrió los labios sin decir una palabra.

Fue una confirmación, una expresión de alegría. Por lo tanto, siendo ese el impulso detrás del Gran Desastre, la obsesión de Sphinx con Priscila era incuestionable.

Aunque aún no estaba claro cómo se originó eso, cualquier acto motivado por la obsesión era algo que debía despreciarse.

Sphinx: [Que algo que te fue otorgado sea quitado por la fuerza. Es un sentimiento sumamente desgarrador, tal es mi aprendizaje a partir de la observación. ¿Cómo te afectara? Confirmación: Requerida.]

Priscilla: [Tus deseos se están cumpliendo. ¿Estás de muy buen humor?]

Sphinx: [Es verdad. Lo afirmo. Como dijiste, siento una sensación de euforia. Solía ​​dar por sentado que todo procedería de acuerdo con los planes hechos de antemano, pero... mi yo pasado debería haber entendido esta sensación de logro. En ese caso, el resultado de la Guerra Demi-Humana habría sido diferente.]

Priscilla: [-----]

Sphinx: [------Pero eso significaría que no podría dar ni ganar nada.]

Echando un vistazo a Priscilla, Sphinx, que estuvo hablando con gran elocuencia, colocó una mano sobre su propio pecho y miró hacia abajo como si reflexionara sobre algo.

Re Zero Arco 8: Vincent VollachiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora