Capítulo 1

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Tenía la respiración atorada en la garganta, como si tuviera algo en medio del esófago que le impedía el paso. Sus manos, de piel blanca, suaves, pequeñas, estaban temblando ligeramente. Sus ojos, color madera estaban aguados y fijos en lo que tenía entre los dedos.

La luz era tenue y la música llegaba desde lejos, como un suave rumor. El frío
recorría su tersa piel, y estaba segura de que el miedo que estaba sintiendo
sería percibido por cualquier persona que pasara cerca de ese cubículo, solo
esperaba que no fuera ninguno de esos alfas, de los que se creían dueños del
mundo por tener dinero, de esos a los que está tan acostumbrada a atender.

Solo espera que lo que está pensando no sea cierto o no sabe qué va a ser de ella.Pasaría a la fila de Omegas descartables, como tantos que lamentablemente ha visto a lo largo de su vida, y es que a sus 26 años.

¿Qué sería de su vida sin lo único que sabe hacer? Complacer. Ser sumisa y callada, no tener entidad propia.

Un suave sonido en la puerta frente suyo la sacó de sus penas mentales, y la regresó a ese lugar. A esa única realidad que conoce, ese maldito Burdel que le quita todo lo que es.

—Unnie. ¿Te encuentras bien? —La nombrada levantó la vista, suspiró y exhaló,
expulsado su miedo en ondas. —Puedo sentirte, ¿necesitas algo?

Maldijo por dentro. Maldijo que sus feromonas de omega hagan que enseguida queden al descubierto sus estados de ánimo o lo que sea que esté sintiendo, lo odia tanto.

Así como odia a Eunha que está del otro lado.

Mentira, ama tanto a su amiga. Pero esperaba hacer esto sin nadie a su
alrededor.

—Estoy bien Eunha —susurró, tratando de tranquilizar a la omega. —En s-seguida
salgo, ve tú.

Eunha, esa hermana que la vida le regaló, el día que llegó a ese putrefacto lugar. Era de baja estatura, y ojos zafiros y brillantes que aún con todo lo horrible que han presenciado mantienen una mirada inocente y soñadora. Piel suave y dócil,era el ser más tierno y bueno que jamás conoció.

La omega más bonita que nunca vio.

—Vamos unnie, no puedo irme sin ti. Siento tu aroma.

Volvió a mirar lo que estaba haciendo y se quedó prácticamente congelada. Creyó oír que Eunha le estaba hablando, pero no está del todo segura. Hay una sola cosa que se está llevando toda su atención, y son las dos rayitas azules en esa prueba frente a ella.

'Positivo'

Sentía la respiración pesada en su cuello, caliente e incómoda. Su cuerpo laxo, sin fuerzas, estaba sobre la cama y encima suyo ese toque áspero de quién no le importa dañar y de quién se cree merecedor, dueño, de poder hacer lo que se le venga en gana.

En esos momentos, su mente divagaba a su niñez, a cuando era feliz. A cuando su papá realmente la amaba, como se supone que un padre ama una hija.

Hace tanto tiempo atrás,parecía que toda una vida había pasado.

El recuerdo de esa familia que supieron ser es la que le da fuerzas para soportar las últimas estocadas en su cansado cuerpo. Está tan acostumbrada, que su cuerpo reacciona solo y finge por defecto para que eso termine rapido.

Recuerda la sonrisa de su hermana y eso le hace sonreír, le hace flotar. ¿Qué será de su vida ahora? Es lo que se pregunta hace tantos años. ¿Se acordará de ella? ¿Pensará en su pequeña hermana, como ella lo hace? Creer que, si le hace vivir y soportar un poco más.

Gimió por lo bajo, cuando el nudo en su interior disminuyó. Cerró los ojos, mientras era tocada y besada. El aroma de ese viejo alfa le haría vomitar de seguro, pero pagaba bien y dejaba buena propina así que debía actuar como la mejor de los omegas.

BURDEL - Sinrin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora