Capítulo 5

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Eunbi  dudó un instante qué hacer en ese momento. Había algo dentro suyo, algo fuerte y latente que rogaba por ir hasta donde estaba Yerin y aclarar todo, consolar a la omega y decirle que no era así. Que Jackson no es su omega y que por favor la perdone, y ese algo era su propio alfa interno.

Pero desistió. Se ocuparía de eso después, ahora debía atender al omega que estaba en su puerta, aguardando por ella.

Caminó hasta la puerta, y lo vio ahí parado. Desprendiendo feromonas de¿celos y enojo?o al menos ese era el olor que llegaba hasta ella. Se paró en la puerta de su penthouse, y lo miró. Trató de ignorar ese sentimiento de enojo que estaba surgiendo ahí mismo.

—¿Jackson? —Preguntó, conteniendo la molestia. —¿Necesitas algo? Nos vimos esta
mañana —le recordó. El omega bajó la cabeza e instintivamente mostró el cuello
en señal de sumisión ante la alfa. —Argh, no hagas eso. No te haré daño.

—¿Ella, es tu... es tu omega? —Preguntó, levantando la vista. —La chica es tu
omega —afirmó, sintiendo el aroma a enojo emanar de la alfa.

—¿A qué has venido? —Ignoró lo que el chico dijo.

—A traerte estos do-documentos —señaló una pequeña pila de papeles. —Necesito
tu firma.

Eunbi  agarró lo que el omega le tendió, se acercó hasta la mesa y buscó un bolígrafo para luego hacer un par de firmas. La alfa vió la duda en Jackson de si debía entrar o no. No lo hizo, puesto que la mayor ya estaba frente suyo nuevamente pasándole los papeles.

Vió al chico estirar, nada disimuladamente, el cuello para intentar ver u olfatear algo. El lugar estaba plagado del dulce y sabroso aroma de las feromonas de Yerin, hasta
ella lo tenía pegado a su cuerpo gracias al tiempo que pasa junto a la omega.

Él frunció la nariz.

—¿Por qué le has dicho a Yerin que eres mi omega, Jackson? —Preguntó, cruzando los brazos, resignada.

—¿Ella es... ?

—Contesta, por favor —habló más alto, evitando usar su voz de alfa con él.

Nunca la usaba y aborrecía a quienes lo hacían porque un omega por naturaleza
haría cualquier cosa que se le diga usando ese tono de voz.

—Tu padre me lo dijo... me dijo... que —le oyó tragar. —Que yo sería tu omega. Me puse celoso. Perdón —murmuró, apenado.

Eunbi cerró con fuerza los ojos, apretándose el puente de la nariz y soltando involuntariamente un pequeño gruñido de exasperación.

La culpa no era del Jackson, sino de su padre.

—Está bien —habló, calmada. —Pero una cosa te debe quedar claro Jackson, lo que
te diga mi padre no es lo que yo haré. Por favor, necesito que devuelvas la tarjeta con la que entraste al ascensor. —El omega pareció confundido un momento, y después enojado la sacó de su cartera, pasándosela a la alfa.

Ahora que Yerin estaba ahí, y no sabía por cuánto tiempo sería, no podía dejar que otra persona viniera sin permiso.

Jackson asintió, acomodando los papeles en su brazo y dando la vuelta para irse directo al ascensor. No dijo absolutamente nada, pero de algo estaba segura.

Esto no se iba a quedar así.

Cerró la puerta, con un poco de fuerza. Por supuesto que no se iba a quedar así, pensó. Pero, de eso se iba a ocupar después ahora tenía que hablar con Yerin, lo necesitaba.

Caminó hasta la puerta del baño, se quedó ahí apoyada con una mano en el marco y la otra en la cintura.

Golpeó.

BURDEL - Sinrin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora