Capítulo 11

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—Sí —afirmó Eunbi . —Quiero saber cuánto antes, todo lo que puedas conseguir. Cualquier información —demandó. Tenía al alfa en frente. —Necesito absoluta discreción, nadie tiene que saber absolutamente nada. Lo que sea que averigües es conmigo. Y únicamente conmigo con quién tienes que hablar.

Su tono era severo. No había juegos, no había sutilezas. Moonbin, el alfa que era débil para su casta, asintió sin emitir ninguna palabra. Eunbi lo sabía. Confiaba en que pudiera llevar a cabo lo que le había mandado a investigar; la familia de Yerin.

La menor, desde hace unos días ha estado recabando información sobre la familia de su omega. Algunas preguntas, algún nombre o lugar. Pudo sacarle poco, Yerin es un poco reacia a hablar de ellos, pero por las noches, cuando la oscuridad las cubre con su manto de protección, luego de oírla sollozar en silencio, es cuando la omega habla. Cuando cuenta, cuando se quiebra, y es cuando Eunbi  lo hace por dentro, también.

Necesitaba hacer algo. Lo que sea. Aunque sea saber sobre ellos, qué fue o, que hicieron. Así que ahora, con una persona de confianza como Moonbin y con los recursos de la empresa, espera hallar un lugar. Un número de teléfono, una dirección. Lo que sea, Eunbi estaba desesperada por calmar el dolor de Yerin.

Suspiró. Miró a su alrededor.

Se encontraba llena de trabajo.Literalmente. Su escritorio había dejado de ser ese pulcro lugar, reluciente, para pasar a ser uno lleno de trabajo atrasado. Documentos que revisar, que releer, que reescribir y firmar.

Estaba cansada. Quería volver a su casa. Al que ahora era su hogar.

Sonrió.

Era las 10 de la mañana, y quería sentir el aroma de su hermosa omega. Quería esa
esencia dulzona, esa que se quedaba impregnada detrás de su paladar cuando la
besaba, o cuando lame su cuello por las noches para que logre dormir, porque
ahora le duelen los pies, y también la espalda.

La omega que llora porque su ropa no le queda, y tiene hambre a las 2:50 de la madrugada y no la quiere despertar. Que se contenta con cualquier cosa para comer a esa hora que Eunbi , con amor, se lo prepara.

Y es que ahora, con tres meses y medio, su embarazo se nota más. Su estómago está más grande, y ya empiezan las molestias.

Eunbi sonríe, porque recuerda como Yerin la mira con ese amor bajo sus pestañas, la mira como nadie nunca antes, como si fuera un súper héroe y Eunbi  se siente así cuando la mira de esa forma porque no quiere que la mire de otra distinta, nunca jamás en la vida.

Bendice a las hormonas del embarazo que la ponen tan sentimental, porque la omega se deshace bajo su toque y es toda una caprichosa andante que demanda por su
cariño.Si pudiera le daría la vida porque se merece absolutamente eso y más.

No puede más, necesita hablar con ella. Escuchar su voz y entonces decide llamarla. Toma su celular, y va directo a su contacto.

Tres tonos y Yerin atienden su propio celular, uno que Eunbi le compró para poder mandarse mensajes cuando esta desocupada, o algún audio. La omega es fanática de los vídeos, y Eunbi  ama que se grabe cocinando, tocando el piano que le regaló y se lo mande, o que le hable desde el nido, lugar donde se pasa la mayoría del tiempo entre los cojines y las colchas, donde se pierde entre ellos.

Desde que lo hizo, duermen allí todas las noches y cuando está cansada.

Yerin lo disfruta, y Eunbi disfruta ver que lo hace.Eunbi se queda mirando cada video con una sonrisa boba cada vez que puede.

Ya no se lo pudo ocultar a Sojung , porque, según sus propias palabras, la chismosa de Yuna no se quedó callada y Kim Sojung  se tomó a mal que no le compartiera que tiene una omega y que está esperando un bebé,
pero es que Eunbi cuando está con Yerin se encierra en una burbuja donde nada ni nadie más existe mas que ellas dos.

BURDEL - Sinrin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora