Capítulo 19

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Yerin suspiraba. Su cuerpo se mecía con cada estocada proporcionada por la alfa. Las manos de Eunbi la sostenían con posesión por la cintura y sus labios presionados contra su marca.

Sentía el pecho sudoroso de la menor pegado a su espalda y también como latía su corazón con fuerza mientras el miembro de Eunbi entraba y salía de ella varias veces.

Intentaban hacer el menor ruido posible, pues no estaban solas. Si bien, las demás habitaciones estaban retiradas, Yerin se moriría de la vergüenza si alguien las oía tener relaciones.

—Te sientes tan bien,unnie —murmuró Eunbi sobre el oído de la omega, gimiendo
levemente, pero de manera incontrolable de todos modos. El interior de su omega era la
gloria misma. — Eres hermosa, me encantas...

Yerin gimió ante el elogio. Le gustaba mucho cuando lo hacía, le excitaba demasiado que cuando estaban teniendo sexo le hablara con esa voz ronca justo en su oído, le parecía de lo más sexy y excitante.

—Ahí, Bi ... ahí —se tuvo que morder el labio inferior para no gemir tan alto, cuando Eunbi  tocó su punto g.

Sus cuerpos estaban sudados, la piel hacía ruido al chocar una y otra vez.

— Eres mía Yerin, mía —murmuraba la alfa, con voz agitada. Sus manos tocando todo lo que podía.

La alfa estaba pegada a la espalda de la pelinegra y Yerin apoyada en su costado.Era única forma en la que Eunbi  accedía a hacer el amor porque tenía miedo de que la omega hiciera fuerza, aplastaran al bebé o algo saliera mal.

Extendió sus manos, pasó una por debajo del cuerpo de Yerin y masajeo su clítoris mientras con la otra sostenía la pierna más arriba para encontrar un nuevo ángulo.

Yerin gimió de gusto.

En el instante en que su nudo la dejó dentro de la omega, Eunbi volvió a reabrir la marca a penas cicatrizada. Hundió sus colmillos en la suave y blanca piel , Yerin llegó al orgasmo con un sollozo ahogado y silencioso.

Al mismo tiempo que Eunbi  la llenaba por completo.

La omega ya estaba acostumbrada a que su marca fuera reabierta. A Eunbi le gustaba hacerlo cada vez que la anudaba o a veces cuando notaba a Yerin ansiosa por algo.

A Yerin le gustaba la sensación, ya que el vínculo se hacía más fuerte cada vez y la
hacía sentirse cuidada, querida ,tranquila, todos esos sentimientos la abundaban en su cuerpo mientras la alfa curaba con su saliva la nueva herida.

— Tranquila, ya va a bajar —prometió Eunbi, pasando su lengua por los
dos pequeños orificios en la piel de Yerin. —¿Te encuentras bien, Yennie?

—Hmm —murmuró. —Mejor que nunca —Eunbi sonrió, abrazando su cintura con ternura, porque Yerin siempre se sentía así después de hacer el amor.

—Ya no debe faltar mucho —ya no se encontraba derramándose en el interior de
la pelinegra, así que solo debía bajar la hinchazón.

— Bi —susurró la omega. Eunbi  hizo un pequeño sonido para darle a entender que la estaba escuchando, acariciando su muslo desnudo. —No hemos pensado en un nombre para el bebé.

Gimió levemente cuando Eunbi salió de su interior. Le besó el hombro y las limpió a ambas con toallitas húmedas que tenían a la mano para esos momentos. Luego irían a bañarse juntas.

— Cierto —murmuró, la ayudó a girar sobre su espalda. Su vientre prominente se movió un poco. Yerin era un desastre hermoso en momentos como ese con su cabello revuelto, su fleco pegado a su frente mojado por el sudor , la piel brillante y enrojecida y sus ojos cansados.

BURDEL - Sinrin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora