Capítulo 22

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Eunbi  corría por toda la casa buscando las cosas para el bebé, ya viene, se dijo a sí misma. Subió a toda prisa por las escaleras, con sus pasos resonando fuertemente hacia la habitación que compartía con Yerin, tomó el bolso de color amarillo claro con ositos que tenía dentro todo lo necesario.

Un par de días antes se habían puesto ambas a prepararlo por si el bebé decidía llegar en la madrugada y no tuvieran nada listo. Así que ahí estaba la alfa, revisando por última vez. Pañales de recién nacido, ropita, mantas, cambiador, algodón, talco y cremas. Verificó que hubiera también cambio de ropa para Yerin una vez que estuviera en la habitación, para que no
tuviera que usar esas batas de hospital porque sabía que no le gustaba en absoluto.

—Me he mojado t-toda —contuvo un sollozo, sosteniendo todavía su vientre.

Estaba parada, junto con la señora Lee, la ama de llaves, que intentaba calmarla, pero sólo lo hizo cuando su alfa apareció por la puerta.

— ... está bien ¿Quieres que te traiga ropa para cambiarte? —susurró Eunbi una vez al lado suyo, dejando el gigante bolso sobre la mesa.

Yerin asintió.

—Si, p-por favor —un par de lágrimas corrieron por su mejilla, no sabía si lloraba de miedo o de alegría por al fin ver a su bebé. Eunbi la besó en la frente y rápidamente fue hasta la habitación y buscó ropa interior y un pantalón de la omega.

—Aquí, unnie —dijo cuando llegó a su lado. —¿Ajumma, le puede avisar al Señor Min
que conduzca?, No creo poder hacerlo con Yerin así — la señora Lee asintió y salió a buscar al alfa encargado de conducir el auto de la familia dejándolas solas. — Yennie, te voy a ayudar a cambiarte. ¿Sí? Agárrate de mí —le indicó y Yerin lo hizo.

Con cuidado, Eunb  le sacó la ropa húmeda. La secó con una toalla, le colocó ropa interior que le quedaba floja y unos pants que usualmente usaba para dormir.

—¿Sunoo va a estar bien? —preguntó, con miedo en la voz la omega. Eunbi  la estaba llevando ya hacia el auto que iba a llevarlas al hospital.

—Por supuesto. Todo va a estar bien con Sunoo —la tranquilizó, aunque ciertamente, calma era lo menos sentía la alfa en ese preciso momento, pero debía intentar calmar a su pareja — vas a ver que muy pronto vas a tenerlo en tus brazos —la sostuvo más contra su cuerpo.

— Tengo miedo,... todavía faltaba para las treinta y ocho semanas — Eunbi  le cubrió la cabeza para que no se golpeara al entrar al
auto. La ayudó a acomodarse y Yerin tendió la cabeza hacia atrás cuando le llegó una contracción.

La hizo casi llorar, arrugó su rostro y se sostuvo el vientre. Dió un pequeño grito que alteró a Eunbi  y al Señon Min que ya estaba sentado en su lugar. La alfa se apuró a entrar, dejando a un costado el bolso y concentrándose en la omega.

—Tranquila, Yennie  —la voz de la alfa era temblorosa. El auto se comenzó a mover casi al instante después de otro sollozo de la pelinegra. — Ya vamos a llegar, estamos yendo Yerin. Aguanta unnie, aguanta —susurró la menor, rogándole a ambos.

— Me duele, Bi  — suspiraba y apretaba la mano de la alfa, clavando sus uñas, pero a la menor no le importaba en lo absoluto. Con la mano libre le frotaba el vientre y le susurraba palabras para tranquilizarla.

Yerin se calmó cuando la contracción paró y pudo respirar con mayor tranquilidad. Sus ojos estaban llorosos y su cabello hecho un desastre.

Eunbi  estaba pegada a su lado, mientras el otro alfa conducía hacia el hospital.

La alfa usó ese momento de calma, en donde solo se escuchaban los resoplidos de la pelinegra para mandar un mensaje a su madre y a la señora Jung, para que fueran directo al lugar y luego volvió su atención a la mayor.

BURDEL - Sinrin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora