Capítulo 6

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Después de esa noche, todo se había vuelto un poco más íntimo. Y extrañamente se sentía tan bien, correcto y usual que las descolocaba a ambas por momentos.

2 días habían pasado y Yerin la noche siguiente volvió a presentarse en la habitación de la alfa haciendo la misma pregunta. La tercera noche, cuando Yerin iba hacia su propia habitación Eunbi  la tomó por la cintura desde atrás con suavidad y la invitó a dormir con ella.

Y ahora estaban allí, bajo las mismas sábanas compartiendo calor corporal. Luz tenue entraba desde el pasillo en un delgado haz de luz que no llegaba hasta donde estaban ellas.

Estaban frente a frente, mirándose. Yerin, aún siendo un poco más alta que la alfa, se sentía más pequeña ante las caricias que la menor le daba. Eunbi le estaba tocando con delicadeza el rostro, arrastrando las yemas de sus dedos por su suave piel, haciendo pequeños círculos mientras la omega suspiraba.

El ambiente era tranquilo, relajado. El dulce aroma de Yerin inundaba los sentidos de la alfa, y le gustaba. Le gustaba tanto, que respiraba con fuerza para sentirla por completo. Su piel picaba en cada inspiración, llenandose de la omega.

Yerin acariciaba el brazo desnudo de la alfa, mientras mojaba sus labios con su lengua de vez en cuando.

—Eres la omega más hermosa —susurró la alfa. Como en un secreto en entre ambas. — Yerin, tu aroma es tan delicioso e irresistible. Yerin agradeció que no hubiera luz, porque estaba colorada a más no poder.

—G-gracias Bi —murmuró, aceptando la caricia en su cuello. Ronroneó. —Y tú la
alfa más buena que he conocido, la mejor. Me agrada estar contigo, así —aseguró, con voz temblorosa.

Estos días, durmiendo en los brazos fuertes de la alfa, con su nariz enterrada en el pecho y amaneciendo en los brazos e impregnada del aroma de la otra les hizo
darse cuenta a ambas que había algo más.

Que no eran simples conocidas compartiendo un lugar y un espacio. Había algo más ahí, latente y que ninguna se animaba a decir por miedo a la reacción de la otra.

—¿En serio? —El pecho de la alfa se hinchó de orgullo al oír eso de la omega.

De su omega, Eunbi  estaba segura de eso. —¿La mejor? —Preguntó, con ilusión. Yerin asintió, riendo a penas, avergonzada. —Nunca me has dicho eso antes Yennie, y a mí también me gusta estar aquí contigo, así —confesó, recorriendo el hombro de la mayor hasta llegar a su mano y así entrelazar sus dedos. —Cerca tuyo.

—Sí —asintió, una sensación recorrió su columna vertebral gracias a la suave voz de la alfa. Suave, y determinada. —La mejor alfa. Nunca nadie me brindó tanto sin pedirme nada a cambio... nada de... de sexo —se encogió de hombros. —Todos los alfas en mi vida me han buscado por eso, no sé hacer otra cosa, no tengo otra cosa que ofrecer —admitió, con la voz cortada.

—No,no digas eso unnie . Por favor —se acercó más a la omega, cada vez que la sentía triste su instinto le incitaba a estar más cerca, todo lo que podía. Temía que en un futuro cercano no pudiera estar alejada de la hermosa pelinegra. —Estoy segura de que tienes mucho para dar  —Yerin también se acercó, estando a milímetros de distancia.

—¿Eso crees? —Preguntó, con el corazón acelerado por la cercanía, el calor de la alfa y su fuerte y conocido aroma.

—Por supuesto que sí —aseguró. —Yo siempre te respetaré, siempre. Y si hasta ahora no he intentado nada contigo, es porque te tengo respeto y quiero que te
sientas cómoda alrededor mío, y no que creas que busco algo a cambio. Por eso trato de contenerme.

La respiración se le cortó a la omega.Eunbi  le acariciaba el rostro,mientras liberaba sus feromonas con aroma a café y menta.

—¿Ehm... tú te... te contienes...? —Preguntó, un poco aturdida por la confesión de la menor. —Digo, si yo quisiera...

BURDEL - Sinrin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora