II. Hermandad
Michael avisó a Carolina, la cual recibió el llamado y corrió hacia su hermana. La tomó del hombro y ella giró. Con un gesto al auricular le dio a entender que la señal había caído. Retrocedieron varios pasos hasta que la voz de Michael volvió a hacer presencia en los oídos de las hermanas y Carolina agachó su cabeza.
—¿Mis padres no me querían tener...?
—No, así no fue. —soltó su bolso y le tomó la cara entre sus manos— Ellos querían tenerte, pero las circunstancias eran complicadas, casi no comíamos, la falta de agua era algo recurrente. El miedo constante de cada día en que no sabíamos qué podríamos encontrar los llevó a esos pensamientos.
Julie le limpió las lágrimas con sus pulgares y juntó su frente con la de su hermana.
—No podemos juzgar ni sacar conclusiones de las personas basándonos en las decisiones que toman por miedo...
—¿Por qué decidieron tenerme?
—Yo los convencí. —se apartó y la tomó de las manos—. Apenas escuché lo que tenían planeado, me levanté y les hablé con claridad. Creo que fue la primera vez en la que actué como adulta. Yo quería conocerte, quería tenerte conmigo, quería protegerte y desde ese momento lo hice. —su voz ahogada se combinaba con un nudo de melancolía en su garganta—. Los amenacé con matarme si te llegaban a hacer algún daño. Sonaba loco para una niña de doce años, pero vieron mi determinación en mis ojos, comprendieron que no dudaría en hacerlo y ellos no se perdonarían perder a sus dos hijas. No sabía cómo sobreviviríamos, pero debíamos intentarlo...
Carolina observó a su hermana a los ojos y se lanzó a ella con rapidez para abrazarla.
—Lo siento. En serio lo siento mucho. —dijo refugiándose en su pecho.
—No tienes que disculparte por nada. Tú eres la razón por la que nunca he dejado de luchar y sé que nuestros padres estarían orgullosos de ti, porque yo lo estoy.
Ambas se limpiaron sus lágrimas y se dirigieron a Michael, quien había escuchado toda la conversación desde la nave.
—Me alegra que estén bien de nuevo. Ahora, concentrémonos en encontrar a Joshua.
—Perfecto. —dijeron ambas al unísono y sus miradas se hallaron con complicidad.
—El área interfiere la ubicación y la comunicación, tienen que permanecer juntas y revisar cualquier cosa que noten extraña en el terreno.
—Bien, Caro. ¿Te acuerdas de las prácticas de batalla en dúos? —inquirió Julie sacando una correa de su bolsa.
La batalla de dúos calificaba el trabajo en equipo de dos combatientes amarrados el uno con el otro de una mano. Tenían que luchar con inteligencia y habilidad, pues una de sus extremidades estaría en una relativa incapacidad.
Se ciñeron sus muñecas y empezaron a caminar dentro de la zona de interferencia. El aire se movía con furia, su grosor hacía que empujara aún más fuerte y obstaculizaba de sobremanera la visibilidad. Se vieron sumergidas ante la mismísima negrura y sus ojos no percibían más allá de sus propias narices. Sabían que seguían juntas, pues la tensión de la correa con cada movimiento les notificaba su presencia.
"Escucho algo", pensó Julie.
"¿Qué es eso que suena?", caviló Carolina.
Sus oídos y sus pensamientos eran lo único que tenían para sí. El ruido similar a unos graznidos retumbaba la zona con ímpetu. Era una especie de conversación de decenas de máquinas, como si cada una tratara de hacerse notar por encima de las demás. Las hermanas decidieron retroceder, pues la cacofonía que habitaba aquel lugar las superaba.
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La Aventura que Nunca Viví | [Novela]
Science FictionEn 2019, Nicolas Tamàro, un joven temeroso e inseguro atrapado en la agobiante monotonía de su vida, recibe cartas de Joshua, un enigmático viajero del tiempo del año 2175. Joshua revela conocer cada detalle de la vida de Nicolas y le encomienda una...