I. Así sea en la otra vida
Ni un solo imprevisto ocurrió saliendo de la zona, más allá de requisas exhaustivas y un par de cruces de saludos de Nicolas con sus antiguos (y futuros) compañeros que aligeraron su paso por cada cordón de seguridad. En el último de los anillos de vigilancia, un perro, cuyos colores oscuros se entremezclaban con tonos amarillos, se acercó a ellos moviendo su cola como un péndulo. Julie atemorizada, se colocó a la defensiva esperando que el animal la atacara.
—Tranquila. Mira, es inofensivo. —dijo él mientras se agachaba para acariciarlo.
—¿Qué le pasa Doc.? —preguntó uno de los militares de seguridad—. Parece que nunca hubiese visto uno.
—No es nada, es solo que tuve... inconvenientes en el pasado con los perros...
Nicolas giró su mirada a ella notando la mentira que al parecer el guardia se creyó. Pensó en la relatividad de lo que había dicho. En el pasado. El pasado de ella, pero el futuro de él. Un futuro que no vivirá.
—Ven, acércate, no te hará nada. —añadió mientras frotaba la pansa del animal que disfrutaba con emoción moviéndose boca arriba.
Julie se acercó con lentitud al pequeño y cuando sintió la suavidad de la piel en su mano, sus ojos brillaron. Nicolas se levantó y le dio privacidad con él. Se olvidó de todos los problemas por unos segundos, solo era ella admirando la naturaleza de un pequeño animal. Algo compartían, no era intelecto ni instintos, era el éxtasis de experimentar un cariño sincero. Un trato digno y una caricia es lo único que piden y aun así hay personas que su interacción hacia estos es infame.
—¡Muñeca! ¡Ven para acá! No molestes a los doctores. —grito una chica en la lejanía.
No pasó un segundo desde que el pronombre viajó a los oídos de la perra cuando ya se había puesto en pie, eso sí, sin dejar de mover su cola.
—¡No es ninguna molestia! —respondió Julie y luego susurrar para sí—. Esto es lo mejor que me ha pasado...
La pequeña se quedó mirando a la dueña, volvió a la doctora y como muestra de agradecimiento se le acercó, le lamió la cara para luego salir disparada en brazos de su amo. Julie solo podía reírse y disfrutar de aquel breve momento.
—¿Qué te pareció? —preguntó Nicolas luego de ver cómo la perra entraba a la casa y la chica levantaba el brazo para despedirse de ellos.
—Es lo mejor que he vivido... —replicó con emoción mientras emulaba el gesto de la señorita.
—Y esto no es ni el 1% de lo que este mundo tiene.
—Tenemos que recuperarlos Nicolas. —añadió girando su mirada a él.
—Lo haremos.
—No todos los perros son iguales Doc. —señaló el guardia luego de ver la felicidad de la doctora.
—Ni todos los hombres... —acotó guiñando un ojo el compañero junto a él con un tono que, según él, era seductor.
Julie solo lo vio de abajo hacia arriba con una cara de disgusto que la superaba. No se iba a desgastar peleando con alguien como él. Aparte que no iba a poner en riesgo la misión por un imbécil que cree que con una frase y un gesto pueden conseguir a una mujer.
—Hay algunos perros que siguen siendo perros. —dijo el guardia empujando a su colega.
—Eso veo. —sonrió ella.
—Bueno, el trabajo es mucho y el tiempo es poco. —finalizó Nicolas.
—Bien puedan, sigan. Que les vaya bien. Vayan por la sombrita —dijo el guarda.
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La Aventura que Nunca Viví | [Novela]
Science FictionEn 2019, Nicolas Tamàro, un joven temeroso e inseguro atrapado en la agobiante monotonía de su vida, recibe cartas de Joshua, un enigmático viajero del tiempo del año 2175. Joshua revela conocer cada detalle de la vida de Nicolas y le encomienda una...