La Aventura que Nunca Viví | [Novela]

13.2. Capítulo XIII: Viejos amigos | Parte 2

II. 2034

Al llegar, se encontraron con la ciudad amurallada, el centro de operaciones principales del gobierno dictatorial de Colombia en 2034. La nave como un camaleón se acopló en una zona boscosa a unos minutos de la ciudadela. La polución y el calor eran una constante en esta época. No había tanta diferencia en la atmósfera de ambos periodos de tiempo, solo que una era más letal a la hora de matar que otra, pero qué más da si el mismo aire que te da vida te aniquila.

—Necesito que te pongas esto... —dijo Julie entregándole un reloj que mostraba el tiempo que había pasado desde su salida.

Nicolas miró con cierta confusión el aparato.

—Este es el enlace a la nave, donde se encuentra el generador del Velo Cronológico.

Su rostro de desconcierto ahora se dirigió a la cara de ella.

—¿El Velo?... —preguntó como si fuese algo que Nicolas debería saber.

Él negó con la cabeza.

—No hemos tenido tanto tiempo para hablar de la ciencia detrás de los viajes en el tiempo...

—Es verdad. —se frotó la frente al recordar todo lo que había ocurrido—. A ver, te explico.

Luego de varios años de estudio de ideas, artículos, teorías e hipótesis planteadas en el pasado. Trabajos que fueron almacenados como tesoros del mundo antiguo. Joshua en su caso mantenía todo el material en Braintaro, cuando conoció a Julie y su familia, añadió cosas que faltaban a su gran biblioteca virtual. Lograron dar con la manera de viajar en el tiempo, uniendo los estudios de la materia oscura y mundo cuántico, más en específico, la sintonización de frecuencia cuántica.

El gran error de los genios del pasado fue pensar en el tiempo como algo exacto que, si bien es perpetuo, a la hora de hacer un viaje en el tiempo no se puede regresar al mismo punto debido a la desincronización temporal. Este es un efecto que ocurre por la frecuencia cuántica de cada persona. Pues un humano pertenece a un solo espacio y tiempo, indicado como Región Espaciotemporal.

Julie y Joshua dieron con el clavo al simular en las computadoras un viaje en el que la continuidad del tiempo era lo principal. Si la persona realizó la excursión al mediodía directo al pasado, cumple su misión y se demora cinco horas, tendrá que volver a las cinco de la tarde, ya que si llega al punto de partida su frecuencia se encontrará desfasada.

—Entonces, cada uno de nosotros pertenecemos a una región espaciotemporal, pero ¿por qué al momento en que viajé del pasado a 2175 no tuve inconvenientes? Entiendo que estoy desfasado...

—Por alguna razón, la cual desconocíamos, las frecuencias cuánticas alteran a la persona cuando va al pasado... tenemos entendido que a medida que el tiempo avanza y el espacio se hace cada vez más grande, las frecuencias cuánticas van en aumento... y es ahí donde surgió nuestra hipótesis, las frecuencias de un viajero que va al futuro se adaptan más fácil a las del momento al que llega...

—que cuando viaja al pasado, pues su frecuencia cuántica tiende a aumentar, no a disminuir... —concluyó Nicolas pensativo.

—Exacto... la idea estaba ahí y no fue hasta que llegaste que pudimos confirmarla.

—¿Y la materia oscura?, ¿cómo entra eso aquí? Hasta donde tengo memoria era un campo de estudio del cual se sabía poco, por no decir nada.

—Bien. —soltó un suspiro tratando aclarar su mente y sentirse segura para explicar todo de la mejor manera—. Según los archivos, se llegó a creer que la materia oscura suponía cerca de un tercio del total del universo. Con lo cual, es relativamente sencillo hallarla en el espacio exterior. A finales de los ochenta, en Suiza, por medio de dispositivos con principios cuánticos, lograron interactuar con la materia oscura... a simple vista no había cambio alguno en sus propiedades físicas, por obvias razones, pero sus frecuencias cuánticas se alteraban. Con eso empezaron a trabajar en la Teoría de Vibración Temporal, con la cual se pensaba viajar en el tiempo, pero luego llegó el gran problema del virus...