La Aventura que Nunca Viví | [Novela]

9. Capítulo IX: Secretos

Después de aquel encuentro con La Disensión, comandada por la doctora Silvia Quintero. Nicolas y Carolina se enteraron de la profundidad problemática de aquel lugar, la opresión impuesta por la familia Uribe. Este grupo llevaba seis años, contando aquel día, reuniéndose y planeando el derrocamiento de la dictadura. Sus asambleas solo se podían llevar a cabo cada seis de mayo, el día de la fundación, debido al apagado de cámaras y micrófonos desde las cinco de la tarde como objeto de proveer una pizca de libertad a la comunidad. A eso le sumaban las tres horas de celebración fuera del toque de queda, el cual regía de cinco de la mañana a ocho de la noche. Cada trabajador recibía lo que aportaba, la recompensa por su labor se basaba en comida y una cama en la cual dormir, incluyendo mantener su vida.

La Disensión acogió a Nicolas y Carolina como uno de los suyos. Ahora se encontraba en una situación bastante familiar, un agente doble, mientras ayudaba al gobierno con tal de sobrevivir, también preparaba con exactitud cada paso y situación para que este cayera. Su yo interno parecía calmarse, el joven Nicolas que vivía en la sima de su conciencia empezaba a sentirse cómodo con la situación, el terreno era conocido por ambos ahora.

El problema era que luego de aquella reunión. él no tenía un año para trabajar la libertad de Centro Solar. Su tiempo era limitado, eran menos de cuatro meses lo que poseía. No podía ser egoísta consigo mismo, no sería capaz de negarle a su yo joven vivir lo que él ya había experimentado. El plan de liberación debía hacerse en unos pocos meses.

Cada bosquejo ideado por La Disensión se echaba a perder cada año. Eran insulsos ante el poderío del alto mando, pero la llegada de Nicolas le daba un aire de esperanza, sabían que con él dentro del gobierno se podían facilitar las cosas. Por fin, luego de tantos años, tenían un plan consistente, una hoja de ruta la cual seguir.

Comenzó con advertirles que pediría aquel terreno al capitán, con la excusa de querer instalarse de manera formal con Carolina y la posibilidad abierta de hacer crecer la familia. Todo esto para esconder la entrada al salón de reuniones de La Disensión. Carolina comentó la futura inclusión de Michael Cangrejo, un genio tecnológico con apenas quince años que podría moverse entre ambos bandos. Su continuidad dentro de la fuerza militar sería de ayuda para estudiar posibles candidatos a enfilarse en una futura guerra contra el estado.

Con la vivienda desarrollada, Nicolas pensó en aislar el salón de reuniones, que fuera indetectable para la tecnología de Centro Solar. Su plan de comunicación se basó en invitar a la doctora Quintero a su casa cada semana, ella se encargaría de informar a los miembros del grupo. El cuerpo médico manejaba más privacidad que el resto de las personas, con lo cual poseía la facilidad de hablar en un entorno secreto de doctor-paciente. La incorporación de Julie era vital, pues la información se trasladaría con mayor rapidez. Laura Cangrejo se integraría al grupo. Joshua continuaría como profesor de entrenamiento a cadetes, se enteraría de todo, pero con el alto mando vigilándolo de cerca le sería imposible participar.

Terminada la reunión, en la que los presentes cambiaron sus semblantes apagados por unos esperanzados, todos estaban dispuestos a trabajar con Nicolas. Él se dirigió a ellos con un talante de líder que hizo que el grupo lo siguiera, pero aclaró que lo planteado era una idea que la jefe debía estudiar, después de todo Silvia Quintero era quien estaba a cargo. Él solo sería un miembro, importante, pero únicamente eso.

Nicolas llevó a Carolina a la zona de soldados, sitio en el que estaba viviendo, se detuvieron en el umbral. Un cuarto lleno de literas donde el espacio era minúsculo, si había un metro entre cada catre era mucho.

Los altoparlantes notificaban a la comunidad que de las tres horas extras le quedaban solo diez minutos y así llegaría a su fin la leve e insignificante libertad de cada año.