II. Furtivo
El amanecer del nuevo día los recibió con un gran número de heridos llegando a Centro Solar, ciudadanos de sedes aledañas que lograron escapar y se vieron sorprendidos por la brutalidad de las máquinas del exterior. Silvia y el resto del equipo médico se sintieron abrumados por la cantidad de pacientes entrantes, pero con tenacidad fueron logrando socorrer a cada uno de ellos.
Joshua se dirigió a la nave en busca de Nicolas, pues sentía que el comportamiento de la noche anterior no fue lo más sensato. Carolina iba saliendo a encontrarse con Laura y el pelotón del que estaba a cargo para llevar a cabo su entrenamiento diario. Michael seguía con el equipo de tecnología ejecutando proyectos, entre esos, el más avanzado: Una posible traducción de la lengua humanoide. Sin embargo, aún necesitaban el aval de poder trabajar con Edmundo. Los demás eran planes de seguridad para un futuro. Julie se quedó en casa con los niños ayudándolos con sus estudios los cuales eran dirigidos por ella y Joshua. Él quería tomar esa labor ese día, pero la insistencia de su esposa en que dejara de lado sus problemas y usara la razón en fin de la causa, le hizo sentir culpable.
—Joven Nicolas, Joshua está acá. —avisó la IA.
—¿Joshua? —se preguntó con asombro por lo inesperado.
—Con el roce de ayer, entiendo que no quiera verlo, joven.
—No, Astra, tranquila. Dile que suba.
Nicolas se encontraba en el laboratorio ultimando detalles y así empezar el proceso de implantes. En la misma máquina que usó Astra para hacerle un corte de pelo, no fue sino hasta ese momento que se percató de dos extremidades extra. Cuatro de sus seis brazos mecánicos poseían las agujas. Todas predispuestas a usarse. Solo quedaba una en el maletín, la cual era la más importante, pues su ubicación en el lóbulo temporal determinaría el éxito de la misión.
Joshua se detuvo en el umbral de la puerta y observó al gran artefacto que simulaba a una araña. Suspiró con cierto nerviosismo, algo no muy común en él.
—¡Guau!... ¿Entonces ya está todo listo?
—Hola, Joshua... Sí, ya está casi casi. —respondió sin girarse. Una mesa grande, llena de papeles y unos hologramas del cerebro y las zonas en cuestión, lo mantenían ocupado.
Hubo silencio.
—Nico, venía a disculparme. —dijo al fin.
—¿Te envió Julie?
—No exactamente, pero me hizo entender que actué como imbécil ayer.
—¿Por qué no confiaste en mí? —inquirió esta vez, giró en la silla y lo miró a los ojos.
—No lo sé... tengo en la cabeza mil cosas desde que viajé al pasado.
—¿Qué ocurrió entre tú y Edmundo? —se levantó y rodó otra silla con rodachines para que él se sentara cerca.
—Descubrí que mi padre, no fue cómo creía... y no solo él. Nuestra familia a través del tiempo no ha sido buena. Egoísmo, muerte, exilio... No lo sé, Nico... casi vuelvo mierda todo. —se detuvo un momento y suspiró agachando la cabeza—. Los iba a salvar, pero ellos se negaron.
Nicolas se quedó en silencio. En realidad, no porque quisiera, sino que no se le ocurría nada. No había una respuesta apropiada, lo mejor era esperar a que terminara de soltar lo que llevaba dentro y que preguntara algo al respecto.
—Fui egoísta. No, soy un egoísta. —continuó Joshua negando con la cabeza—. No me importaba nuestro futuro, los animales, la humanidad... sentía como si no me importara Julie y los niños... —su voz empezaba a quebrarse con cada sílaba—. Y yo los amo. Los quiero como a nada. Pero como extraño a mis padres...
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La Aventura que Nunca Viví | [Novela]
Ciencia FicciónEn 2019, Nicolas Tamàro, un joven temeroso e inseguro atrapado en la agobiante monotonía de su vida, recibe cartas de Joshua, un enigmático viajero del tiempo del año 2175. Joshua revela conocer cada detalle de la vida de Nicolas y le encomienda una...