Capítulo 22

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Mónica

La torpeza es parte de mi alma

Sí, eso pensé cuando me tropecé en el último escalón de la escalera haciendo que casi me cayera de boca al suelo.

Que buena manera de empezar el día, hija

¿Y tú que haces despierta tan temprano Pepito?

Hoy tengo ganas de molestar yuju

¡Ay no!

Camine hacia la cocina con más sueño que vida a ver si Conchita me podía dar algo para desayunar y también para verla, esa señora era como mi madre, siempre había estado ahí para mí, me había cuidado cuando me enfermaba de pequeña, ella era la que iba a mis actividades del colegio, la que me había ayudado con mis deberes y la que jugaba conmigo hasta que me aburriera en las tardes. Al morir mi madre, papá la había contratado principalmente como empleada de la limpieza, pero rápidamente yo me encariñe con ella y mi padre le ofreció ser mi niñera, pero con la condición de que vigilara todos los aspectos de la casa como una ama de llaves y contrató una empresa de limpieza para que se hiciera cargo de las actividades antiguas de Conchita. Ahora que tengo casi 19 años ella sigue trabajando aquí, aunque ya no me cuide y eso es algo por lo que siempre estaré agradecida con mi padre.

Al llegar a la cocina la veo preparando algo comida mientras ve una telenovela en el televisor que hay justo en frente de ella, me acercó por atrás y le tapo los ojos

-¿Quién soy?- pregunto riéndome

-¿La niña Mónica?- le destapo los ojos y se gira hacia mí y me da un fuerte abrazo- ¡Todavía no me creo que estes aquí!

-Pues ya ves- digo sentándome en una silla que hay alrededor de la isla de la cocina.

-Justamente te estaba preparando el desayuno- me dice pasándome un plato con frutas, cereales y unos gofres y le doy las gracias- ¿Cómo te va todo mi niña? ¿Qué tal la universidad? Tú papá me ha dicho que todas tus calificaciones son de 5 ¡Qué bien!

-Pues ahí más o menos, van las cosas y la universidad, pues demasiado agobio, pero no me puedo quejar de mis notas son muy buenas ¿Sabes si Melissa y Marcos se fueron anoche muy tarde?

-Si, el niño Marcos vino a ver si estabas aquí conmigo porque dijeron en la fiesta que te habías sentido mal y te habías ido a descansar, se le veía que estaba preocupado. Le dije que no sabía y al rato todos se fueron a sus dormitorios, él y la señorita Melissa se fueron en taxi- explica- ¿Pasó algo que te hizo irte de la fiesta o solo te sentías mal?

-Fue... un día complicado- digo simplemente y ella entiende rápido que no quiero hablar sobre el tema

-Sabes que puedes confiarme cualquier cosa ¿Verdad? - me dice y se me ablanda el corazón

-Buenos días- escucho la voz de la última persona que quería ver esa mañana- Mónica ¿Podemos hablar?

-No

-No intentes evadir las cosas por una vez en tu vida Mónica- dice Michael y me giro para fulminarlo con la mirada

Sabes que en este momento él tiene la razón

¿En qué momento tú me darás la razón?

Nunca, estoy aquí para molestarte no para caerte bien

-Vale salgamos allá afuera hablar-le digo y me giro nuevamente hacia Conchita- En un rato paso por aquí para despedirme antes de irnos

En lo que caminábamos solos hacia el jardín la tensión se instaló entre nosotros de una manera brutal, podía sentir mi corazón cabalgar fuertemente en mi pecho, últimamente cuando me encontraba a solas con él me sucedía esto y mis piernas temblaban del nerviosismo que su presencia me provoca, aunque estos momentos sentía una gran ira hacia el por lo sucedido la noche anterior, no podía controlar la gran atracción y los sentimientos que empezaba a sentir, y eso en realidad me acojonaba.

Alma DesorientadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora