008. Me encontré a mi mismo al mirarla a ella

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Podía sentir cómo las emociones de Annabeth, frustración, enojo y molestia seguían creciendo con el pasar de los segundos y la historia de Medusa

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Podía sentir cómo las emociones de Annabeth, frustración, enojo y molestia seguían creciendo con el pasar de los segundos y la historia de Medusa.

Ayax había escuchado una historia un poco distinta, en dónde Medusa jamás se había enamorado de Poseidón y toda la culpa recaía en el Dios del océano que jamás obtuvo el castigo que se mereció.

Estaba parado detrás de la silla de Percy, Grover le pasaba unos cuántos panquecitos dulces que había sobre la mesa pero se abstuvo a observar todo en silencio, detrás del rubio a modo de protección y con la mirada intacta sobre Percy asegurándose de que no quiera mirar a Medusa.

—Eso no es lo que sucedió. Y tú eres una mentirosa. —declaró Annabeth, con una voz más alta de lo que debería.

Frente a él, Percy se tensó, incómodo por la discusión de ambas mujeres. Ayax se aseguró de tranquilizar un poco a Annabeth, ya que de nada les serviría que arruine todo.

Si tan solo me hubiera dejado matar a la furia... Yo no habría fallado, nunca lo hago.

Pero Ayax también sabe, que una profecía pesa en sus hombros y que nada puede hacer para alejarse ya que Percy obtendría las consecuencias de su ausencia.

Al alejarte de la persona que más amas, terminarás consiguiendo que se consuma en cenizas.

Sí... Definitivamente Ayax se quedaría cerca de Percy.

—Algo se está quemando. —dijo Medusa, en un sutil intento por abandonar la conversación—. ¿Me ayudarías en la cocina? Creo que el almuerzo está listo.

No hizo falta mirarla para saber a quién le estaba preguntando, quería llevarse a Percy a la cocina pero Ayax no permitiría que el rubio vaya solo.

Percy asintió, observando unos segundos a Annabeth y notando que ella estaba negando con la cabeza, pero no pareció importarle ya que se puso de pie y comenzó a seguir a Medusa.

Ayax siguió al rubio desde cerca, tragando lo último de un delicioso panquecito de chocolate que Grover le había pasado.

Ayax pasó el dorso de su mano por la boca, observando con curiosidad el momento exacto en que Percy se detuvo y le dedicó una mirada inquisitiva.

—¿Por qué me sigues? No te llamó a tí. —dijo Percy, frunciendo el ceño al ver el rostro de Ayax y acercando una de sus manos a la mejilla del pelinegro para limpiar el chocolate.

Ayax alzó las cejas y bajó su mano, abriéndola y llamando a su hacha que rápidamente volvió hasta él.

—No me llamó a mí, pero no dejaré que estés solo con ella. —dijo Ayax, sintiendo como se sonrojaba cuando Percy se llevó el pulgar a sus labios para lamer el chocolate.

Porqué debes ser tan tierno, no ves que intento odiarte

—¿Vas a protegerme? —bromeó Percy con un poco de diversión, rodando los ojos al ver como Ayax asentía firmemente.

✓WAR OF HEARTS, Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora