012. El que merece un premio al padre del año

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—¿Necesitan algo de ayuda? —repitió Ayax incrédulo, arrojando sus prendas de ropa al suelo y observando la mirada desinteresada que le dedicó su padre—

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—¿Necesitan algo de ayuda? —repitió Ayax incrédulo, arrojando sus prendas de ropa al suelo y observando la mirada desinteresada que le dedicó su padre—. ¿¡En serio!? Qué carajos sucede contigo viejo.

—Hey, cuida ese tono conmigo. —advirtió Ares, pero Ayax no se dejó intimidar, no esta vez, porque lo único en lo que podía pensar era en que había dejado a Percy atrás, después de todos sus intentos por volver hasta él.

—No lo entiendo. —se quejó Ayax, sentándose aún semidesnudo sobre la gran cama en el motel y observando sus propias manos, antes con raspones y ahora completamente curadas—.  ¿Por qué tenías que irme a buscar como si fuera un maldito niño?

—¡Eres un niño y hasta dónde sé estás muy maldito! Así que ya cierra la boca. —gritó Ares, aún desde su lugar sobre el sillón a un par de metros de él, con su atención puesta en el teléfono en sus manos.

Ayax, quién aún seguía mirando la puerta del baño con todas las intenciones de bañarse pero sin ir demasiado lejos, no pudo evitar rodar los ojos con cansancio ante los gritos de su padre.

Habían pasado al menos dos horas desde que su padre se lo llevó y aún Ayax seguía sin comprender hasta que punto podía llegar a desafiarlo, nunca conoció el límite ya que siempre obedeció pero esta vez... Ayax no tiene muchas intenciones de hacerlo.

No cuando tengo que volver con Percy y siento que es una necesidad hacerlo.

—¿No vendrá Afrodita? —preguntó Ayax después de un rato, su padre guardó silencio aún sin prestarle demasiada atención.

Ayax extendió ambas piernas en la cama, observando cómo la herida que horas antes Grover había vendado tan suavemente estaban ahora completamente destrozadas pero al menos la herida se encontraba curada, cómo si nada hubiera ocurrido, ni siquiera una pequeña cicatriz, al igual que en su brazo.

—Anoche tuvimos que salir muy apurados, fuimos por caminos distintos y no sé a que hora vendrá. —dijo su padre, finalmente volteando a verlo—. Y por si aún no lo has notado, no volverás a esa misión, así que deja de estar tan ansioso que apestas hasta aquí.

—Siempre podrías intentar ayudarme... como antes. —replicó Ayax, recordando cómo su padre siempre le quitaba el estrés o el nerviosismo para que pueda enfocarse en las peleas.

—Prefiero no perder mi tiempo.

Ayax apretó con fuerza sus dientes, chocando entre sí y sintiendo el conocido sabor de la sangre en su boca al raspar una de sus mejillas internas sin cuidado.

Guardó silencio, porque sabe que es lo que le conviene, los arranques de gritos nunca funcionaban con su padre y él siempre terminaría ganando, era una partida perdida que aún no había comenzado.

Así que en cambio, Ayax se movió hasta el baño, cerrando la puerta con el golpe más fuerte que logró darle, escuchando cómo los engranajes temblaron un poco pero sin darle importancia.

✓WAR OF HEARTS, Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora