Laki

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El golpe de Yuto llegó con una fuerza devastadora, y un dolor agudo atravesó el cuerpo de Amaya. Por un momento, todo se volvió negro a su alrededor, y la conciencia se desvaneció lentamente. La oscuridad la envolvió, y el mundo se desvaneció en silencio.

En ese estado de inconsciencia, Amaya no pudo sentir ni pensar nada más. El dolor se desvaneció en la oscuridad, y la sensación de tiempo y espacio se desdibujó en la nada.

Con lentitud, Amaya fue recobrando la conciencia, sintiendo una sensación de peso en su cuerpo y una especie de niebla en su mente. Aunque no podía abrir los ojos, percibía vagamente los sonidos lejanos a su alrededor, como si estuviera emergiendo de un sueño profundo.

El miedo se apoderó de su corazón mientras se preguntaba si había cruzado al otro lado, si estaba muerta. Sin embargo, la sensación de su propio cuerpo aún presente la llevó a descartar esa idea. Estaba débil, pero seguía viva.

Con un esfuerzo, intentó mover los dedos de las manos, pero apenas logró moverlos. La debilidad la abrumaba, pero la determinación se encendió en su interior. Si seguía viva, tenía que encontrar una manera de salir de esa oscuridad y averiguar qué había pasado.

Con cada respiración, con cada latido de su corazón, Amaya luchaba por recuperar fuerzas y salir del abismo en el que se encontraba.

La sensación de ser arrastrada por un corredor infinito envolvía a Amaya mientras luchaba por recobrar la plena conciencia. Los sonidos distantes se desvanecían lentamente, dejando un silencio abrumador a su alrededor. En ese vacío, los pensamientos se agolpaban en su mente, recordándole los eventos que la habían llevado a ese estado.

¿Dónde estaba Sukuna? ¿Qué había sucedido después del ataque de Yuto? ¿Estaba sola en ese abismo oscuro?

El repentino golpe contra el suelo sacudió a Amaya, enviando oleadas de dolor a través de su cuerpo. Un gemido escapó de sus labios mientras se retorcía en agonía, luchando por mantenerse consciente. Cada centímetro de su ser parecía vibrar con la intensidad del dolor, y cada respiración se volvía un desafío en medio de la oscuridad abrumadora.

Con determinación, Amaya luchó contra el dolor, concentrándose en cada respiración, en cada latido de su corazón, en cada pensamiento que la conectaba con la realidad.

El sonido de la puerta de metal cerrándose resonó en la oscuridad, dejando a Amaya con una sensación de abandono y desamparo. Los pasos que se alejaban parecían alejarse cada vez más, sumiendo a Amaya en un silencio ensordecedor.

A pesar de su debilidad, Amaya luchó por mantener la conciencia, su mente girando en una neblina de dolor y confusión. ¿Dónde estaba? ¿Quién la había dejado allí? Las preguntas se agolpaban en su mente, pero las respuestas parecían esquivas en medio de la oscuridad abrumadora.

Con un esfuerzo, intentó moverse, pero el dolor que la consumía la dejó paralizada en su lugar. La incertidumbre y el miedo se apoderaban de ella mientras luchaba por comprender su situación y encontrar una salida de aquel oscuro y solitario lugar.

–¿Es una humana?–preguntó una voz distorsionada

Esto soprendio a Amaya no se encontraba sola en este calabozo.

–No parece una humana... ¿Qué hacemos con ella?–se escuchó la voz, cargada de preocupación y un toque de temor.

Amaya, sintiéndose aún más intranquila

–Por favor, necesito respuestas. ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí?–preguntó, esperando desesperadamente obtener alguna pista sobre su situación.

–Estás en el peor lugar para una maldición, pequeña–habló una voz más femenina

La respuesta resonó en la oscuridad, envolviendo a Amaya en un escalofrío de temor.

Luck | R.Sukuna |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora