Mientras el tiempo pasaba y la conversación continuaba entre risas y complicidad, ambos se encontraron cada vez más cerca uno del otro, compartiendo confidencias y risas bajo el manto estrellado.
De repente, en un momento de silencio cómplice, sus miradas se encontraron, y un sentimiento inexplicable llenó el aire entre ellos.
En ese momento de silencio cómplice, Amaya sintió cómo la tensión entre ellos aumentaba, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. Cuando las miradas se encontraron, un palpitar acelerado invadió su pecho, y supo que algo estaba a punto de suceder.
Sin embargo, fue Sukuna quien dio el primer paso, atrayéndola hacia sí con delicadeza hasta que estuvo sentada sobre él. El roce de sus cuerpos envió un escalofrío a través de ella, pero no retrocedió. En cambio, se dejó llevar por el momento, dejando que la atracción entre ellos guiara sus acciones.
Sin pensarlo dos veces, Sukuna se inclinó lentamente hacia ella, su rostro cada vez más cerca del de ella.
Cuando los labios de Sukuna encontraron los suyos en un beso suave pero lleno de alegría, Amaya sintió como si el mundo se detuviera. El calor de su aliento, la presión de sus labios, todo se fusionó en una explosión de sensaciones que la dejó sin aliento.
El beso fue suave pero lleno de pasión, como si ambos estuvieran dejando salir emociones que habían estado guardadas durante mucho tiempo.
Cuando finalmente se separaron, quedaron mirándose el uno al otro, sus corazones latiendo al unísono en un silencioso entendimiento. En ese momento, ella supo que algo había cambiado entre ellos, algo que iba más allá de las palabras y las acciones, algo que los uniría de una manera especial para siempre.
–Idiota–murmuró ella con un tono suave, pero había una sonrisa traviesa en sus labios, indicando que no lo decía en serio. Era más bien una expresión de cariño y complicidad, un reconocimiento tácito de que lo que acababan de compartir había sido algo especial.
Sukuna sonrió ante el comentario de Amaya, notando la complicidad en su mirada.
–Tal vez soy un idiota, pero al menos soy tu idiota–respondió con una sonrisa juguetona, sus ojos brillando con una chispa traviesa.
Amaya rió suavemente ante su respuesta, sintiéndose cómoda y feliz en su presencia. Se recostó ligeramente sobre él, disfrutando del calor de su cercanía y la tranquilidad de la noche estrellada.
–Supongo que no podría pedir un mejor idiota–comentó con una sonrisa, su tono lleno de afecto y complicidad.
Sukuna acarició suavemente su cabello, dejando que sus dedos se deslizaran con ternura por los mechones suaves.
–Entonces, ¿qué haremos ahora?–preguntó, su voz llena de curiosidad y anticipación.
Amaya se quedó pensativa por un momento, disfrutando del momento presente y la compañía de Sukuna.
–No lo sé. Pero supongo que mientras estemos juntos, todo estará bien–respondió finalmente con sinceridad
Sukuna asintió, su corazón lleno de gratitud y felicidad por tenerla a su lado.
–Entonces, estemos juntos–dijo suavemente, antes de inclinarse para besarla de nuevo, sellando su promesa en un gesto lleno de ternura y amor.
Mientras estaban sumidos en el beso, un repentino crujido proveniente de la madera cercana los sacó abruptamente de su intimidad. Sobresaltados, ambos separaron y se miraron el uno al otro con sorpresa, antes de girar sus cabezas hacia donde vino el sonido.
La figura se acercó, revelando a Noritoshi, quien emergió del pasillo con cautela, sosteniendo un pedazo de pastel en una mano y una expresión nerviosa en el rostro al percatarse de la escena frente a él.
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Luck | R.Sukuna |
FanficUna recién nacida maldicion se encuentra en un mundo de cambios para ella. Se encuentra con un tal Rey acaso la ayudara o empeorará las cosas