Luck | R.Sukuna |

불행

El momento entre ambos fue interrumpido por una voz familiar que se escuchó desde la distancia.

-¡Vaya, vaya, miren a los tortolitos! -bromeó Satoru mientras se acercaba con su característica sonrisa traviesa y las manos en los bolsillos.

Sukuna frunció el ceño, claramente molesto por la interrupción, mientras que Amaya, aunque sorprendida, no pudo evitar soltar una pequeña risa al ver la expresión de Gojo.

-¿Qué quieres ahora, Gojo? -preguntó Sukuna, su tono protector hacia ella.

Gojo levantó las manos en señal de paz, su sonrisa ensanchándose aún más.

-Tranquilo, solo vine a hacerle unas preguntas-dijo con tono despreocupado-. Pero no pude evitar notar que estaban teniendo un momento... ¿íntimo?

Amaya sintió un leve rubor en sus mejillas, pero mantuvo su compostura, dirigiendo una mirada firme a Gojo.

-Siempre tienes un sentido del humor tan inoportuno, Gojo -replicó con un tono ligeramente sarcástico, tratando de desviar la atención del momento que acababa de compartir con Sukuna.

Sukuna, aún molesto, no dejó de observar a Gojo con desconfianza.

-¿Qué preguntas tienes para ella? -preguntó, su voz adoptando un tono protector.

El hechicero bajó las manos y se puso serio, aunque la chispa de diversión seguía presente en sus ojos.

-Es solo una formalidad -explicó-. Necesito que me cuentes más sobre ti, si es posible.

Amaya parpadeó, sorprendida por la dirección inesperada de la pregunta. No era común que Gojo, conocido por su astucia y su naturaleza enigmática, se interesara en detalles personales de esa manera.

Sukuna, sin embargo, no estaba convencido. Su mirada se endureció mientras se acercaba un poco más a Amaya, como si quisiera interponerse entre ella y Gojo.

-¿Sobre ella? -repitió Sukuna, su voz baja y peligrosa-. ¿Por qué te interesa?

Gojo mantuvo su sonrisa, aunque su tono se volvió más serio.

-No te preocupes, Sukuna. No es nada que la ponga en peligro -aseguró, cruzando los brazos-. Es solo que en el Consejo han surgido algunas preguntas sobre su origen y... habilidades. Ya sabes cómo son. Siempre quieren saber más sobre aquellos que consideran especiales.

Amaya frunció el ceño, sintiéndose incómoda bajo la mirada escrutadora de Gojo.

-¿Y por qué ahora? -preguntó ella, su voz suave pero firme-. He estado aquí bastante tiempo.

Gojo se encogió de hombros.

-Supongo que alguien empezó a hacer preguntas en el momento equivocado -respondió él con un aire despreocupado-. Solo quiero asegurarme de que tengas la oportunidad de contar tu propia historia, antes de que los rumores se conviertan en problemas.

Sukuna soltó un bufido, claramente irritado.

-Si tienes algo que decir sobre Amaya, dilo ahora. No necesitamos que el Consejo de ancianos se meta en nuestras vidas más de lo necesario.

Amaya, aunque agradecida por la protección de Sukuna, sintió que era mejor abordar la situación directamente.

-Está bien, Sukuna -dijo, colocando una mano suavemente en su brazo para calmarlo-. No tengo nada que esconder. Podemos hablar de lo que sea necesario, Gojo.

Gojo asintió, con una mirada que parecía evaluar la dinámica entre ellos.

-Gracias, Amaya. No será nada largo -aseguró-. Solo quiero entender un poco más sobre tus habilidades y tu origen.