Sukuna pensó que ya estaba lista, así que empezaron la busqueda de la abuela Gojo. Ella con emoción salió de la casa y siguió a Sukuna a un paso lento, ambos estaban en silencio pero uno tranquilo, ella antes de irse agarró su libro favorito y lo llevaba en sus manos. Ambos caminaron y caminaron hasta llegar al primer pueblo. Sukuna se quedó a lo lejos, mientras ella buscaba alguna pista de donde podría estar Gojo. Aún así él nunca la perdió de vista, no iba a permitir que se la llevarán de vuelta. Fueron pueblo en pueblo, tienda en tienda, taberna en taberna. Pero nada, nadie vio a una anciana con sus características. Así fueron en pueblo en pueblo. Pero parecía que se había esfumado como una gota de agua.
Hasta que a la distancia, pudo sentir un poco de su energia. Emocionada apresuró el paso, para Sukuna seguirla. A unos kilómetros se encontraba una cuidad.
–¿Acaso estará allá?–preguntó ella mientras apoyaba su libro en su pecho y lo presionaba
–Puede ser o tal vez paso por aqui–habló él. Ella asintió y ambos se dirigieron hacia la cuidad. Esta estaba bastante concurrida y lleno de locales y tiendas.
–Hola–Interrumpió a uno de una tienda–¿a visto a una anciana de esta altura y con ambos ojos vendados?–prosiguió con más características.
–¿Una anciana?–preguntó confuso el de la tienda.–No, no vi ninguna anciana hace tiempo, los únicos que vienen son extranjeros–habló él
–Ohh gracias–habló ella y hizo una reverencia. Intento comunicarse con algunos más pero la mayoría no la veian. Aunque la que más la veian eran niños y alguna otra maldición de grado bajo que se alimentaba de otras personas. Caminando por la cuidad, se encontró con una pequeña humana la cual estaba llorando desconsoladamente. Esto le partió el alma y se acercó para ayudarla.
–¿Te encuentras bien pequeña?–habló la maldición hacia la chica humana.
–Mi gato....mi..mi gato, no se donde esta, hace días que lo busco pero no lo encuentro–habló ella con tristeza. Amaya se mordió la lengua antes de responder.
–Tranquila, ya va a aparecer–habló palmeandole la espalda
–¿Me me ayudarías a buscarlo?¿Por favor señorita?–habló la humana
–Yo...yo–dudó en responder y fijo su mirada hacia el callejón. Allí se encontraba el rey con ambos brazos cruzados. Este le negó y hizo un gesto de desagradó hacia la joven humana. Amaya suspiró y asiento a la pequeña. Tendría una edad de unos 7 años por su altura.
–Estoy segura que lo encontraremos–habló ella. –Dime ¿de que color es?–así la joven le dio las características del gato perdido.
...
–Esto es inútil–habló molestó Sukuna cual se sumó a la búsqueda.–Porque aceptas algo que sabes que no va a aparecer–habló mientras levantó una piedra
–No podía decirle que no–habló ella mientras se agachaba y miraba debajo de un banco.
–Debe estar más muerto ese puto animal–habló furioso por gastar su tiempo en algo tan insignificante.
–No digas eso–dirijo su mirada hacia él mientras continuaba buscando
–No digas eso–repitió con burla
–Hey–habló molesta
–Hey–repitió él
–Basta–rechistó
–Basta–rechistó con su mismo tono
–Sukunaaa–replicó con enojó
–¿Que mierda quieres, mocosa?–habló irritado
–Solo déja de imitarme–ordenó
–Yo hago lo que se me da la gana idio–fue interrumpido
–Miau–sonó desde el callejón, ambos fueron alertados y dejaron atrás la discusión. Allí lo vieron, el gato con esas mismas características que decía la pequeña.
–Ahí esta–anunció ella
–Si, lo veo–contestó
Con prisa intentaron agarrar al gato pero este se les escapaba de su agarre.
–Mierda–insultó al aire
––Maldito infeliz bastardo, si no es por la razón que te tengo que llevar con vida te juro que estarías hecho trizas–gritó con insultos de todas clases
–Quédate quieto, voy a ir lento–habló Amaya a Sukuna
Se acercó poco a poco y ahí yendo para agarrarlo. De un rápido movimiento se acercó más y más hasta que....
...
–Aquí esta–habló ella mientras le extendía el gato a la pequeña
–Lo has encontrado–habló emocionada
La pequeña humana abrazó a su gato con alegría, agradecida por la ayuda de Amaya y Sukuna. Mientras tanto, Sukuna observaba la escena con indiferencia, pero una leve sonrisa se dibujaba en el rostro de Amaya al ver la felicidad de la niña y su mascota.
–Gracias, señorita, gracias, eemm..señor–agradeció la niña emocionada.
–No hay problema, nos alegra haber podido ayudar–respondió Amaya con amabilidad. La niña se fue corriendo con su gato, y Amaya se giró hacia Sukuna.
–A veces, las pequeñas cosas pueden hacer la diferencia–comentó ella.
–Tonterías sentimentales–respondió Sukuna, aunque su tono parecía menos áspero de lo usual.
Continuaron su búsqueda de la abuela Gojo, con la ciudad aún extendiéndose frente a ellos.
Caminaron por las bulliciosas calles de la ciudad, cada paso acercándolos un poco más a la energía que Amaya había sentido anteriormente. Los edificios altos y las luces brillantes rodeaban su camino mientras Sukuna seguía atento, aunque con su característica actitud desinteresada.
Finalmente, llegaron a un área más tranquila de la ciudad, donde las calles estaban menos concurridas. Amaya detuvo su paso y cerró los ojos por un momento, concentrándose en la energía que sentía.
–Está cerca, lo siento–dijo ella, abriendo los ojos y señalando hacia un callejón cercano. Se detuvo en seco viendo hacia una pared.
–Ahí esta–habló ella mientras apuntaba hacia la pared.–Rápido rompela–
Sukuna se acercó a la pared señalada por Amaya con una mirada intrigada. Con un movimiento ágil, sus dedos comenzaron a canalizar su maldición, creando una energía oscura a su alrededor. Con un rugido, la pared se desmoronó, revelando un pasaje oculto detrás de ella.
–¿Cómo supiste que había algo aquí?–preguntó Sukuna con una mezcla de curiosidad.
Amaya sonrió con confianza.
–A veces, solo necesitas confiar en tus instintos y en la conexión con el entorno–respondió ella.
Ambos se adentraron en el pasaje, y a medida que avanzaban, la oscuridad del callejón se transformó en una luz tenue que iluminaba un antiguo pasillo subterráneo. Cada paso resonaba en el silencio, y Sukuna permanecía alerta, sus sentidos agudos captando cualquier indicio de peligro.
–Este lugar tiene una antigua presencia maldita–murmuró Sukuna, evaluando su entorno.
¿Acaso serían capaz de encontrarla o se encontrarían con enemigos en el camino?
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Luck | R.Sukuna |
FanfictionUna recién nacida maldicion se encuentra en un mundo de cambios para ella. Se encuentra con un tal Rey acaso la ayudara o empeorará las cosas