Capítulo 44[ No La Va A Perder]

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Su semblante serio hacia temblar a más de uno que subía a su oficina y ni siquiera eran las 11 de la mañana, era muy pronto para estar molesto por tener su escritorio ligeramente lleno de pedidos para VIP y en realidad no es que estuviera así simplemente por todo el trabajo que se le estaba acumulando, en verdad estaba más molesto con ese desperdicio que fingía ser humano y su asqueroso deseo.

No era tan ingenuo cómo para pensar que Michael no estuviera ya tramando o incluso haciendo algo para obtener a Kyoka, ese sujeto siempre creyó ir por delante de todos en todo momento y hasta cierto punto lo hacía, Izuku había presenciado cómo hacía las cosas, no revelaba nada hasta que estuviera seguro que tenía lo que tenía casi en las manos, lo hacía para enojar más a quien tuviera de rival en ese momento, por lo qué podía decir que en ventaja iba ya perdiendo.

Su reunión con aquel tipo no fue simplemente para amenazarlo y tratar de alejarlo de su pelimorada empleada, también quería ver hasta dónde había llegado aquel sujeto, era común en él que mostrara sus cartas para dar una falsa seguridad a su contrincante y claro no fue muy diferente esta vez.

Pudo ver muy por encima varias fotos de Kyoka saliendo y entrando del templo del cielo, sinceramente Izuku dudaba que no la hubiera seguido desde el tren que toma la chica por lo que también era probable que supiera sobre desde que lugar tomaba la pelimorada su tren, no era seguro pero era bastante probable que supiera, así de loco estaba el asqueroso...

Tenía que tomar todas las medidas para asegurar que la pelimorada estuviera a salvo, iniciaba con desventaja, lo cual no era para nada agradable para él aún así Izuku no era de los que se rendían a pesar de verlo todo perdido, siempre supo salir adelante y esta vez no era para nada diferente.

Lo más sensato sería despedirla y decirle a Nezu y a Eraser y que ellos la protegan pero sinceramente dudaba que hubiera protección necesaria para este depredador pervertido además de no poder hacerle eso a Kyoka ahora que se encontraba tan feliz en su empleo. Debía mantener un régimen con ella, tanto de entrada cómo de salida, dejarla lo menos posible sola para evitar que se encontrara de cara con Michael y que haga sus jugarretas para llevarsela.

En el bar podía protegerla bien, pero fuera era más complicado, él no era quien para encerrarla de manera indefinida en lo que Michael perdía el interés, por cómo le habló a Izuku era claro que Kyoka era lo que más deseaba y cómo tal no se iba a detener hasta poseerla, por lo que debería protegerla por siempre...

Izuku- esto es estresante... - se sentó en el suelo mirando la pared analizando que hacer- es mi culpa que ella esté metida en todo esto... - apretó sus puños con fuerza- ese idiota, hará lo posible por llegar a Jiro-san y no quiero dejarla con nadie, no es seguro... - no tenía muchas opciones

Cinder- vaya te ves horrible... - a la oficina llegó la pelirroja admirando el desorden del peliverde- Inko ya me contó lo que sucede, que piensas hacer? - el pecoso suspiró sin muchas ideas

Izuku- no es que pueda ir a la policía y pedir ayuda, él tiene mejores contactos que los míos allí, los héroes están fuera de discusión porque estamos hablando de una estudiante a héroe y no puedo involucrar a nadie de aquí porque el idiota hará cualquier jugada para dañarlas... - soltó con irritación, en verdad estaba en aprietos

Cinder- por lo menos te tienes a ti, me tienes a mi, tienes s tu madre y a tu padre- sonrió al pecoso quien bajó la mirada

Izuku- papá ya tiene muchos problemas del otro lado del mundo cómo para enfocarse aquí... - soltó un suspiro tratando de calmarse- no debo hacerme cargo y debo hacerlo personalmente... - dijo con seriedad

Cinder- le dirás a la pequeña gatito que está en peligro? - el pecoso asintió con seriedad

Izuku- si la entrenó Eraser dudo que entre en pánico a la primera... - la mujer sonrió con orgullo- por el momento desarrollaré la idea que tengo, mientras mantén en orden aquí- tomó su chaqueta del perchero y salió corriendo de la oficina

atrapada en el deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora